Carregant...
-

capgros.com

Susana Linares, recepcionista d’un gimnasio a Isla Margarita

Testigos de mataronins que viven en el extranjero

Me llamo Susana Linares y vivo en una isla, Isla Margarita, en Venezuela. Trabajo desde hace dos años y medio en la recepción de un gimnasio. Estoy aquí desde hace 6 años, antes tenía un restaurante en Barcelona y me cansé. El marido conocía la isla desde hacía años y siempre me hablaba. Cuando me cansé del restaurante le propuse de venir. Me gustó que fuera lo Caribe y que fuera verano todo el año. Decidimos quedarnos.

Ahora hace dos años que nos separamos y ahora vivo con un venezolano, el amor de mi vida, así que por supuesto no tengo ninguna intención de volver porque mi vida está aquí. Aún así, una vez al año vengo a Barcelona y Mataró a ver la familia.

Aquí todo es muy diferente. El país está muy atrasado, empezando por el presidente que tenemos. La política aquí se vive con mucha intensidad. Yo creo que esto es una dictadura, y una siendo mucha impotencia de no poder hacer nada. Por ejemplo, ahora que ha habido elecciones presidenciales, hablas con la gente y voces que la mayoría no aguanta a Chavez, pero en cambio, continúa ganando. Yo lo veo como un fraude electoral, pero no se puede hacer nada. Yo, de hecho, no puedo votar porque todavía no estoy nacionalizada, ahora me estoy informando de cómo hacerlo.

Tenemos un problema grave con las cosas básicas: alimentos, luz y agua. Cómo que todo es importante, es necesitan grandes solares para traer la mercancía. Aquí la moneda son los bolivares, y el gobierno tiene el control del cambio, no da a las empresas suficientes dólares a cambio oficial, que está a 4,3. Las empresas tienen que conseguir los dólares en negro, donde el cambio está a 13 y el euro a 17. Por lo tanto, todo es muy caro, y no llega de todo. Tienes que ir a los supermercados a ver que encuentras, porque muchas veces no hay productos básicos como arroz, leche, harina o azúcar. También hay mucha inseguridad. No se puede salir con un reloj de oro o cosas de valor. Y hay muchos cortes de luz, y entonces tampoco llega el agua porque las casas tienen tanques que funcionan con bombas eléctricas. 

Mataró, en la distancia, la veo como la ciudad donde nací, conservo muchos recuerdos y nostalgia. Se echan de menos muchas cosas de Mataró. Es otra manera de vivir. Pero el ser humano se adapta a todo. Una cosa que empezó a gustarme para ser el Caribe, el solo y la playa, ahora es mi ciudad, donde vivo, donde tengo mis amistades, el trabajo y el amor de mi vida. Sí que echo de menos la comida, la sartén de mi madre...