El CE Mataró dijo adiós a nueve jornadas invicto como equipo visitando en un partido en el que el árbitro se convirtió en el principal protagonista con decisiones esperpénticas que dieron aire en el Castelldefels, necesidad de puntos por la amenaza del descenso. El gol de Callicó fue contrarrestat en la segunda parte por dos expulsiones que sólo el colegiado del partido supo ver y dos goles de los locales, que con 39 puntos se escapan, de momento, de la zona peligrosa de la mesa. Los amarillo-y-negros, por el contrario, siguen sextos con 55 puntos, lejos del Vilanova y con el Santboià un punto por debajo.
El partido empezó con el Castelldefels trayendo la iniciativa del partido, puesto que de los dos equipos es quienes más se jugaba en la jornada avanzada al sábado debido al horario de verano de muchos equipos de Tercera. Los locales avisaban con aproximacións que no acababan de hacer peligrar la portería de Miguel Àngel. Aún así, Cebri avisó con una buena jugada que no acabó con gol por poco. En un contraataque, fue el CE Mataró el que sacó petróleo de un bagaje ofensivo mucho mins. Una gran combinación entre Molina y Callicó acabó con el gol del segundo, que significaba el 0-1 sobre la media hora de partido. Poco después llegaría la jugada desafortunada del partido. Un choque entre Sauras y Víctor Duran acabó con los dos jugadores hospitalizados (con bastantes puntos de sutura a la cabeza por cada uno) y una reestructuración defensiva que ofreció una pareja de centrales inédita en todo el año: Nando y Rangel. Antes del descanso, el portero amarillo-y-negro paró una llegada de los locales, y la jugada acabó abortada con la intervención de Kiku, que rechazó el rebote de Miguel Àngel.
En la reanudación el árbitro se convirtió en el protagonismo del partido. Cinco faltas bastante claras a favor de los amarillo-y-negros en el inicio de la segunda parte no fueron señaladas por el colegiado. Estas fueron el preludio a la jugada clave del partido: Un roce muy cerca entre Rangel y un delantero local acabó con la pena máxima del central mataroní. Un penalti dudoso que el árbitro convirtió en claro y al que le añadió una excesiva tarjeta roja. Rúa empataba el partido. Los mataronins intentaron salir adelante, pero a la siguiente jugada el árbitro le cortó las alas definitivamente. Una falta de Nando el colegiado la señaló de Altuna, con la consecuente segunda tarjeta amarilla y por lo tanto, la expulsión del jugador amarillo-y-negro. En un alboroto dentro del área, Puchi consiguió el 2-1 ante un CE Mataró desconcertado por los hechos. Con este resultado los mataronins no bajaron los brazos y disfrutaron de varias ocasiones para llevarse al menos un punto de los Cañaverales de Castelldefels. La ocasión más clara del partido corrió a cargo del joven Àlex, pero este no tuvo el día. Después de plantarse solo ante el portero local, el joven jugador salido del plantel amarillo-y-negro envió su chut demasiado alto. A poco por el final todavía habría tiempo por una nueva jugada desafortunada: Molina se lesionó en el último choque del partido y se le ha encontrado un esguince de tobillo.
El partido empezó con el Castelldefels trayendo la iniciativa del partido, puesto que de los dos equipos es quienes más se jugaba en la jornada avanzada al sábado debido al horario de verano de muchos equipos de Tercera. Los locales avisaban con aproximacións que no acababan de hacer peligrar la portería de Miguel Àngel. Aún así, Cebri avisó con una buena jugada que no acabó con gol por poco. En un contraataque, fue el CE Mataró el que sacó petróleo de un bagaje ofensivo mucho mins. Una gran combinación entre Molina y Callicó acabó con el gol del segundo, que significaba el 0-1 sobre la media hora de partido. Poco después llegaría la jugada desafortunada del partido. Un choque entre Sauras y Víctor Duran acabó con los dos jugadores hospitalizados (con bastantes puntos de sutura a la cabeza por cada uno) y una reestructuración defensiva que ofreció una pareja de centrales inédita en todo el año: Nando y Rangel. Antes del descanso, el portero amarillo-y-negro paró una llegada de los locales, y la jugada acabó abortada con la intervención de Kiku, que rechazó el rebote de Miguel Àngel.
En la reanudación el árbitro se convirtió en el protagonismo del partido. Cinco faltas bastante claras a favor de los amarillo-y-negros en el inicio de la segunda parte no fueron señaladas por el colegiado. Estas fueron el preludio a la jugada clave del partido: Un roce muy cerca entre Rangel y un delantero local acabó con la pena máxima del central mataroní. Un penalti dudoso que el árbitro convirtió en claro y al que le añadió una excesiva tarjeta roja. Rúa empataba el partido. Los mataronins intentaron salir adelante, pero a la siguiente jugada el árbitro le cortó las alas definitivamente. Una falta de Nando el colegiado la señaló de Altuna, con la consecuente segunda tarjeta amarilla y por lo tanto, la expulsión del jugador amarillo-y-negro. En un alboroto dentro del área, Puchi consiguió el 2-1 ante un CE Mataró desconcertado por los hechos. Con este resultado los mataronins no bajaron los brazos y disfrutaron de varias ocasiones para llevarse al menos un punto de los Cañaverales de Castelldefels. La ocasión más clara del partido corrió a cargo del joven Àlex, pero este no tuvo el día. Después de plantarse solo ante el portero local, el joven jugador salido del plantel amarillo-y-negro envió su chut demasiado alto. A poco por el final todavía habría tiempo por una nueva jugada desafortunada: Molina se lesionó en el último choque del partido y se le ha encontrado un esguince de tobillo.