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Técnica de relajación para niños: el Método de Koeppen

Redacció

Técnica de relajación para niños: el Método de Koeppen

Propuesta para ayudar a los hijos e hijas en momentos de estrés, que sufren igual que los adultos.

Los niños sufren igual que los adultos de situaciones que los estresan, particularmente porque tienen edades en que no llegan a comprender del todo el mundo que los rodea o los desbordan situaciones que viven en el día a día. Por este motivo, es importante enseñarlos a relajarse. Esta técnica, creada especialmente para niños, consta de ejercicios que de manera sencilla, los ayuda a tranquilizarse y a tomar conciencia del mismo cuerpo y del que los está sucediendo. El objetivo de la misma por lo tanto, es básicamente tensar y destensar los diferentes grupos de músculos del cuerpo, que los niños sean conscientes de ellos y puedan llegar a controlar y a gestionar sus emociones. La técnica puede ser utilizada para niños, desde edades tempranas (siempre que sean capaces de seguir órdenes) y hasta los 10 o 11 años, porque después, ya los puede resultar un poco infantil.

Antes de empezar, hay que explicar a los niños en que consistirá el juego y qué es su objetivo. Los ejercicios propuestos son los siguientes:

  • El chicle. Para los músculos de la cara. Tienen que imaginar que tienen un chicle enorme en la boca y que tienen que intentar morderlo, para después imaginar que ha desaparecido, y volver a empezar de nuevo.
  • El limón. Para los músculos de manso y brazos. Imaginan que en una mano tienen un limón que tienen que estrechar el máximo posible, para sacar todo el zumo que puedan. Cuando traigan un rato, tendrán que hacer como que lo dejan caer en el tierra y repetir el proceso con la otra mano.
  • La tortuga. Para cuello y hombros. Consiste a hacerse pasar por una tortuga que pasea tranquilamente. De repente, aparece un depredador o un peligro para ella, y tienen que esconderse dentro del caparazón, encogiéndose de hombro y bajando la cabeza. Cuando acaba el peligro, vuelven a salir.
  • El barro. Imaginan que pasan por una charca y al atravesarla, se hunden en el barro que hay en ella. Tienen que sentir el peso de sus pies hundidos y ejercer fuerza con pies y piernas para intentar salir. Aquí son las extremidades inferiores las que se trabajarán.
  • La Mosca. Existe una mosca pesada voletejant que acaba poniéndose en la nariz. Tienen que tratar de sacarla, sin utilizar las manos. Para hacerlo, tienen que arrugar la nariz, cerrar y abrir los ojos, arrugar la boca, abrirla y cerrarla. Más tarde la mosca se va y pueden relajar los músculos, pero más tarde, vuelve y tenemos que empezar el ejercicio de nuevo. Este ejercicio es para los músculos de la cara.
  • El gato perezoso. Se trata de ser un gato y empezar a estirarse después de una plácida y larga siesta. Primero las patas delanteras, después las posteriores...
  • El elefante. Estirados en el tierra hacia arriba, simulan ver como se acerca un elefante que no los ve y los pisará. La única manera de salvarse, es estrechar el estómago para endurecerlo, y así soportar el peso del animal. Cuando pasa de largo, vuelven a distendir el estómago y a relajarse. Pero al rato, vuelve a pasar otro elefante que seguía al primero. Para practicar con los músculos del estómago, también puede utilizarse el ejercicio de la valla, que consiste a pasar entre medio de una valla con pinxos. Para conseguirlo, tendrán que estrechar el estómago para hacerse más delgados y entrar por el agujero.

niños sufren igual que los adultos de situaciones que los estresan, particularmente porque tienen edades en que no llegan a comprender del todo el mundo que los rodea o los desbordan situaciones que viven en el día a día. Por este motivo, es importante enseñarlos a relajarse. Esta técnica, creada especialmente para niños, consta de ejercicios que de manera sencilla, los ayuda a tranquilizarse y a tomar conciencia del mismo cuerpo y del que los está sucediendo. El objetivo de la misma por lo tanto, es básicamente tensar y destensar los diferentes grupos de músculos del cuerpo, que los niños sean conscientes de ellos y puedan llegar a controlar y a gestionar sus emociones. La técnica puede ser utilizada para niños, desde edades tempranas (siempre que sean capaces de seguir órdenes) y hasta los 10 o 11 años, porque después, ya los puede resultar un poco infantil.

Antes de empezar, hay que explicar a los niños en que consistirá el juego y qué es su objetivo. Los ejercicios propuestos son los siguientes:

  • El chicle. Para los músculos de la cara. Tienen que imaginar que tienen un chicle enorme en la boca y que tienen que intentar morderlo, para después imaginar que ha desaparecido, y volver a empezar de nuevo.
  • El limón. Para los músculos de manso y brazos. Imaginan que en una mano tienen un limón que tienen que estrechar el máximo posible, para sacar todo el zumo que puedan. Cuando traigan un rato, tendrán que hacer como que lo dejan caer en el tierra y repetir el proceso con la otra mano.
  • La tortuga. Para cuello y hombros. Consiste a hacerse pasar por una tortuga que pasea tranquilamente. De repente, aparece un depredador o un peligro para ella, y tienen que esconderse dentro del caparazón, encogiéndose de hombro y bajando la cabeza. Cuando acaba el peligro, vuelven a salir.
  • El barro. Imaginan que pasan por una charca y al atravesarla, se hunden en el barro que hay en ella. Tienen que sentir el peso de sus pies hundidos y ejercer fuerza con pies y piernas para intentar salir. Aquí son las extremidades inferiores las que se trabajarán.
  • La Mosca. Existe una mosca pesada voletejant que acaba poniéndose en la nariz. Tienen que tratar de sacarla, sin utilizar las manos. Para hacerlo, tienen que arrugar la nariz, cerrar y abrir los ojos, arrugar la boca, abrirla y cerrarla. Más tarde la mosca se va y pueden relajar los músculos, pero más tarde, vuelve y tenemos que empezar el ejercicio de nuevo. Este ejercicio es para los músculos de la cara.
  • El gato perezoso. Se trata de ser un gato y empezar a estirarse después de una plácida y larga siesta. Primero las patas delanteras, después las posteriores...
  • El elefante. Estirados en el tierra hacia arriba, simulan ver como se acerca un elefante que no los ve y los pisará. La única manera de salvarse, es estrechar el estómago para endurecerlo, y así soportar el peso del animal. Cuando pasa de largo, vuelven a distendir el estómago y a relajarse. Pero al rato, vuelve a pasar otro elefante que seguía al primero. Para practicar con los músculos del estómago, también puede utilizarse el ejercicio de la valla, que consiste a pasar entre medio de una valla con pinxos. Para conseguirlo, tendrán que estrechar el estómago para hacerse más delgados y entrar por el agujero.


Aprendiendo esta técnica de relajación conseguirán:
- Ganar confianza
- Aumentar la memoria
- Canalizar la energía
- Vencer la timidez
- Mejorar la calidad del sueño
- O disminuir los ataques de pánico, entre otros.

Una vez se realizan varias series de cada ejercicio, podemos concluir la sesión con ejercicios de respiración y estiramientos, ayudándonos de música relajante y en la cual traten de visualizar paisajes que los relaje y que los dé seguridad.[banner-AMP_5]

  • Ganar confianza
  • Aumentar la memoria
  • Canalizar la energía
  • Vencer la timidez
  • Mejorar la calidad del sueño
  • O disminuir los ataques de pánico, entre otros.

Una vez se realizan varias series de cada ejercicio, podemos concluir la sesión con ejercicios de respiración y estiramientos, ayudándonos de música relajante y en la cual traten de visualizar paisajes que los relaje y que los dé seguridad.[banner-AMP_6]