Cuando se habla de drogas a menudo solo se piensa en la cocaína o la heroína, pero no en el alcohol, que es la droga más consumida y aceptada socialmente. El consumo excesivo y habitual de alcohol perjudica el hígado y el páncreas, causa gastritis y úlceras de estómago, desnutrición y trastornos al sistema nervioso. Puede aumentar el riesgo de tener lesiones, agravar problemas físicos, psíquicos y sociales, y puede perjudicar las relaciones familiares y laborales.
El alcohol no es solo una sustancia tóxica. Es también una droga, entendiendo por droga toda sustancia que introducida en un organismo vivo puede modificar una o diversas de sus funciones. Cuanto más consumo de alcohol, más riesgo de sufrir consecuencias negativas y riesgos asociados. La cirrosi hepática, la pancreatitis y los cánceres de labio, de boca, de laringe, de esófago y de hígado son algunas de las dolencias que el consumo excesivo de alcohol o determinados abusos pueden causar.
A la larga, beber excesivamente puede tener consecuencias en la salud como por ejemplo pérdida de la hambre, deficiencia vitamínica, mala digestión de alimentos, problemas de piel, impotencia sexual, obesidad, problemas del sistema nervioso central, pérdida de memoria y desórdenes psicológicos.
Con el consumo regular de bebidas alcohólicas se puede correr riesgo de desarrollar tolerancia, un mecanismo por el cual la persona cada vez tiene que beber más para obtener los mismos afectos. Además, puede aparecer dependencia física y psíquica que comporta, por un lado, el síndrome de abstinencia si se deja de beber y, de otra, la pérdida de control y la necesidad de continuar bebiendo a pesar de sufrir consecuencias adversas.
No todas las personas reaccionan del mismo modo a la hora de consumir alcohol. Hay diferencias individuales que hacen que algunas personas tengan más predisposición a sufrir consecuencias negativas que no otras y, por lo tanto, es más fácil que desarrollen dependencia. La intoxicación aguda o borrachera se presenta como resultado de un consumo elevado de alcohol en un intervalo corto de tiempo.
La cantidad de alcohol que hay a la sangre depende de diferentes factores: pes (a las personas con poco peso, el alcohol los afecta más), sexo (con la misma cantidad, tiene más efecto en la mujer que en el hombre), velocidad con que se bebe (cuanto más deprisa, más efecto hace) y comer (si se consume mientras se come, el alcohol tarda más a pasar a la sangre).[banner-AMP_5]
Según la concentración de alcohol a la sangre, la persona presenta unos trastornos más o menos importantes:
- A partir de 0,5 g/l de alcohol a la sangre: se presenta un estado de euforia que lleva a sobrestimar las propias facultades, mientras que disminuyen los reflejos y la agudeza visual.
- A partir de 1 g/l: se presenta un estado de embriaguez con pérdida de control de las facultades superiores.
- A partir de 3 g/l: se presenta un estado de apatía.
- A partir de los 4-5 g/l: se presenta un estado de coma.
- Por encima de los 5,5 g/l: se produce la muerte. [banner-AMP_6]
Fuente: canalsalut.gencat.cat.