Si te gusta el queso es casi imposible que no te guste el manchego. Es uno de los quesos más universales, como mínimo a casa nuestra. Ni insípido ni extremadamente fuerte, el manchego reúne un equilibrio armónico que lo hace un queso muy especial y apreciado por la mayoría de paladares.
El queso manchego es, por lo tanto, uno de los quesos más conocidos de la península. Se elabora con leche de oveja de raza manchega y decimos que es un queso de coagulación enzimática o de pasta prensada por el tipo de proceso que se aplica. Recibe el nombre de la zona en la cual se elabora y dónde tiene el origen. Según su grado de maduración, encontramos el tierno, el semi o el madurado, a pesar de que la maduración mínima de un manchego son 30 días. Está protegido por la denominación de origen de "La Mancha" y está producido dentro de la superficie que esta limita: Una superficie de 4.419.763 ha en una serie de municipios que comprenden parte de las provincias de Albacete, Ciudad real, Cuenca y Toledo. Y bastante. Dijéramos que cualquier otra cosa sería una burda imitación.
Históricamente, los primeros moldes eran fabricados con esparto que los mismos productores cosechaban en las montañas de Castilla el Fuelle. Los productores no han olvidado sus orígenes y por este motivo todavía hoy se hacen moldes de plástico con la forma característica y con el dibujo del esparto.
El Consejo Regulador de la Denominación de Origen Queso Manchego invierte mucho de esfuerzo al informar sobre cómo reconocer un queso auténticamente manchego. Por eso, recalca tener en cuenta estos tres puntos fundamentales:
La palabra manchego
El término "manchego" se encontrará imprimido a la etiqueta comercial. Si el queso ha sido elaborado con leche cruda, tiene que contener además el término "artesano" o "artesanal" .
La contraetiqueta
La encontraremos incluyendo el logotipo de la Denominación de Origen. En quesos de medida pequeña, o cunyes, irá marcada en su extremo superior derecho por un lado de color azul o verde.
La placa de caseína
A la cara opuesta a la de la etiqueta comercial, habrá incrustada a la piel la placa de caseína con los términos "España, Denominación de Origen, MANCHEGO" y una serie de cinco dígitos y dos letras.
Sea como fuere, disfrutar de un buen manchego es uno de los placeres que se regala cualquier quesero. Ya sean unos 'tallets' como aperitivo, para acompañar un buen pan con tomate o conjuntamente con una tabla de quesos. Como condimento de una ensalada verde o como ingrediente de una pizza 4 quesos también es una victoria gustativa asegurada.
Fuentes: lapaissa.com y totformatge.com