Bordils era la última parada del Juventud Balonmano Mataró. Allá cogía un tren in-extremes o lo dejaba escapar por siempre jamás, al menos esta temporada. Los mataronins visitaban un rival complicado, mucho en su pista por la presión de una afición que no siempre se puede calificar de ejemplar y por como los árbitros se dejan influenciar, y compitieron como lo han hecho incluso en las derrotas que ha sufrido: hasta el último momento. La derrota por 29-28 deja a seis puntos cuando quedan ocho para disputarse la segunda posición, casi imposible matemáticamente y más después de ver que el Juventud ha perdido el punto de suerte necesario para ganar durante una vuelta entera.
En total, cuatro partidos sin conocer la victoria que han dejado en nada la espectacular vuelta entera sin perder que los había colocado según en la clasificación. El Juventud había hecho una temporada excelsa, pero por detrás vendía un Bordils que lo estaba haciendo igual de bien. La derrota en casa con el Santo Martí Adrianenc fue un aviso. Después se empató con el Palautordera y el Bordils cogió ventaja. El sorpresivo tropiezo con el Sant Esteve Sesrovires en casa ponía las cosas muy complicadas, 4 por los bordilencs y visita a su pista. Ahora son seis los puntos de diferencia y hay la Roca por delante, por el que los amarillo-y-negros dicen adiós al sueño de jugar las fases de ascenso.
Un objetivo no cumplido que no tiene que borrar el hecho que se esté entre los cinco mejores de la categoría dos años después de su ascenso a Primera Estatal, demostrando que volvió a la categoría para quedarse definitivamente. Los mataronins recibirán el próximo sábado el Esplugues, un rival de la parte baja, tercero por la cola, ante el que se puede recuperar el camino del triunfo e intentar acabar la temporada con el buen sabor de boca que se ha tenido durante gran parte de esta.
En total, cuatro partidos sin conocer la victoria que han dejado en nada la espectacular vuelta entera sin perder que los había colocado según en la clasificación. El Juventud había hecho una temporada excelsa, pero por detrás vendía un Bordils que lo estaba haciendo igual de bien. La derrota en casa con el Santo Martí Adrianenc fue un aviso. Después se empató con el Palautordera y el Bordils cogió ventaja. El sorpresivo tropiezo con el Sant Esteve Sesrovires en casa ponía las cosas muy complicadas, 4 por los bordilencs y visita a su pista. Ahora son seis los puntos de diferencia y hay la Roca por delante, por el que los amarillo-y-negros dicen adiós al sueño de jugar las fases de ascenso.
Un objetivo no cumplido que no tiene que borrar el hecho que se esté entre los cinco mejores de la categoría dos años después de su ascenso a Primera Estatal, demostrando que volvió a la categoría para quedarse definitivamente. Los mataronins recibirán el próximo sábado el Esplugues, un rival de la parte baja, tercero por la cola, ante el que se puede recuperar el camino del triunfo e intentar acabar la temporada con el buen sabor de boca que se ha tenido durante gran parte de esta.