En el corazón del Maresme, en lo alto de una colina de 401 metros y visible desde buena parte de la comarca, se alza el Castell de Burriac, una fortaleza medieval que, más allá de su historia documentada, es fuente de una de las leyendas más inquietantes de Catalunya: la que afirma que fue “okupado” por brujas. Durante siglos, la imaginación popular ha envuelto el castillo en rituales nocturnos, maleficios, tormentas repentinas y animales convertidos en humanos —o al revés. Un escenario perfecto para alimentar el rumor y el misterio.
Una leyenda de miedo y advertencia
Según la narración recogida por el erudito Coll i Modolell, las bruixes escogían Burriac como punto de encuentro cada sábado al anochecer. Después de ponerse el sol, las mujeres voladoras aterrizaban en el patio del castillo, encendían un caldero y hacían hervir una poción mágica. Con aquel líquido se untaban el cuerpo y, pronunciando un conjuro, se transformaban en cuervos para volar mar adentro.
Un chico del pueblo, incrédulo ante las historias que circulaban, decidió espiarles. Escondido tras unos matorrales, observó la transformación y, movido por la curiosidad, reprodujo el ritual. Pero no acabó en forma de pájaro, sino convertido en un burro. Durante días vagó sin control, haciendo travesuras, hasta que consiguió regresar al castillo. Allí, las brujas lo apalearon hasta que la piel del animal se desprendió y reapareció el joven, lleno de moratones y con la lección aprendida: no se debe jugar con el mundo de las brujas.
Un castillo con historia real —y mucho más antigua que la leyenda
A pesar de su fama esotérica, Burriac tiene un pasado bien documentado. Los arqueólogos han confirmado que la cima ya estaba ocupada en época romana (siglos II-I aC), probablemente como punto militar estratégico. No fue hasta el siglo XI cuando se construyó el primer castillo medieval, con torre del homenaje, murallas y la capilla de Sant Vicenç, que mantuvo culto hasta 1836.
En el siglo XV fue ampliado y dividido en dos recintos:
- el sobirà, donde vivían los señores
- el jussà, con patios de armas y defensas
El castillo quedó progresivamente abandonado en el siglo XVIII, y en 1990 el Ayuntamiento de Cabrera de Mar adquirió la propiedad para restaurarlo y hacerlo visitable. Hoy es uno de los miradores más espectaculares del Parc de la Serralada Litoral y un destino imprescindible para excursionistas.
Entre brujas, tesoros y senderismo
La leyenda tiene variantes: hay quien dice que un bandolero escondió allí un tesoro antes de ser capturado, y que nadie lo ha encontrado todavía. Otras versiones sitúan Burriac como punto de encuentro del mismo Diablo. Lo que está claro es que el castillo combina valor histórico, paisaje privilegiado e imaginario mágico.
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