Durante los siglos XVI, XVII y XVIII, la costa del Maresme vivía con la inquietud constante de las incursiones piratas. Los barcos corsarios, a menudo procedentes del norte de África, surcaban el Mediterráneo para atacar pueblos como Premià, saqueando casas, robando provisiones y, en muchos casos, secuestrando personas para pedir rescate o venderlas como esclavas. Para defenderse, los vecinos levantaron torres de vigilancia y sistemas de alerta, que aún hoy forman parte del paisaje patrimonial de la comarca.
Una leyenda popular sitúa uno de estos desembarcos en la playa de Llevant, uno de los espacios más emblemáticos de Premià de Mar. Esta playa urbana, orientada al sur-sureste y con una longitud de 690 metros, limita con el puerto al suroeste y con la playa de Ponent (Vilassar de Mar) al noreste. Está formada por arena gruesa y presenta un desnivel de entrada al agua bastante pronunciado. Dispone de servicios como vigilancia, punto de la Cruz Roja, quioscos, pasarelas para personas con movilidad reducida, zonas de ocio y un área habilitada para perros de 1.200 m². Además, tienen sede la Escuela de Vela y Mar Cercleaventura‑Nàutic Premià, que ofrecen actividades para descubrir el mar desde otra perspectiva. Actualmente, este escenario es el centro neurálgico de una de las fiestas más singulares del Maresme: la Festa Major dels Pirates i Premianencs, que comienza precisamente hoy, martes día 8, y se celebra hasta el día 13.
Playa de Llevant
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Durante una semana, la villa viaja en el tiempo para recrear las antiguas luchas entre corsarios y vecinos. Según la historia local, mientras Premià celebraba su Fiesta Mayor en la playa, un barco pirata se acercó desde el Mediterráneo con la intención de ocupar la villa. Los premianencs, liderados por Ester y Martí, se organizaron para defender su tierra. Aun así, los piratas, capitaneados por Omar y su hermana Yumara, conquistaron el pueblo y lo mantuvieron ocupado durante cinco días. Algunas calles, sin embargo, resistieron y, finalmente, los vecinos lograron expulsar a los corsarios, demostrando que, en Premià, la valentía local siempre acaba imponiéndose a la piratería.
Piratas desfilando por las calles
El origen de la fiesta
La tradición de escenificar este relato se remonta al año 1996, cuando se introdujo por primera vez un modesto desembarco pirata en la Fiesta Mayor. Aunque inicialmente ni siquiera constaba en el programa oficial, el acto cautivó a los vecinos y fue ganando fuerza. En pocos años, la fiesta evolucionó e incorporó nuevos elementos como la recreación del Poble Pescador en la calle Sant Antoni, ambientado en los siglos XVIII y XIX, que recuerda cómo debía ser el Barri de Mar de Sant Pere de Premià en sus inicios. Este espacio, decorado con la colaboración entusiasta de los vecinos, se ha convertido en un punto de visita obligada para cualquiera que quiera vivir plenamente el espíritu de la Fiesta Mayor.
Además de los actos piratas, la celebración también incluye tradiciones como el correfoc, el baile de Fiesta Mayor, el ball Tronera y danzas populares, que llenan las calles de música, pólvora y alegría. Hoy, la Fiesta Mayor de Premià de Mar es un evento multitudinario e intergeneracional que atrae visitantes de todo el Maresme y más allá, consolidándose como una cita imprescindible del verano en la comarca.[banner-AMP_5]
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