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Redacció

El secreto termal del Maresme: el balneario frente al mar que parece sacado de un lujo imposible

En Caldes d'Estrac, la tradición termal de más de dos siglos se combina con un entorno privilegiado y una agua geotérmica única en el sur de Europa

 

Cuando hablamos del Maresme pensamos en playas, pueblos con encanto y esa luz tan característica que parece teñirlo todo de calma. Pero en medio de la comarca hay un tesoro que, si fuera un mapa de película o novela de piratas, tendría una X bien grande marcada encima. Y paradójicamente, muchos aún lo desconocen. Se encuentra en Caldes d’Estrac, el municipio más pequeño de las 3 Viles, y es un prodigio que parece sacado de un lujo imposible: un balneario termal auténtico, histórico y único, situado a solo cien metros del mar.

Este es el Balneario de Caldes d’Estrac —o Balneario Caldetes, para los locales— un establecimiento con más de 200 años de tradición, heredero de un manantial que brota desde miles de metros bajo tierra y que ha atraído romanos, reyes, artistas y viajeros en busca de salud y bienestar.

El agua del Balneario de Caldes d’Estrac, un tesoro

Un legado que viene de 2.800 metros bajo tierra

La historia del balneario arranca en el año 1818, cuando el Ayuntamiento y la Parroquia impulsaron el edificio que aún hoy acoge estas termas. Pero su valor real viene de mucho más abajo. El agua mineromedicinal se calienta de manera natural a 2.800 metros de profundidad, se enriquece con minerales y emerge a la superficie a 38,8 °C, intacta, pura y cristalina. Un fenómeno geotérmico y geológico tan excepcional que explica, literalmente, el nombre de Caldes.

“Esta es un agua mágica, sales como nuevo”, resumía Antoni Torrent, su gerente, en un reportaje de Capgròs. Y no exagera. Las analíticas lo corroboran: en dos siglos, caudal, temperatura y composición se han mantenido inalterables. El agua sale directamente del brote hasta las piscinas del balneario, sin manipulaciones ni procesos añadidos, y se renueva constantemente.

Este es su secreto más grande y lo que lo diferencia de prácticamente cualquier otro centro termal del sur de Europa: unas termas naturales, junto al Mediterráneo, donde el agua llega al bañista exactamente tal como sale de la tierra.

Tratamientos en el Balneario

Un agua que cura, calma y revitaliza

Las propiedades de esta agua no son ninguna leyenda. Están reconocidas científicamente como mineromedicinales y son especialmente indicadas para:

  • Reumatismo y artrosis

  • Problemas respiratorios y alergias

  • Afecciones del aparato locomotor o secuelas traumáticas

  • Inflamaciones crónicas de las vías urinarias

  • Recuperación muscular y tratamientos post-Covid

Además, el tratamiento termal es tan terapéutico como preventivo: reeduca el sistema termorregulador, estimula las defensas, revitaliza tejidos, elimina toxinas, calma el dolor y seda el sistema nervioso.

El balneario ha sabido actualizar este legado con una oferta completa que incluye balneoterapia, haloterapia en la cueva de sal, masajes, fangoterapia, circuitos de bienestar, crioterapia y termoterapia, siempre bajo supervisión médica. No es solo un spa: es un centro de salud reconocido por el Imserso y con certificación Biosphere Sustainable Lifestyle.

El balneario de los Reyes catalanes… y de todo el mundo

Caldes d’Estrac hace siglos que es sinónimo de curación y descanso. Los romanos ya establecieron termas allí, y a lo largo de los siglos XIX y XX veranearon personalidades como Jacint Verdaguer, Joan Maragall o Apel·les Mestres. Las aguas que ellos veneraban son exactamente las que hoy brotan en el balneario.

El gerente lo explicaba así: “Hoy todo el mundo puede curarse aquí como lo hacía hace 500 años el más distinguido de la realeza catalana”. Y es literal: a diferencia de muchos centros termales de alto standing, el Balneario de Caldetes mantiene una vocación pública y accesible.

Caldes d'Estrac

Un balneario frente al mar, rodeado de un pueblo con alma

El valor del balneario se multiplica cuando se mira su entorno. Caldes d’Estrac es un pueblo pequeño —3.148 habitantes— pero lleno de cultura, arquitectura y naturaleza. Pasear por el Paseig dels Anglesos, entre casas modernistas y noucentistas con el mar al lado, es una experiencia tan singular como visitar la Casa Ugalde de Coderch, o sumergirse en la colección de la Fundació Palau i Fabre, con piezas de Picasso y un espíritu artístico que ha dado vida al festival Poesia i +.

Todo ello en un municipio que ha pasado de ser un lugar de veraneo aristocrático a un espacio donde muchos barceloneses deciden vivir todo el año. Un lugar con historia romana (la Aquae Calidae que le dio nombre), paisaje mediterráneo y un patrimonio termal que no tiene equivalente en el país.

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