El Ayuntamiento de Premià de Dalt ha activado una nueva campaña para reducir las conductas incívicas en el espacio público, con una medida central clara: prohibir y sancionar el consumo de alcohol en la vía pública, incluso cuando se trate de consumo individual y no de botellones. Esta acción refuerza la aplicación de la Ordenanza Municipal de Convivencia y Civismo, que ya contemplaba esta prohibición pero que hasta ahora se había aplicado con cierta flexibilidad.
A partir de ahora, la Policía Local incrementará el control y empezará a sancionar de manera estricta cualquier caso de consumo de alcohol en la calle, ya sea en lata, botella, vaso de plástico o cualquier otro recipiente. Las multas podrán llegar hasta los 750 euros, con el objetivo de garantizar la convivencia, reducir molestias al vecindario y prevenir comportamientos incívicos asociados al consumo de alcohol en espacios públicos.
Una ordenanza más estricta contra el incivismo
El consistorio recuerda que, además de beber alcohol en la calle, la Ordenanza Municipal de Civismo también contempla otras conductas sancionables con importes similares:
- Permanencia en parques públicos fuera del horario permitido
- Molestias que alteren el descanso vecinal (ruidos, gritos, música alta…)
- Conductas vandálicas o negligentes al utilizar el mobiliario urbano
- Deterioro del espacio público o uso impropio de las instalaciones
- Actitudes incívicas que afecten la convivencia o los bienes municipales
Con este refuerzo normativo, Premià de Dalt busca mejorar la convivencia, reducir las quejas vecinales y evitar que plazas, calles y parques se conviertan en puntos de consumo de alcohol no autorizado. Con esta campaña, Premià de Dalt envía un mensaje claro: tolerancia cero con las actitudes incívicas que afecten la calidad de vida del municipio. El Ayuntamiento hace un llamamiento a la responsabilidad ciudadana y recuerda que el cumplimiento de las normas es esencial para garantizar unas calles limpias, seguras y respetuosas para todos.
La medida no es aislada
Otros municipios del Maresme también han endurecido las sanciones relacionadas con el consumo de alcohol en el espacio público. Uno de los casos más destacados es Mataró, donde la última actualización de la ordenanza de civismo elevó la multa mínima hasta los 450 euros por persona identificada, un incremento notable respecto a la normativa anterior. Estas acciones responden a una tendencia general de los ayuntamientos para controlar el consumo de alcohol en la vía pública y minimizar sus efectos: ruidos, suciedad, inseguridad y malestar vecinal.
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