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Sàgar Malé

1. Ayudando Túnez

El julio pasado fui a Túnez, un país que cinco meses antes había vivido una revolución popular para expulsar su dictador. Asistí a unas jornadas sobre el papel de la sociedad civil a las transiciones democráticas (organizadas la fundación Anna Lindh, que trabaja por el diálogo entre las culturas de la cuenca mediterránea). Entre las organizaciones europeas había un discurso benintencionat, pero con un transfons de inconsciente arrogancia: "ahora es, definitivamente, el momento en que tenemos que apoyar a la sociedad civil tunisiana para hacer una correcta transición política."

Sí, había buena intención. Pero yo me preguntaba si no era antes cuando había que apoyar, en los 28 años que duró la dictadura de Ben Ali (sin contar que su antecesor y padre de la Túnez moderna, Bourguiba, también es considerado por mucha gente como un dictador). Por parte de los gobiernos europeos había un mutismo casi total sobre los niveles de represión a los que llegaba este régimen. Cómo decía Taoufik Ben Brik, uno de los periodistas tunisians perseguidos, era "Una dictadura tanto dulce!". Además ayudaba a parar la emigración ilegal a un buen precio, y era un tapón magribí a la extensión del islamismo radical (ya es muy curioso que en Europa haya más preocupación por el terrorismo y la inmigración que por la impunidad bancaria y por la destrucción sistemática del estado del bienestar!).

Pero cuando yo hablo de arrogancia no me refiero al retraso de la ayuda. Me refiero a la arrogancia moral de considerar que se puede ayudar en un país que se ha levantado todo solet contra su tirano hasta derrocarlo. Nos creemos el colmo de la madurez democrática cómo para ayudar "democracias y sociedades civiles incipientes"? La llamada "revolución tunisiana" fue hecha por los tunisians y las tunisianes. Ningún apoyo externo: primero se levantaron los pobres, lo difundieron los bloguers, lo legitimamos los abogados y permitió su rapidez y carencia de violencia el ejército (negándose a disparar contra los manifestantes). La sociedad tunisiana hizo una ejemplar revuelta, se las apañó soleta para romper el miedo que Bien Alí había creado.

En un contexto como el actual, quién tiene que pedir ayuda a quién? No somos nosotros quien tenemos que pedir la ayuda de los tunisians y las tunisianes para aprender de su experiencia? En un contexto en nuestro país donde acampadas populares masivas con manifestaciones que llegan a las 250.000 personas para pedir medidas reales de poder a una democracia desgastada, y para decir en la clase política que "no nos representáis", la respuesta es el mutismo total. O todavía peor, la represión, como fuéramos masas de delincuentes sin ningún tipo de criterio... No somos más bien nosotros quien tenemos que pedir ayudas a los tunisians y a las tunisianes para saber como se lo han hecho?

No. Yo no imaginaba ni de lejos que en Túnez todo un pueblo se pudiera levantar contra el sátrapa que lo tenía secuestrado durante años. Levantarse contra toda la estructura política y el clientelisme social que tenía montado . Mi amigo Mohsen comentaba que nadie en Túnez se lo imaginaba, ni tanto sólo una semana antes del suicidio del desesperado Mohamed Bouzazi vendedor de frutas a la localidad de Sidi Bouzid, después de recibir bofetadas por una funcionaria municipal que le pedía dinero para poder seguir vendiendo en su pequeña tienda.

- Al final todavía le tendremos que agradecer al anterior dictador, Habib Bourguiba- me dèia en Mohsen- . Su gobierno era una férrea dictadura de partido único sin libertades sociales. Pero sus políticas reforzaron una sociedad civil laica y con un nivel muy alto de educación. Él creó las condiciones por que la gente se haya levantado cívicamente, en ninguna parte de dejarse llevar por otros potenciales dictadores.

A lo largo de varios artículos y en varios meses iré a mi memoria personal de los 90 y se primeros años del 2.000 sobre cómo fui descubriendo mica a mica esta Túnez ahogada por la dictadura de Ben Ali. Iré sacando capa a capa los mecanismos del poder absolutista hasta descubrir que al final de las capas no existía nada. Un absolutismo que se ha evaporado, porque sólo lo formaban capas de pura ambición por el poder...?