El TOC o trastorno obsesivo compulsivo es un trastorno de la ansiedad, en el que se tienen obsesiones o compulsiones, o ambas a la vez. Las compulsiones son comportamientos repetitivos que el niño se siendo obligado a hacer en respuesta a una obsesión y cumplen la función de aliviar el estrés o evitar que "pase una cosa mala".
En cuanto a las obsesiones son imágenes mentales que tiene de manera recurrente y que no puede evitar que aparezcan. Le producen ansiedad y en muchas ocasiones reconoce que son imaginarias e intenta ignorarlas. Suelen empezar entre los 7 y los 10 años, y los causa ansiedad y vergüenza, sobre todo en la escuela, donde sus relaciones sociales se ven alteradas por estas conductas y pensamientos.
En el TOC es imprescindible la colaboración de toda la familia. Primero, reconociendo que existe un problema, trayendo al menor en el psicólogo y practicando ejercicios en casa que serán guiados por el especialista. Las compulsiones y obsesiones más frecuentes son:
- Compulsiones: Tocar, repetir algo hasta que sale bien, ordenar, contar objetos, lavarse las manos con frecuencia o acumular cosas.
- Obsesiones: Escrúpuloso en exceso, necesidad de simetría, temor a causar mal o al hecho que a otros los pase algo o temor a ensuciarse.
Algunas recomendaciones recogidas por el Hospital Vall Hebrón para intentar superar las obsesiones y compulsiones son:
- Estar decidido a vencer tu problema
- Aprender a perder miedo de tus pensamientos obsesivos
- Cambia tus rituales con el objetivo de acabar eliminándolos
- Si piensas que no haces el ritual, te pasará algo mala, date cuenta que no tiene sentido
- Acepta tus pensamientos irracionales y déjalos allá, sin luchar, consciente del que son
- Digas a tú mismo: no pasa nada si estoy obsesionado
- Graba un audio con pensamientos absurdos y escúchalos para ver que son inofensivos
- Céntrate en tu vida normal
- No te sientas culpable para tener obsesiones
En todo caso, desde Valle Hebrón también indican que si las recomendaciones no funcionan y el transtorno se complica, el mejor es ir a un psicólogo o psiquiatra para complementar los consejos con otros tipos de tratamiento, como pueden ser terapias cognitivas conductual, tratamientos farmacológico y otros.