La Sección 20 de la Audiencia de Barcelona ha condenado Francisco Rios, de 66 años, a 20 años de prisión por los delitos de maltrato, agresión sexual e intento de homicidio. La sentencia considera que el 6 de marzo del año 2007, el condenado intentó matar la mujer a golpes de martillo en el domicilio familiar de Caldes de Estrac (Maresme). El condenado primero la amenazó con un cuchillo de cocina, pero el nieto de la pareja evitó que el abuelo le clavara el cuchillo. Después Francisco Rios fue a buscar el martillo, fue a la habitación donde se había escondido la mujer y le dio cinco golpes en la cabeza. El condenado también tendrá que indemnizar la víctima con 24.171 euros por las lesiones y secuelas.
La sentencia indica que el condenado y la mujer traían más de 40 años casados. Hacia diciembre del 2005 la relación empeoró y el condenado insultaba la víctima cada día, llegando a amenazarla y a agredirla cogiéndola por el cuello, sin que ella pusiera ninguna denuncia. A principios del año 2006 el matrimonio fue a vivir en Cádiz, a casa de la familia de la mujer. Una noche, el condenado quería tener relaciones sexuales y ella se negó. Entonces Francisco la amenazó, la tiró sobre la cama y la agredió sexualmente.
El 6 de marzo del 2007 el matrimonio empezó una fuerte discusión en el domicilio familiar situado en Caldes de Estrac y cuando la mujer quiso salir de casa él le impidió, empujándola contra una silla y mordiéndole la nariz y la boca. Después el condenado fue a coger un cuchillo de un cajón de la cocina y amenazó a la mujer poniéndole al cuello. La hija del matrimonio que también estaba en el piso pidió auxilio a otros familiares que estaban en la misma casa pero en otro piso, y la víctima aprovechó la situación para ir hacia las escaleras.
El condenado la atrapó cuando subía y le puso el cuchillo al pecho mientras ella se quedaba quieta sin oponer resistencia. Entonces el nieto se peleó con él hasta que le sacó el cuchillo, y la víctima era ayudada por otros familiares a esconderse en una habitación donde se cerró con una aldaba. Aún así, el condenado fue a buscar un martillo, se dirigió hacia la habitación y a golpes rompió la puerta para encontrarse la mujer sentada en una cama. El hombre le dijo 'aquí ha acabado todo', y le dio cinco golpes de martillo a la cabeza hasta que ella quedó tendido sobre la cama y sin conocimiento.
Después de esta agresión, el condenado salió a la calle y empezó a darse golpes con el martillo, puesto que pensaba que la mujer estaba muerta, hasta que los Mossos d'Esquadra lo detuvieron. Como consecuencia de la agresión la mujer sufrió un traumatismo craneoencefálico grave con hundimiento de un hueso frontal, además de otras lesiones a las manos. La mujer estuvo 192 días de baja, 8 de ellos al hospital y le han quedado varias cicatrices como secuelas, un estrés posttraumàtic, y el hundimiento del hueso frontal izquierdo. El hombre sufría una enfermedad mental delirante a pesar de que no afectaba a su capacidad de distinguir entre el bien y el mal.
La sentencia indica que el condenado y la mujer traían más de 40 años casados. Hacia diciembre del 2005 la relación empeoró y el condenado insultaba la víctima cada día, llegando a amenazarla y a agredirla cogiéndola por el cuello, sin que ella pusiera ninguna denuncia. A principios del año 2006 el matrimonio fue a vivir en Cádiz, a casa de la familia de la mujer. Una noche, el condenado quería tener relaciones sexuales y ella se negó. Entonces Francisco la amenazó, la tiró sobre la cama y la agredió sexualmente.
El 6 de marzo del 2007 el matrimonio empezó una fuerte discusión en el domicilio familiar situado en Caldes de Estrac y cuando la mujer quiso salir de casa él le impidió, empujándola contra una silla y mordiéndole la nariz y la boca. Después el condenado fue a coger un cuchillo de un cajón de la cocina y amenazó a la mujer poniéndole al cuello. La hija del matrimonio que también estaba en el piso pidió auxilio a otros familiares que estaban en la misma casa pero en otro piso, y la víctima aprovechó la situación para ir hacia las escaleras.
El condenado la atrapó cuando subía y le puso el cuchillo al pecho mientras ella se quedaba quieta sin oponer resistencia. Entonces el nieto se peleó con él hasta que le sacó el cuchillo, y la víctima era ayudada por otros familiares a esconderse en una habitación donde se cerró con una aldaba. Aún así, el condenado fue a buscar un martillo, se dirigió hacia la habitación y a golpes rompió la puerta para encontrarse la mujer sentada en una cama. El hombre le dijo 'aquí ha acabado todo', y le dio cinco golpes de martillo a la cabeza hasta que ella quedó tendido sobre la cama y sin conocimiento.
Después de esta agresión, el condenado salió a la calle y empezó a darse golpes con el martillo, puesto que pensaba que la mujer estaba muerta, hasta que los Mossos d'Esquadra lo detuvieron. Como consecuencia de la agresión la mujer sufrió un traumatismo craneoencefálico grave con hundimiento de un hueso frontal, además de otras lesiones a las manos. La mujer estuvo 192 días de baja, 8 de ellos al hospital y le han quedado varias cicatrices como secuelas, un estrés posttraumàtic, y el hundimiento del hueso frontal izquierdo. El hombre sufría una enfermedad mental delirante a pesar de que no afectaba a su capacidad de distinguir entre el bien y el mal.