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Las bebidas energèticas a menudo superan la dosis máxima de cafeina recomendada para menores

Redacció

La moda de la cafeína entre adolescentes: salud en juego

Chocolate, bubble tea y cápsulas energéticas esconden dosis de cafeína que pueden provocar insomnio, palpitaciones y adicción

 

La cafeína es un estimulante presente en muchos alimentos y bebidas, incluyendo productos muy consumidos por niños y adolescentes. Aunque su consumo no está prohibido en menores, los expertos advierten que no es inocuo y que los jóvenes no deberían tomarlo. “Es comprar riesgo por nada, porque no tiene ningún valor nutricional”, afirma el pediatra Sebastià González, coordinador del servicio de Urgencias Pediátricas de Vall d’Hebron. Los efectos de la cafeína pueden ser inmediatos, pero también afectar a largo plazo el desarrollo y la salud de los jóvenes.

La cafeína se encuentra de manera natural en el café, el té, el cacao, el mate o el guaraná, pero también se añade de forma artificial a refrescos, yogures o helados. La teobromina, una sustancia similar, se encuentra en el cacao, las nueces de cola o el té. Según González, el consumo tradicional, como una lata de coca-cola, es relativamente moderado; el problema son las bebidas energéticas y otros productos que se están poniendo de moda, como las bolsitas de cafeína y los “shots energéticos”, que superan fácilmente la dosis máxima recomendada para menores.

La Agencia Catalana de Seguridad Alimentaria recomienda evitar bebidas energéticas en niños y adolescentes, ya que pueden provocar deshidratación y nunca deben mezclarse con alcohol. Además, el marketing agresivo las vincula con deportes de riesgo y alto rendimiento, haciéndolas muy atractivas para un público influenciable. Según una encuesta de la Diputación de Barcelona, un 5% del alumnado de 4º de ESO toma bebidas energéticas cada día, y más del 30% cada semana. La mezcla con alcohol es superior a la media estatal, lo que aumenta los riesgos para la salud.

Otros productos que contienen cafeína

Otras fuentes de cafeína incluyen colas, bubble teas y algunos medicamentos o chocolates. Los bubble teas, populares entre adolescentes, contienen azúcar añadido y cafeína, mientras que las cápsulas de cafeína y los shots energéticos ofrecen dosis concentradas que se metabolizan muy rápidamente, incrementando el potencial adictivo y el riesgo de toxicidad.

La cafeína afecta el sistema nervioso central y puede provocar nerviosismo, insomnio, irritabilidad, dolor de cabeza, problemas digestivos, aceleración del ritmo cardíaco y deshidratación. También puede interferir con el crecimiento, la mineralización de los huesos y el desarrollo cerebral, ya que el sueño de calidad y la regulación hormonal se ven alterados. El consumo habitual genera tolerancia, dependencia y adicción.

Los expertos coinciden en que se debe enviar un mensaje de precaución más que de alarma. La regulación, la información clara y la supervisión de los padres son claves para proteger la salud de los menores y minimizar los riesgos asociados al consumo de cafeína. Observar lo que los jóvenes consumen y educarlos sobre los peligros es esencial para evitar efectos nocivos que podrían ser fácilmente previsibles.

Fuente: www.3cat.cat/3catinfo


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