El balonmano y el deporte mataronés están de luto por la muerte de Josep Nonell, presidente del Joventut Handbol Mataró durante tres décadas y auténtica alma mater de la entidad mataronina. Nonell fue un presidente trabajador que se desvivió para hacer posible que en la capital del Maresme este deporte fuese lo que es y el club que levantó y sostuvo en momentos buenos y no tan buenos llegara donde ha llegado.
Josep Nonell, que tenía 79 años, era un mataronés de pies a cabeza, de la familia de Can Bonminyó. La parte deportiva, como dirigente histórico y muy querido del Joventut Handbol Mataró, es solo una de las facetas de Nonell, también involucrado en la vida cultural, social y asociativa de Mataró. También fue muy activo con los Salesianos, donde había estudiado y mantuvo el vínculo. Nonell era una persona afable y parlanchina, que se definía como tímido pero que, cuando te conocía, siempre te hacía sentir querido y bien tratado. Los centenares y centenares de jugadores y jugadoras del Joventut Handbol Mataró de las dos últimas décadas del siglo XX y el inicio del siglo XXI solo pueden hablar bien de él.
Lo curioso de la trayectoria de Josep Nonell —nacido el 18 de junio de 1945 en Mataró— es que llegase a tres décadas de presidencia del club sin haber jugado nunca en él ni en este deporte. Pero al mismo tiempo hay que tener en cuenta que si este club fundado en 1960 ha llegado hasta nuestros días ha sido gracias a Nonell y a su dedicación en cuerpo y alma —y también en bolsillo— por el bien de la entidad. Tenía un concepto social del club y comunitario del deporte que sabía combinar la búsqueda del progreso y del éxito deportivo con una noción muy humana y cercana de lo que debe ser un equipo y un club.
- En 2015 recibió un homenaje de su club
El hombre-club del Joventut
Josep Nonell estaba allí cuando el Joventut dejó el antiguo velódromo y se trasladó al Eusebi Millan. También fue el artífice de la operación de traslado al Teresa Maria Roca. La inauguración de este pabellón municipal situado en Cirera como sede compartida del Joventut y el Futsal fue como una culminación de su labor social, y los ascensos a liga estatal consumados por los primeros equipos también fueron un premio a su apuesta. Nonell siempre tenía voz y mando pero aceptaba argumentos, ayuda y convencimiento. Se desvivió por el balonmano y era muy conocido y querido a nivel de clubes y de la federación catalana —que lo había homenajeado— así como en todo el deporte mataronés, del que siempre fue un gran valedor.
Marido, padre y abuelo de una familia con el balonmano en el ADN, Nonell entró como cuarto presidente de la historia del Joventut Handbol Mataró y se retiró con todos los honores y agradecimientos. En los últimos años su salud había empeorado, pero nunca perdió el humor ni las ganas de conversar.
Todos los que hemos jugado a balonmano en Mataró somos deudores de él. Honor a ‘Nonell’. Y que descanse en paz.
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