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Xavier Amat

San Juan, el día de la cereza d’en Roca

Arenys de Munt celebra desde hace diez años coincidiendo con la tarde de San Juan una feria dedicada a este producto autóctono

San Juan es sinónimo de verbena, petardos, hogueras, coca y cava. Pero en Arenys de Munt, y desde ya hace una década, también de cerezas, en concreto las de en Roca, la variedad identificada con la población de esta fruta roja, dulce y elegante. A lo largo de toda la tarde del 24 de junio, a la zona de la Riera, tendrá lugar la 10a Feria de la Cereza de en Roca, y para celebrar un aniversario tan importante habrá varias novedades. Es sólo una tarde, pero se prevé frenética.

La técnica de Promoción Económica del Ayuntamiento de Arenys de Munt, Elisenda Ferrer, explica que la Feria "se ha ido consolidando y cada vez hay más productores con las correspondientes paradas y más visitantes. Es difícil de contabilizar, pero calculamos que el año pasado acudieron unas 3.000 personas". Avanza que el marco del encuentro tendrá un diseño original en forma de dos cerezas, y que, en la parte de la Feria artesana de labrador, todos los paradistes irán disfrazados. También habrá aquella tarde el XVI Encuentro de Puntaires, en la plaza de la Iglesia.

Dos de las grandes novedades raen en los concursos. Por un lado se recupera, después de que ya se hubiera celebrado hace algunos años, el de escupida de huesos de cereza, en que gana aquel quién tire el hueso más lejos; por el otro, se llevará a cabo la primera edición de "El pendiente de la cirereta", en que habrá que presentar a concurso pendientes realizados con productos naturales o artificiales. No va siempre se ha considerado que las cerezas tienen forma de pendientes. Por su parte, y también por primera vez, al bar de la Feria se servirán xupitos de cereza.

Cerezos para superar la fil·loxera
Si hoy en Arenys de Munt los cerezos y su fruto se han convertido en prácticamente un signo de identidad del pueblo es porque este fue el árbol frutal que mejor se adaptó a los caminos empinados y al clima de la zona, y por lo tanto permitió seguir viviendo de la tierra a muchos labradores que habían perdido todas las viñas con la fil·loxera, a finales del siglo XIX. El cambio, pero, no fue inmediato. De primero muchas familias tuvieron que irse hacia el norte de Cataluña a trabajar de minaires. Una de estas familias, los hermanos Roca, trajeron a Arenys esquejes – o eixerns, como dicen en Arenys de Munt – que habían encontrado en el patio de una masía de l'Empordà, y los injertaron en un borde. Cuando el árbol quitó, la calidad del fruto era superior a la de las clases que se plantaban habitualmente, y a través de injertos el cultivo de cerezos se fue esparciendo. En el pueblo nadie conocía antes esta variedad de cereza, que en Arenys tomó características propias, y en honor a sus introductors le pusieron el nombre de en Roca.

Hoy, ganarse la vida en Arenys de Munt sólo con las cerezas de en Roca es más que complicado. "Las fincas son pequeñas, y el pueblo es muy montañoso, no caben grandes maquinarias a los terrenos. Además es un árbol que precisa de lluvias en momentos muy concretos, y no soporta nada bien periodos de sequía", explica Montserrat Amargando, que viene de familia labradora y es la primera generación que lo tiene que combinar con otras actividades para que le salgan los números. Amargando, pero, no duda ni un momento de participar a la Feria, donde no ha faltado en cabeza de las diez ediciones: "Es perfecto dar a conocer que junto a casa hay alimentos tan buenos, en el Maresme tenemos muchos ejemplos y en Arenys de Munt la cereza de en Roca es todo un símbolo", concluye.

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