"Siempre me había gustado dibujar. De pequeña daba clases de dibujo. Hace unos años abrí una cuenta de Instagram y publicaba cosas mías... ahora lo veo y eran un desastre, pero las amigas me empezaron a pedir cuadros y láminas." Y de aquí, a tatuar. Era 2012 y Helena Lloret acababa de vivir la peor experiencia de su carrera deportiva. Una trombosis la tuvo ingresada dos semanas en el hospital: "No podía andar dos minutos seguidos. Tenía pierna y pulmones afectados. Muchos médicos me dijeron que tendría que dejar el deporte." Por suerte, no todos. Su padre, Mario Lloret, también médico y mítico portero del CN Mataró, tenía claro que volvería a jugar: "Vimos que la trombosis era externa, que no la generaba mi propio cuerpo. La culpa era de los anticonceptivos que me estaba tomando." Después del susto y de trabajar a conciencia su regreso con magníficas sesiones de aquaterapia, Helena Lloret volvió a la piscina para seguir marcando goles durante casi una década más.
El momento que recuerda con más emoción, de todos modos, ya lo había vivido: "Fue en 2011. Ganamos la primera Copa de Europa por el Sabadell y aquel mismo verano fuimos campeonas del mundo júnior con las selección española." La jugadora, formada en el Centre Natació Mataró, había dejado la capital del Maresme y ya hacía una par de temporadas que jugaba en Sabadell. Estaría dos cursos más y volvería a ganar la Copa de Europa (2013), además de una buena retahíla de títulos nacionales.
Los orígenes
"Tenía once años y yo era un poco la copia de mi hermano -Mario Lloret, actual portero del CN Mataró-. Hacía natación desde los tres años y estaba quemada. Además, mi padre me decía que era muy especial, porque soy zurda, y que los equipos me querrían." Así fue cómo, por influencia de una gran alcurnia de waterpolistas, Helena escribiría su propio camino en este deporte. Ha ganado mucho, ha disfrutado del waterpolo hasta el último día y tiene clarísimo que el deporte es mejor si es colectivo: "Si me lo preguntas cien veces, cien veces te diré que es mucho mejor que el individual. Puedes hablar, interactuar...".
Después de crecer en Mataró y fichar por el Sabadell en 2009, ha jugado cuatro temporadas en cada uno de los clubes que han visto su apogeo; Sabadell (2009-2013), Sant Andreu (2013-2017) y otra vez Mataró (2017-2021). En 2017, seis años después, volvió a la selección española y fue subcampeona del mundo con la absoluta, otro momento que disfrutó especialmente: "Ahora ha llegado el momento de acabar con el waterpolo. He vivido años de gran nivel y quiero dejarlo así."
Una nueva vida
Helena Lloret, que tiene 28 años, ha encontrado en el mundo de los tatuajes una nueva rama profesional que le apasiona y con la cual se puede ganar la vida. Tiene un estudio privado en la calle Castaños, donde se accede con cita concertada: "Este trabajo me hace sentir cierta libertad y esto me encanta." Ya hace cuatro años que acabó la carrera de psicología y no ha ejercido nunca, pero son estudios que la han formado como persona: "Vas practicando contigo misma todo aquello que vas aprendiendo durante la carrera. Sirve mucho a nivel personal y, además, en el estudio, en cierto modo, también tengo que hacer de psicóloga. Hago un poco de terapia porque los tatuajes son muy emocionales, muy personales, y hay que ir con tacto." Cada cual tiene su propia historia grabada en la piel, y Helena tiene una de particular con los porteros; su padre lo era, su hermano lo es y su futuro marido, Edu Lorrio, también. Portero del Sabadell pero poco amante de los tatuajes, y ya está bien que sea así porque teniendo a Helena en casa quizás acabaría con más tatuajes que goles ha marcado ella durante su carrera.[banner-AMP_5]