Padrinos y madrinas del Maresme, familias, conocidos y saludados: se acerca la Semana Santa y, con ella, el cambio de ciclo. Se acaba la Cuaresma y llega la Pascua y con ella uno de los mejores momentos del año: la mona. Esta tradición ancestral vive hoy en día tiempos de globalización y mercantilización industrial, pero esto no ocurre en todas partes. Fiel a la tradición y a un concepto de mona más clásica, en la mataronense Pastelería Sacher vuelven a tener el obrador trabajando a todo ritmo. Cada pieza de chocolate y cada pastel se cuidan al detalle para que sean excelentes. Y llevan la firma de Antoni Pons.
¡Sacher es garantía de la mejor calidad!
Antoni es un pastelero joven obsesionado con la esencia de su oficio y el respeto por la tradición propia de cada dulce y cada ocasión señalada del calendario. “Las monas que hago son fieles a la tradición, con un mismo lenguaje y manera de trabajar el chocolate a partir de formas, esto no va de personajes de moda y soluciones fáciles. Va de creaciones con ingenio y de una manera de concebir la mona como una pieza única y especial para la Pascua”, explica. Es por eso que un año más del obrador de Sacher saldrán decenas y decenas de monas -más de 250 el año pasado- y todas serán perfectamente reconocibles. “Creo que las tradiciones deben conservarse y la mona debe ser artesanal y no una impresión simple y fácil: para las modas y los juguetes ya están el resto de días del año”, razona.
A base de huevos y esferas
Ciertamente, las monas de Sacher son fácilmente identificables. Antoni Pons las trabaja a partir de formas básicas, sobre todo huevos y esferas. Cada huevo, cada esfera, cada pieza es cien por cien artesanal. Son creaciones únicas. En cada detalle, elaboración, montaje, pintado hay un trabajo de pastelería en el que se autoexige -y consigue- una excelencia que se vuelve visible y comprobable cuando la figura está terminada.
Hay modelos que repite año tras año y son ya clásicos de Sacher como el Caracol, el Pulpo o la Ballena. También la Tortuga o la Jirafa. Pero cada año introduce alguna modificación en el patrón e incorpora nuevos diseños. La langosta, por ejemplo, luce especialmente irresistible. Aquí no hay moldes: cada modelo se concibe y se monta desde cero. Cada pieza se convierte en arte comestible. Y los más clásicos también tienen huevos -también únicos, también artesanales, también irresistibles- de diferente calibre y diseño.
- Las monas de Sacher trabajan sobre todo los chocolates negro y con leche, aunque hay complementos como los ojos o los detalles que incorporan el chocolate blanco.
- Para ser tradicionales, además, Pons las prepara justo cuando se acerca el Domingo de Ramos y el inicio de la Semana Santa.
- Detallista como es, Antoni Pons supervisa cada creación desde el planteamiento hasta la finalización con el pintado, que da un cromatismo muy característico de la casa a cada mona ‘sacheriana’. [banner-AMP_5]
Y además, cada creación artesanal se acompaña de los pasteles -con los pollitos, con las plumas, con todo lo que manda la tradición- que en Sacher siempre son deliciosos. El de trufa y quemado, massini o chocolate son los que más se venden, junto con la sara, que también es todo un clásico.
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Y recordad, como siempre en Sacher, ¡encargar es la única garantía!
Pastelería Sacher
- Dirección: Carrer de Sant Benet, 14 - Mataró
- Teléfono: 937 57 44 96