El Maresme es una comarca donde los apodos locales han pasado de generación en generación, a menudo con toques de humor e ironía. Estos sobrenombres, frecuentemente arraigados en eventos históricos, leyendas o características peculiares, ofrecen una mirada única a la cultura popular de punta a punta de esta franja estrecha y alargada de la costa catalana. Aunque algunos como “Capgrossos” de Mataró, “¿Qué hora es?” de Sant Pol o “Penjaases” de Vilassar de Mar son bien conocidos entre los maresmenses, la historia detrás de estos apodos a menudo oculta detalles curiosos y sorprendentes que vale la pena descubrir.
Los apodos del Maresme son una parte esencial de su identidad cultural y reflejan la riqueza y diversidad de la comarca. Aunque algunas leyendas puedan parecer inverosímiles, su valor radica en la tradición oral y en cómo han ayudado a fortalecer los lazos comunitarios a lo largo de los años.
Vilassar de Mar – "Penjaases"
Una de las leyendas más conocidas de Vilassar de Mar cuenta que en el siglo XIX creció hierba en el campanario de la iglesia del pueblo. Para que un burro se la comiera, los vilasarenses lo subieron hasta el campanario con poleas. Lamentablemente, el animal murió estrangulado, dando lugar al apodo "Penjaases" para los habitantes del municipio. Esta historia ha sido documentada por varios folkloristas y es una de las leyendas más arraigadas en la cultura local. De hecho, se recrea en cada Fiesta Mayor de Sant Joan, llevándose a cabo la colgada del burro Innocenci (la figura del correfoc, ¡no uno real!) en el campanario, donde permanece hasta el final de la festividad.
La colgada del burro en la Fiesta Mayor de Vilassar
Premià de Mar – "Gafarrons"
Los habitantes de Premià de Mar son conocidos como "Gafarrons". Este apodo tiene varias versiones sobre su origen. Una de las más populares cuenta que los pajareros barceloneses venían a cazar estos pequeños pájaros en Premià, y los vendedores gritaban: "Gafarrons de Premià, gafarrons de Premià, son los mejores gafarrons; comprad gafarrons, ¡son de Premià!". Esta expresión se convirtió en un símbolo de identidad para los premianenses.
Una segunda versión apunta que, al fundarse el barrio de mar, los pescadores cantaban una sola canción todo el día, como los gafarrons con su canto, y los de “arriba” los comparaban así. La tercera está vinculada a las disputas con Premià de Dalt, cuando alguien llamó al pueblo pequeño “una especie de gafarrón”. La cuarta data del siglo XIX y hace referencia a un malentendido durante la construcción del campanario de Sant Cristòfol, cuando un rector confundió un gafarrón con una paloma.
Mataró – "Capgrossos"
Como es bien sabido, los habitantes de Mataró son conocidos popularmente como capgrossos, un apodo que tiene su origen en la época medieval de la ciudad. Durante aquellos siglos, la muralla defensiva de Mataró estaba adornada con varias figuras talladas en piedra, entre las cuales destacaban los cabezones de buey situados sobre las puertas y torres. Estos elementos no solo tenían una función decorativa, sino que también se creía que protegían la ciudad asustando a los malos espíritus. Con el tiempo, la forma y el carácter de estas esculturas inspiraron comparaciones humorísticas con los mismos habitantes, dando lugar al apodo que aún perdura.[banner-AMP_5]
Los Capgrossos en la Diada Castellera de Les Santes. Foto: R.Gallofré
Con los años, el término capgrossos ha pasado de ser una simple broma popular a convertirse en un símbolo de identidad local que ya no es un apodo, dando nombre a la colla castellera local o incluso a este mismo diario digital.
Sant Pol de Mar – "¿Qué hora es?"
En este caso no es exactamente un apodo en sí, sino una frase casi con forma de canción que se asocia a un pueblo maresmense, Sant Pol de Mar. Según la tradición, en tiempos pasados había un reloj de sol en el pueblo que, para protegerlo del clima, se cubrió con un tejado. Esta protección impidió que el reloj cumpliera su función, convirtiéndose en un elemento inútil para medir la hora. De esta manera, la pregunta “¿Qué hora es?” pasó a ser una broma recurrente entre vecinos y visitantes, simbolizando la singularidad y el humor del pueblo.[banner-AMP_6]
Otra versión sitúa el origen de la expresión en la Guerra de Sucesión Española, cuando las tropas de Felipe V entraron en Sant Pol de Mar en 1714 y destruyeron el campanario con su reloj. Durante un tiempo, los vecinos se vieron obligados a vivir provisionalmente en la playa, con tiendas improvisadas, lo que hacía imposible tener un reloj público funcional.[banner-AMP_7]
El Masnou – "Jorobados"
El apodo de los jorobados del Masnou tiene un origen cotidiano y sorprendentemente inocente. Aunque una joroba es una prominencia ósea de la columna vertebral, el apodo no hacía referencia a una característica física real de los vecinos, sino a una curiosa coincidencia con los objetos de los hogares del siglo XIX. En muchas casas había escaleras interiores con pomos ornamentales en forma de bola que servían de soporte para las barandillas, y los hombres, marineros o pescadores la mayoría, colgaban allí las chaquetas y delantales húmedos después del trabajo en el mar.[banner-AMP_8]
El puerto del Masnou: el carácter marinero de la villa es el origen del apodo 'Jorobados'
El peso y la humedad de las prendas hacían que la ropa se inflara y adoptara la forma de los pomos, creando la impresión de una “joroba” en la espalda. Así, sin darse cuenta, los vecinos adquirían el apodo de jorobados, que se transmitía oralmente de generación en generación. Según los abuelos, el dicho popular “ningún jorobado ve su propia joroba” reflejaba esta situación, convirtiendo un simple efecto de la vida cotidiana en un rasgo identitario y humorístico del pueblo.[banner-AMP_9]
Arenys de Mar – "Cuando duermen no ven"
La expresión popular "Arenys de Mar, cuando duermen no ven" es un dicho tradicional que se usa para referirse a los habitantes de Arenys de Mar, una villa del Maresme. Según la versión recogida por Roser Carol en 1978, la broma se origina en la creencia de que los arenyenses eran personas muy sabias y arrogantes, conocidas por llevar gafas. Cuando se les preguntaba si se las quitaban para dormir, la respuesta afirmativa daba pie a esta broma, sugiriendo que, al dormir, perdían la capacidad de ver, aun llevando gafas. Esta anécdota se recoge en su obra Frases hechas de los Países Catalanes.[banner-AMP_10]
Canet de Mar – "Caracoles con cebolla"
Una de las expresiones populares más conocidas del Maresme es “En Canet de Mar, caracoles con cebolla”, utilizada como apodo para los habitantes de Canet. Este dicho, recogido por Roser Carol en Frases hechas de los Países Catalanes (1978), surge como una broma sobre los gustos gastronómicos del pueblo, alegando que el plato típico serían los caracoles con cebolla. Como muchas otras expresiones locales de la comarca, refleja el humor y la ironía con que los vecinos se han referido tradicionalmente a los pueblos vecinos, transformando observaciones cotidianas en apodos y dichos que han perdurado generación tras generación.[banner-AMP_11]
Concurso de cocina del caracol en Canet
Teià – "El saco y el gancho"
Los habitantes de Teià son conocidos como "El saco y el gancho". Esta denominación no es única del municipio maresmense y también aplica a vecinos de otros pueblos. El origen de esta expresión se remonta a la antigua costumbre campesina de recoger piñas, donde los trabajadores utilizaban un gancho para hacerlas caer de los árboles y un saco para almacenarlas. Esta práctica, que combinaba herramientas sencillas pero efectivas, dio lugar a la frase "saco y gancho" como metáfora de una tarea realizada con los medios disponibles, sin mucha sofisticación. Esta expresión se ha mantenido viva en la población de Teià, hasta el punto de que da nombre a entidades como la colla gegantera local.[banner-AMP_12]
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