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La estación de Cabrera de Mar, que toca en la playa, donde se pueden producir aglomeraciones. Foto: ACN

capgros.com / ACN

Cabrera de Mar quiere informar de la ocupación de las playas a los trenes para evitar aglomeraciones

El apeadero de la línea 1 de Cercanías tiene acceso directo a la arena y es imposible hacer un control de acceso

El Ayuntamiento de Cabrera de Mar pide colaboración a Renfe para facilitar la gestión de la ocupación de las playas del Maresme a partir del próximo fin de semana, el primero de la fase 2 de la desescalada y en el que vecinos otras poblaciones se podrán desplazar a la costa maresmeca a disfrutar de sus playas. La situación es especialmente preocupante en este municipio, puesto que el apeadero de la línea 1 de Cercanías tiene acceso directo a la playa y en hora punta "supone el desembarco de muchas personas cada cinco o diez minutos", avisa el alcalde, Jordi Mir. El consistorio sugiere a la compañía que utilice la megafonía interior de los convoyes para informar los pasajeros del estado de la ocupación de las playas antes de cada estación.

Una medida de estas características, defiende Mir, iría "muy bien" a los usuarios y también en los ayuntamientos "que evitaríamos tener que gestionar multitudes de gente que no podrán acceder en la playa si está llena". Esta es ahora, según el alcalde de Cabrera, una de las principales preocupaciones de muchos municipios costeros con la llegada de la fase 2. En el caso de Cabrera de Mar, un golpe la gente baje del tren el control de acceso a la playa es "imposible" porque es un espacio abierto. Hacer un punto de acceso en los pocos metros de distancia que separan la estación de la arena sería contraproducente, según el alcalde: "Estaríamos haciendo un embudo que es aquello que tenemos que evitar, que es crear aglomeraciones".



"Hace falta que todo el mundo tenga la información y pueda bajar a playas que no estén llenas", insiste el alcalde. Por su parte, el Ayuntamiento de Cabrera ha cerrado la mayoría de accesos a pie desde el pueblo y sólo ha dejado dos de abiertos – Torrente de Vinyals y Torrente del Molino– para poder hacer un control más esmerado del aforo. Además, se contratarán tres agentes cívicos para informar los bañistas, se instalará cartelera y se recomienda a los bañistas que limiten su estancia en la playa a dos horas y media. Y es que además de las dificultades derivadas de la covid-19, Cabrera de Mar se encuentra este año con una gran pérdida de superficie de playa después de Glòria.

De los 2,5 kilómetros de fachada litoral que tiene el municipio, había hasta ahora dos de disponibles. Este año, la playa queda reducida a un kilómetro con anchuras variables, entre los 25 metros en los puntos más anchos, a tramos de sólo cinco metros en los tramos más estrechados, al extremo norte del municipio.

 
 

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