La palabra "escoger" tiene una significación e implica un acto que puede producir ambivalencia. Por un lado evoca la libertad, derecho fundamental del ser humano al cual nadie quiere renunciar. Por otra aboca a que si queremos optar a una cosa tenemos que renunciar a las otras. O sea que la libertad tiene sus límites.
Otro aspecto del tema es que hay personas a las cuales los cuesta decidir, o bien no pueden decidir el que querríamos, o no están en condiciones de decidir. Examinamos las tres posibilidades.
1. Las personas que no se ven con corazón de decidir o dudan continuamente entre las posibilidades que tienen o, incluso, no ven estas posibilidades. La libertad de decisión para estas personas se convierte en un suplicio por qué la tienen a su disposición pero no pueden hacer os de ella. De alguna manera esperan o quieren que otro decida por ellas pero con la condición de que acierten el que los irá mejor y los gustará más. Se encuentran en una situación equívoca porque aunque otro tome la decisión si lo aceptan la responsabilidad continuará siendo de ellas. La fantasía acostumbra a ser que siempre hay alguien que sabe más y que no se equivocará pero esto no es cierto porque el que le va bien a un bote no irle bien a otro y solamente un mismo sabe el que quiere y el que necesita.
2. Las que no pueden decidir el que querrían. La libertad tiene muchos límites, uno es que nadie tiene todas las posibilidades, podemos escoger entre las cosas que están a nuestro alcance pero no las que quedan afora. Desear cosas que no se podemos conseguir puede resultar paralizante si la persona se queda en la frustración sin mirar otras oportunidades del suyo cercando.
3. Las que no están en condiciones de escoger. Para poder decidir y hacerlo de la manera más acertada posible se tiene que tener salud psíquica, no escoge igual una persona sana que una neuròtica, no lo hace igual quién conoce las posibilidades reales que quién hace una elección entre opciones imaginarías o fantaseadas. Cada cual puede escoger el que quiera, al que más lo guste, pero nadie tiene que creer que es igual la opción que escoja porque no mujer los mismos resultados escoger una cosa que otra. Por ejemplo un profesional puede abrir su despacho cuando le apetezca y tomarse el tiempo libre que quiera, pero después no puede esperar el mismo éxito que otro que esté ocho horas enteras trabajando cada día. U otro que quiera ser muy culto pero se dedica a leer revistas del corazón y a ver programas televisivos de concursos.
En ocasiones una persona se pregunta, a la cabeza de un tiempo, porque ha escogido una cosa que después no lo ha ido bien. A veces no podemos saber el resultado de nuestras decisiones, pero está claro que decidiendo aunque no seamos totalmente conscientes de hacerlo, en el momento que entramos en una situación o empezamos a hacer algo ya me decidido y más tarde veremos el resultado. Para mirar de escoger bien es conveniente mirar las cosas que se han decidido anteriormente y examinar como nos hemos sentido y los resultados obtenidos así podremos saber el que nos gusta y el que nos conviene. De todas maneras el que se escogió en un momento dado no tiene que ser por siempre jamás porque las personas evolucionamos, los gustos cambian y muchas decisiones no sueño irrevocables. También hay situaciones en que se puede escoger más de una cosa, si estamos dispuesto a salirlas adelante, e ir añadiendo abundancia y valor a la vida.
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