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Marc Mayola

El CE Mataró, un club en crisis permanente

Mal gestionado, con poca base social, casi sin patrocinios y con guerras internas, el principal club de fútbol de la ciudad no levanta el vol

La guerra abierta entre el CE Mataró EF y la antigua Sociedad Anónima Deportiva pone de manifiesto la crisis, casi permanente, en la cual vive el principal club de fútbol de la ciudad. Como mínimo durante la última década, la paz social es un concepto prácticamente desconocido por el Club Deportivo Mataró.  La entidad futbolística más representativa de la ciudad compite actualmente a la Segunda División Catalana, y su techo histórico es la Segunda División B. Pero la Tercera División y las categorías regionales han sido, por norma general, los marcos competitivos del Mataró. Hay numerosos ejemplos de pueblos y ciudades que, con menos peso específico y potencial que Mataró, tienen sus equipos compitiendo a categorías más altas. El CE Mataró nunca ha accedido al fútbol profesional. Por qué?

Mataró cuenta con una quincena de clubes y una base social fuerte en este sentido. El fútbol es, con diferencia, el deporte más practicado en la ciudad. El fútbol base del CE Mataró, pero también lo otros clubes, como el Juventus o el Cereza, tienen un reconocimiento importante. La proximidad con Barcelona no sirve de argumento. Kiku Rimblas, uno de los capitanes del CE Mataró en su época dorada, apunta que "esto es un handicap que se ha convertido en excusa. Es bueno que venga el Barça a buscar jugadores del Mataró. Tú tienes que ser consciente que esto prestigia el fútbol base de tu club y ser inteligente. Aquí veíamos Guillermo Amor (hasta ahora responsable del fútbol base del Barça) como el enemigo que vendía a robarte jugadores, y esto no puede ser."

Caïnisme entre clubes
Jordi Rabassa, histórico narrador de los partidos del CE Mataró a la televisión y radio local, considera que "nos tenemos que comparar con ciudad similares. Sabadell, Terrassa, Santa Coloma de Gramenet o el Hospitalet, tienen sus equipos compitiendo a tenedores de categorías más altas." El Sabadell, por ejemplo, oscila de la 2a a la 3a División. El periodista cita "el caïnisme entre los clubes de fútbol de la ciudad." La política de buena concordia "sólo se recuperó durante la presidencia de Albert Gibert. El pacto entre Gonzalo y Torrejón (Fundación Privada Deportiva Mataró), por ejemplo, fue el abrazo del oso y acabó con la desaparición del Cerdanyola", históricamente el segundo equipo de la ciudad. Rabassa también apunta la carencia de espaldarazo del tejido empresarial de Mataró; "No ha habido nunca ninguna empresa mataronina fuerte que haya apostado por el Mataró" Finalmente, Rabassa desautoriza aquellos que se quejan de una supuesta carencia de apoyo por parte del gobierno local. "El Ayuntamiento tiene que tener otras prioridades. En caso de invertir, tiene que ser en instalaciones y deporte base, pero no para sustentar un equipo profesional o semi profesional."

También es de esta opinión el regidor de deportes del anterior equipo de gobierno, y firmante del Pacto por el Fútbol, Ivan Pera. Cree que "el Ayuntamiento tiene que ayudar los clubes, pero a nivel estructural. No se tiene que preocupar tanto por el primer equipo, sino por el conjunto del club. A nivel de instalaciones, es donde hacen falta las inversiones más fuertes."

Más base social
"El club tiene que conseguir más base social" apunta el actual regidor socialista, si quiere aspirar a categorías más altas. En relación al papel del consistorio, Kiku Rimblas añade que el Ayuntamiento tendría que actuar "como mediador de los problemas existentes entre la directiva actual y la antigua Sociedad Anónima Deportiva." Rimblas tiene claro que la mediocridad y  "mala gestión de Paco Gonzalo ha conducido el club a la situación actual. Su gestión ha sido desastrosa y de muy mala fe. Ha convertido el club en su cortijo particular para hacer negocio."

La muerte de Albert Gibert (presidente hasta diciembre del 2013), marca que el Mataró no pueda ir más arriba. "Él había recuperado el consenso, la buena relación con los otros clubes de la ciudad. El Mataró volvía a ser un club, pero después de su muerte llega un vacío de poder, y ahora vuelve a aparecer Gonzalo. Parecía que habíamos salido de un pasado oscuro y tenebroso, pero nos volvemos a adentrar." Rabassa incide en este punto remarcando que "Albert Gibert, y también Francesc Rimblas, tenían carisma y poder de consenso. Aglutinaron gente y estaban haciendo una gran tarea. El Mataró ha tenido mucha mala suerte en este sentido."

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