Una parte del edificio de la Gran Vía de Premià de Mar (Maresme) donde tuvo lugar la explosión del pasado 18 de septiembre está tan malograda que no se podrá apuntalar, según han concluido los técnicos de la empresa especializada que está haciendo los trabajos de estabilización del bloque. Se trata de una zona de los techos y los tierras que separaban el piso donde tuvo lugar la explosión, el 2n 1a, con el piso de arriba y el piso de bajo. La carencia de ningún punto firme en este punto hace imposible la colocación de puntals para asegurar el edificio y ahora habrá que hacer un pequeño proyecto deprisa y corriendo para la instalación, en estos puntos, de nuevas columnas y vigas de hierro. Este cambio supone ahora un atraso en los trabajos, pero se espera que a la larga esto sirva de base para la posterior rehabilitación del edificio.
El mal estado de esta parte del edificio hace que se tengan que modificar los trabajos para estabilizarlo y buscar soluciones alternativas en el proyecto inicial de apuntalamiento. La desaparición de tierras y techos en la zona más próxima a la detonación hace que haya hasta nuevo metros de vacío en vertical. Esta distancia impide la colocación de puntals y obliga a una primera pequeña rehabilitación expreso.
Este cambio supone ahora un atraso en los trabajos, pero se espera que a la larga esto sirva de base para la posterior rehabilitación del edificio
La zona afectada se encuentra en el espacio que ocupaban las habitaciones más pequeñas de las puertas primeras del primero, segundo y tercer piso del edificio. Los trabajos que se harán consistirán en la instalación de una subestructura de columnas y vigas de hierro que hagan sólida el conjunto de la estructura del bloque de pisos. Al resto del edificio, los trabajos de apuntalamiento avanzan al ritmo previsto y la pared maestra o muro de carga que pasa por el medio de las viviendas, y que más afectación tuvo a la segunda planta como consecuencia de la explosión, ya está apuntalada hasta la cuarta planta. El edificio, pero, todavía no se considera estabilizado y el trabajo a su interior continúa siendo peligroso.
36 familias desalojadas
En cuanto a las personas afectadas del bloque siniestrado, así como de los bloques vecinos, de las 36 familias desalojadas, hay trece que ya se han trasladado a vivir en una nueva vivienda provisional, diez más también han encontrado piso y están pendientes de entrar a vivir, cuatro familias continúan buscando vivienda y las otras nuevo han preferido continuar alojadas en casa de familiares o amigos.