Hace veinte años que Mataró llegó a la cumbre del mundo, el Everest, de la mano del desaparecido alpinista Antoni Sors, nacido a Santo Vicenç pero vinculado en la capital del Maresme -era socio de la Agrupación Científico-Excursionista de Mataró-. Fue el 28 de Agosto de 1985. De la expedición, sólo tres catalanes -acompañados de tres sherpes nepaleses- hicieron la cumbre: Òscar Cadiach, Carles Vallès y Antoni Sors -que era el responsable de la logística y del asalto final-. Pero el hito tenía otro mérito, puesto que era la primera vez que alpinistas occidentales hacían la cumbre por la vía del Cuello Norte.
Para Sors, que había sido uno de los promotores de la expedición, llegar a la cumbre de la Everest fue un sueño hecho realidad y más encara teniendo en cuenta «que no había hecho nunca una montaña de más de 8.000 metros», tal y cómo recuerda Óscar Cadiach, a pesar de que había formado parte de la expedición que subir al Broad Peak sin subir a la cumbre.
La expedición también vivió momentos de desaliento cuando el 27 de agosto empezó a nevar y llegar al techo del mundo parecía una tarea imposible. Sors dio ánimos, e instó a sus compañeros a «conseguir la cumbre mañana [28 Agosto] por la mañana», según relata Cadiach.
Todo un líder
La bajada, recuerda Cadiach, fue lo más problemático, puesto que «cayó la noche y tuvimos que hacer un vivaque mucho llevar». Los expedicionaris recuerdan que fue precisamente Sors quién los evitó quedarse arriba de la montaña aquella noche. En una momento de lucidez, Sors, ante la estupefacción de sus compañeros, anunció que empezarían a bajar inmediatamente.
Carles Vallès, que era el más joven de la expedición, recuerda, en una entrevista a la Federación de Entidades Excursionistas de Cataluña (FEEC) que por él «fue muy fuerte». «Yo sólo tenía 27 años acabados de hacer, y tenía claro que aquello sería brutal!», asegura.
Una persona entrañable
La viuda de Toni Sors, Mercè Marfany, cree que la cumbre se hizo «gracias a la compenetració de todo el equipo, puesto que se repartían muy bien los trabajos», y destaca la importancia del hecho «por la dificultad de conseguir la cumbre por el cuello tibetano». De Sors, Marfany destaca que «era uno persona entrañable, a la que le gustaba compartir todas sus experiencias con el suyo cercando».
Enric Castells, presidente en aquel momento de la Agrupación Científico-Excursionista de Mataró (de la que Sors era miembro), vivió con mucha ilusió esta cumbre puesto que, como recuerda, «en Toni [Sors] era amigo de todos nosotros y nuestro espaldarazo servía para acompañarlo de alguna manera a hacer la cumbre». Óscar Cadiach recordará por siempre jamás uno de los momentos de más felicidad de Sors, cuando al llegar a la cumbre, «encendió un pitillo y se sentó a contemplar aquella maravilla, siendo, entonces el más feliz del mundo».
Lee el artículo de Xavier Varela