El Maresme custodia historias antiguas, a menudo poco conocidas, que forman parte de un patrimonio espiritual y artístico tan rico como sorprendente. Una de estas joyas prácticamente olvidadas es la Mare de Déu de Goscons, una imagen morena del siglo XII que, pese a estar documentada con rigor por historiadores y especialistas, hoy es una talla perdida. A diferencia de la popular Moreneta de Montserrat, esta Virgen negra maresmenca se ha desvanecido en el tiempo y solo podemos acercarnos a ella a través de los textos, la memoria popular y los fragmentos artísticos que han llegado hasta nuestros días.
La imagen era venerada en la capilla románica de Santa Maria de Goscons, en el término de Arenys de Munt, un pequeño oratorio del siglo XI que presidía la quadra del mismo nombre. Tal como documenta el historiador Josep M. Armengol i Villanueva en el estudio Els Arquer de Goscons. Una aproximació a la seva història documentada, la imagen era “una talla de madera policromada que representaba una marededeu morena sentada con el niño Jesús en la falda, ricamente vestida y coronada”. La obra, de un marcado hieratismo y probablemente datada a mediados del siglo XII, se inscribía plenamente en la tradición de las vírgenes negras europeas, símbolo de devoción y misterio.
Desgraciadamente, también según Armengol, la talla “desapareció a principios del siglo XIX, cuando las tropas napoleónicas quemaron la quadra de Goscons y la capilla”. Su desaparición marca el inicio de una leyenda que todavía perdura: todos saben qué era y qué representaba, pero nadie sabe dónde está.
Una Virgen encontrada con ecos medievales
Como muchas marededeus encontradas de la tradición catalana, la historia de Goscons incorpora elementos legendarios que refuerzan su encanto. Según la narración popular, la imagen fue descubierta por un pastor en una cueva del Pla de les Bruixes, en el Montnegre, entre Vallgorguina y Arenys de Munt. Allí habría sido escondida para evitar que cayera en manos sarracenas, un relato que combina dramatización medieval y simbolismo religioso. La devoción era tan grande que su aplec se celebraba cada 8 de septiembre, y el lugar se convirtió en un intenso centro de peregrinación, con numerosos exvotos que aportaban recursos al casal de los Arquer Goscons.
Fragmentos del pasado: el retablo gótico
La capilla también acogía un retablo de finales del siglo XV, atribuido al maestro Pere de Benavarri, del cual hoy solo se conservan algunos fragmentos. Armengol recuerda que estas piezas “están trabajadas en un estilo típico de la escuela catalana de la segunda mitad del siglo XV”, caracterizado por la individualización de los rostros, el naturalismo y la riqueza de los pliegues. Son testimonios tangibles de un templo que, pese a la destrucción, mantiene viva su significación histórica.
La comparación con otras tallas contemporáneas, como la Mare de Déu de Vall de Maria, refuerza la idea de que Goscons formaba parte de un conjunto de vírgenes negras del siglo XII con rasgos similares. Pero mientras algunas han llegado hasta hoy, la Mare de Déu de Goscons sigue envuelta en silencio e incógnitas. El Maresme, pues, esconde una Moreneta propia: menos conocida, físicamente desaparecida pero históricamente bien documentada, y cargada de un simbolismo que conecta la comarca con las tradiciones más profundas de la Cataluña medieval. Una imagen perdida que sigue despertando fascinación y que reclama, quizás, ser redescubierta.
Las noticias más importantes de Mataró y Maresme, en tu WhatsApp
- ¡Recibe las noticias destacadas en tu móvil y no te pierdas ninguna novedad!
- Entra en este enlace, haz clic en seguir y activa la campanita