La situación a la UD Cerdanyola es insostenible. Los gestores que se tenían que encargar de intentar hacer que el equipo rutllés, con Juanjo Calduch al frente, han decidido echar la toalla. Después de hablarlo y buscar soluciones, es inviable continuar. Así lo han acordado, puesto que tal y cómo explica Calduch, el equipo estaba jugando con fichas no validadas. "Si hubiera alguna lesión grave o algún contratiempo tendríamos problemas". Esto se debe de a que el equipo diez más de 2.000 euros a la Federación y, por lo tanto, no puede dar altas. Y siendo filial del CE Mataró, el dinero no sobran precisamente. Además, hay polémica a la vista. Algunos jugadores fueron al Municipal de Mataró para buscar respuestas. Salvador Segrera, director deportivo, los comentó que ellos habían entregado unos papeles a gente "del barrio" para gestionar el equipo. Cosa que desmiente Calduch, quien recuerda que el club "no es nuestro" y que sólo "lo estábamos gestionando". "Tenemos la sensación que nos lo han dado pensante que han encontrado unos tontos para ponerlos delante y si la cosa falla, la culpa será nuestro". Si el equipo no juega este fin de semana, todo hace prever que así sea, el descenso a Tercera Territorial a los despachos será irremediable.
Una situación triste, teniendo en cuenta que el 1993 la UD Cerdanyola se encontraba como referencia absoluta del fútbol mataroní. El CE Mataró luchaba en categorías territoriales y el equipo del histórico barrio de la ciudad estaba a Tercera División. Cuatro años de gloria por un conjunto que vivía en medio del verde de los billetes de su presidente. En pleno 2009, el equipo es colista de la Segunda Territorial con -3 puntos. No hay base, absorbida por la Fundación Deportiva Mataró, y se empiezan a hacer quinielas para saber cuando se retirarán de la competición. El poco trabajo de la base, problemas económicos con impagos de parte de patrocinadores, presidentes que venden y marchan y la desafección del barrio han ido desgastando un club que fue respetado a nivel catalán.
Paco Cortés, coordinador de la base en la época gloriosa de la Cerdanyola, explica que se vivía una situación "totalmente irreal". El equipo había logrado dos ascensos consecutivos desde Preferente y se echó cuatro años a Tercera División a partir de 1993. "Era surrealista, vivíamos del dinero de un señor que los podría haber puesto a cualquiera otro lugar y que estaba por encima del que el barrio podía aspirar", asegura Cortés. Bartolomé Benítez, pero, no invirtió en la base. " había buenos jugadores pero no se cuidaron porque no hacía falta, el dinero por el primer equipo". Y cuando se descendió, marchó por "falta de ilusión".
Los mataronins bajaron a Preferente en dos temporadas, pero después vino una época de tranquilo•litat a la Primera Catalana. Benítez volvió, este golpe sin dinero, y cuando se acercaba el descenso el 25 de mayo de 2003, va fugar-se al ver que la apuesta deportiva no había funcionado como la apuesta del talonario. "Entonces entró el principal patrocinador como presidente, pero ya no había confianza de parte del barrio y la base empezó a caer en picado debido de al poco trabajo", asegura Cortés. El descenso acompañaría los peores años de los mataronins, que sufrieron una estafa inmobiliaria.
Hacia abajo y sin frenos
Aniceto Torrejón mantuvo el equipo en el fútbol territorial mientras el CE Mataró estaba a tercera. En diez años las vuelves habían cambiado. Aniceto sufrió problemas como la carencia de dinero debido a la estafa del principal patrocinador o el alta morosidad de las familias, que provocaba que no hubiera líquiditat al club. De aspirante a Catalana se bajó a Primera Territorial. Y con el club sin demasiado social y la base a la deriva, la salida de la entidad con 42 años de historia fue fusionarse con el CE Mataró.
Un error que mató la relación con el barrio: se dejó de jugar con los colores propios excepto el primer equipo (el equipació por la base de la Fundación era los colores de la bandera de Mataró). Los niños marcharon en masa a otros clubes, sobre todo Argentona. Juanjo Calduch, secretario y gestor del primer equipo cuando Aniceto marchó al poco de la firma con la Fundación, cruz que era un gran "error". Y a partir de aquí ha intentado arrancar el equipo de la Fundación. Imposible, ya Lluís Sardà anunció que contaba "con la Cerdanyola como filial del CE Mataró". Calduch querría volver el equipo al barrio, pero hay cláusulas de penalización y a los amarillo-y-negros no los interesa. A pesar de todo. Y el Camino del Medio, suyo de la base de los amarillos, actualmente no tiene ni un equipo de la Fundación entrenando. Ahora, finalmente, Calduch y Torrejón han preferido echar la toalla después de ver como sólo ha habido palos a las ruedas.
Una situación triste, teniendo en cuenta que el 1993 la UD Cerdanyola se encontraba como referencia absoluta del fútbol mataroní. El CE Mataró luchaba en categorías territoriales y el equipo del histórico barrio de la ciudad estaba a Tercera División. Cuatro años de gloria por un conjunto que vivía en medio del verde de los billetes de su presidente. En pleno 2009, el equipo es colista de la Segunda Territorial con -3 puntos. No hay base, absorbida por la Fundación Deportiva Mataró, y se empiezan a hacer quinielas para saber cuando se retirarán de la competición. El poco trabajo de la base, problemas económicos con impagos de parte de patrocinadores, presidentes que venden y marchan y la desafección del barrio han ido desgastando un club que fue respetado a nivel catalán.
Paco Cortés, coordinador de la base en la época gloriosa de la Cerdanyola, explica que se vivía una situación "totalmente irreal". El equipo había logrado dos ascensos consecutivos desde Preferente y se echó cuatro años a Tercera División a partir de 1993. "Era surrealista, vivíamos del dinero de un señor que los podría haber puesto a cualquiera otro lugar y que estaba por encima del que el barrio podía aspirar", asegura Cortés. Bartolomé Benítez, pero, no invirtió en la base. " había buenos jugadores pero no se cuidaron porque no hacía falta, el dinero por el primer equipo". Y cuando se descendió, marchó por "falta de ilusión".
Los mataronins bajaron a Preferente en dos temporadas, pero después vino una época de tranquilo•litat a la Primera Catalana. Benítez volvió, este golpe sin dinero, y cuando se acercaba el descenso el 25 de mayo de 2003, va fugar-se al ver que la apuesta deportiva no había funcionado como la apuesta del talonario. "Entonces entró el principal patrocinador como presidente, pero ya no había confianza de parte del barrio y la base empezó a caer en picado debido de al poco trabajo", asegura Cortés. El descenso acompañaría los peores años de los mataronins, que sufrieron una estafa inmobiliaria.
Hacia abajo y sin frenos
Aniceto Torrejón mantuvo el equipo en el fútbol territorial mientras el CE Mataró estaba a tercera. En diez años las vuelves habían cambiado. Aniceto sufrió problemas como la carencia de dinero debido a la estafa del principal patrocinador o el alta morosidad de las familias, que provocaba que no hubiera líquiditat al club. De aspirante a Catalana se bajó a Primera Territorial. Y con el club sin demasiado social y la base a la deriva, la salida de la entidad con 42 años de historia fue fusionarse con el CE Mataró.
Un error que mató la relación con el barrio: se dejó de jugar con los colores propios excepto el primer equipo (el equipació por la base de la Fundación era los colores de la bandera de Mataró). Los niños marcharon en masa a otros clubes, sobre todo Argentona. Juanjo Calduch, secretario y gestor del primer equipo cuando Aniceto marchó al poco de la firma con la Fundación, cruz que era un gran "error". Y a partir de aquí ha intentado arrancar el equipo de la Fundación. Imposible, ya Lluís Sardà anunció que contaba "con la Cerdanyola como filial del CE Mataró". Calduch querría volver el equipo al barrio, pero hay cláusulas de penalización y a los amarillo-y-negros no los interesa. A pesar de todo. Y el Camino del Medio, suyo de la base de los amarillos, actualmente no tiene ni un equipo de la Fundación entrenando. Ahora, finalmente, Calduch y Torrejón han preferido echar la toalla después de ver como sólo ha habido palos a las ruedas.