El premio Nacional de Poesía 2008, Joan Margarit, presentó el pasado miércoles a la librería Robafaves su último libro de poemas, Misteriosamente feliz. Por Margarit, este volumen "cierra una trilogía no intencionada", que se inició con Cálculo de estructuras, centrado en el dolor, y siguió con Casa de Misericordia, en que el autor buscaba el consuelo a través de la poesía. Con Misteriosamente feliz el poeta de Sanaüja plantea "si es posible disponer de una pista de despegue para dirigirse hacia la felicidad", explicó.
Joan Margarit estableció un paralelismo entre el triángulo que forman poeta, poema y lector, con el de compositor, partitura e instrumentista. El lector / instrumentista interpreta un poema / partitura ya escrito, y por eso pensar en el lector a la hora de escribir es esencial, si bien "cada cual puede interpretar el poema desde su vertiente, desde su experiencia personal, pero todos los seres humanos tenemos una base común, todos tenemos las mismas sensaciones y sentimientos ante determinados hechos". El poeta se mostró convencido que "todo el mundo está capacidad para leer poesía", a pesar de reconocer que "se tiene que hacer un esfuerzo más grande que, por ejemplo, para leer el diario. Pero de la lectura de un buen poema se sale más ordenado interiormente, y un poema bueno tiene larga vida, no se acaba nunca", concluyó.
El de Sanaüja reclamó que en la escuela no se enseñe sólo técnica, sino también a saber leer y entender tanto poesía como novela: "me hace feredat que la enseñanza nos traiga hacia la ruqueria", exclamó Margarit, que también recitó una veintena de sus poemas.
Joan Margarit estableció un paralelismo entre el triángulo que forman poeta, poema y lector, con el de compositor, partitura e instrumentista. El lector / instrumentista interpreta un poema / partitura ya escrito, y por eso pensar en el lector a la hora de escribir es esencial, si bien "cada cual puede interpretar el poema desde su vertiente, desde su experiencia personal, pero todos los seres humanos tenemos una base común, todos tenemos las mismas sensaciones y sentimientos ante determinados hechos". El poeta se mostró convencido que "todo el mundo está capacidad para leer poesía", a pesar de reconocer que "se tiene que hacer un esfuerzo más grande que, por ejemplo, para leer el diario. Pero de la lectura de un buen poema se sale más ordenado interiormente, y un poema bueno tiene larga vida, no se acaba nunca", concluyó.
El de Sanaüja reclamó que en la escuela no se enseñe sólo técnica, sino también a saber leer y entender tanto poesía como novela: "me hace feredat que la enseñanza nos traiga hacia la ruqueria", exclamó Margarit, que también recitó una veintena de sus poemas.