Partido vibrante y emocionando el que se vivió el pasado sábado en el Pabellón de Cereza. El GrupClima Mataró necesitaba sólo un punto para asegurarse la permanencia a la mejor liga del mundo de hockey. El partido se presentaba complicado y trascendental. El Igualada, insistente de tipo, estuvo a punto de truncar la fiesta mataronina. Xavi Gonzàlez encendía la luz de la esperanza al minuto 17 con un gol de penalti. El Igualada, lejos de conformarse con el resultado, buscó el empate, pero un fortín en la portería del Mataró lo evitó hasta el minuto 49, cuando, después de parar tres lanzamientos de pena máxima, un nuevo penalti favorable en la Igualada significó el empate. Finalmente, 1 a 1 al marcador. La salvación una realidad.
El partido empezó con un altísimo ritmo de juego digno de la mejor liga del mundo de hockey. La importancia del partido trajo a Ivan Sanz a utilizar la alineación de gala (Pere Anton, Roger Arnau, Xavi Gonzàlez, Marc Navarro y Roger Rocasalbas) y hacer sólo un cambio con la incorporación de Miquel Calero al juego. Con estos seis jugadores (Acuña, Adam Puig, Florença y Calonge tuvieron que mirar el partido desde el banquillo) los mataronins empezaron a presionar para anotar cuando antes mejor. Pero, al minuto 5, un penalti favorable en la Igualada, más que discutido por el banquillo maresmenca, podía truncar la fiesta. Jordi Raventós fue el encargado de hacer el lanzamiento de pena máxima, y Pere Anton, brillando a lo largo del partido, lo paró ante el embogiment de la grada, atestada. Poco después, era Xavi Gonzàlez quién lo intentaba con un potente chut que Bargalló rehusaba con dificultad. Al minuto 12, un penalti favorable en el Mataró, fue lanzado por Roger Rocasalbas que vio como la pelota no conseguía entrar. La insistencia en ataque de los de Mataró, de la mano de Marc Navarro, Rocasalbas y Gonzàlez, desesperaba el banquillo igualadina que veía como el gol mataroní sería inminente.
Al minuto 17, un penalti sobre Rocasalbas era lanzado por Xavi Gonzàlez. Máxima expectación al Pabellón de Cereza que enmudeció ante la tensión del momento. El capitán mataroní se disponía a tirar el penalti, y engañando a Bargalló escolava la pelota al fondo de la red. La locura de la grada, y del lisiado Bartrès, animaba un Mataró crecido ante el séptimo clasificado. Cuando faltaban cinco minutos para el final de la primera mitad, una falta directo favorable en la Igualada provocó el griterío del público asistente. David Busquets, dispuesto a empatar el partido, lanzaba la falta haciendo que la pelota, sorprendentemente, topara con los tres palos de la portería de Pere Antón, y acabara afuera ante la sorpresa de todos los presentes.
En la reanudación, el ritmo de juego trepidante siguió marcando la tónica del partido, y la fantástica actuación de Pere Anton, y Roger Arnau en líneas defensivas, evitaba el que podría haber sido una derrota. Al minuto 9 llegó una de las jugadas más bonitas del partido cuando, Marc Navarro, tomaba la pelota a la frontal del área de la Igualada e inventando una cola de vaca, al más estilo futbolístico, conseguía hacer un potentísimo chut que saldría rozando el palo de la portería de Bargalló. Un minuto más tarde, un nuevo penalti favorable en la Igualada, era parado por Pere Anton. En la contra, nuevamente Marc Navarro, rompía la cintura en Montferri, y su chut salía desviado. El ataque igualadí se fue consolidando, y la insistencia de cara a portería, hacía tambalear las esperanzas mataronines. A falta de 9 minutos, un nuevo penalti para el Igualada, era lanzar por Baragalló y, nuevamente Pere Anton, rehusaba la pelota. A continuación, dos jugadas casi milimetradas entre Bargalló y Montferri, fueron rehusadas perfectamente por el fortín mataroní.
Cuando faltaban cuatro minutos para cerrar el partido, Xavi Gonzàlez inventaba una fintea que parecía imposible y conseguía hacer una vaselina por encima de Bargalló que, incomprensiblemente, fue fuera. Dos minutos más tarde, una milimetrada pasada de Miquel Calero desde las líneas defensivas a Xavi Gonzàlez situado ante Bargalló, no era cazada por el capitán mataroní, cuando parecía que sería la jugada que sentenciaría el partido. Al minuto 49, a falta de segundos para acabar, un nuevo penalti favorable del Igualada provocó la indignación del público asistente. Esta vez, Pere Anton no pudo hacer nada para evitar que Busquets anotara para los suyos. Con el 1 a 1 la bocina hacía realidad la permanencia. Jugadores y afición se fundieron en un ensordidor aplauso que cerró con un emotivo abrazo entre todos los jugadores mataronins, Bartrès incluido.
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