En Canet de Mar hay un dulce que es mucho más que un capricho para el paladar: es una obra de arte comestible. Los Vitralls de Canet, creados por el Gremi de Pastissers del municipio, se han convertido en un símbolo de identidad local y en una de las propuestas gastronómicas más originales del Maresme. Inspirados en el Modernismo y en la figura de Lluís Domènech i Montaner, el gran arquitecto canetense, estos vitrales dulces rinden homenaje a una época de esplendor artístico y cultural que Canet de Mar mantiene muy viva.
Un dulce con alma modernista
El Vitrall de Canet es una pieza de pastelería artesanal elaborada con pasta de té y gelatina de colores translúcida, que recrea la luz y los tonos de los vitrales modernistas que decoran edificios emblemáticos como la Casa Museu Domènech i Montaner o el Ateneu Canetenc. El resultado es una combinación visual y gustativa única: la textura suave de la masa contrasta con el brillo dulce de la gelatina, generando una auténtica ilusión óptica cuando la luz atraviesa su interior.
Este producto, que puede encontrarse durante todo el año en las pastelerías del municipio, es un ejemplo perfecto de cómo la gastronomía puede dialogar con el arte y la historia de un pueblo. En cada bocado hay un poco de la sensibilidad artística de Domènech i Montaner y una buena dosis del espíritu innovador que siempre ha caracterizado a Canet.
La dulzura que impulsa el turismo cultural
Los vitrales dulces no solo han conquistado los paladares locales. También se han convertido en un reclamo turístico y gastronómico para todos aquellos que visitan la villa con motivo de la Fira Mercat Modernista, el evento anual que llena las calles de Canet de color, música y arquitectura de fin de siglo. Durante el fin de semana de la feria, las pastelerías exhiben sus vitrales como si fueran joyas, y muchos visitantes los compran como recuerdo comestible de una experiencia única.
Esta apuesta por el Modernismo y la artesanía ha situado a Canet de Mar como una de las capitales culturales del Maresme. El dulce modernista se ha convertido en un auténtico embajador gastronómico, que combina patrimonio, creatividad y economía local.
Producto de la tierra, orgullo del Maresme
El Consell Comarcal del Maresme ha incluido los Vitralls de Canet dentro del proyecto Productes de la Terra Maresme, junto a otras joyas gastronómicas como la fresa del Maresme, las cerezas d’en Roca o el vino de Alella. Esta iniciativa reconoce el valor de los productos autóctonos y su conexión con el turismo y la cultura. Con esta fusión de arte, historia y dulzura, Canet de Mar ha sabido crear un producto único: un vitral que se come, capaz de capturar la esencia del Modernismo y proyectarla, dulcemente, hacia el futuro.
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