Carregant...

Josep Puig y Pla

275 años de l’Escuelas Pías en Mataró

El 1737 llegan los escolapios en Mataró. Las primeras clases se dan en unas salas del Ayuntamiento, pero antes de final de año ya se instalan en el antiguo Hostal del Gorrión. Este estaba situado al Camino real 343-345, frente al actual edificio, donde había habido un hostal de aquellos donde paraban las diligencias.

Mataró fue el primer colegio escolapio del obispado de Barcelona, puesto que hasta entonces sólo se habían instalado en los de Urgell y Vic. Y será lo más cerca de la capital, donde la Orden todavía no había llegado. Un golpe construido el colegio de Santa Anna fue cogiendo prestigio. Tuvo estudios que no se impartían en otros centros, como la cátedra de Filosofía -que permitía acceder en la Universidad de Cervera-, la de Teología, seminario y noviciat. También creó una Escuela de Náutica, a la época del estallido del comercio con América. Y Mataró fue suyo de la Provincia de Cataluña durante gran parte del siglo XVIII, desde donde se regía toda la demarcación, dependiendo directamente del P. General a Roma.

A los inicios su enseñanza era gratuita, sufragado por los ayuntamientos que los habían reclamado, y destinado a los niños pobres. Con el tiempo se remuneraron primero las permanencias, después los internados y otros servicios y más adelante el resto del ensenyança, a pesar de que acogían hijos de familias sin recursos. En el pasado siglo XX quedaron incorporados al régimen concertado con la Administración.

Las Escuelas Pías siempre han tenido fama de abierta y tolerante, a pesar de que entre ellos también hubo algún carlí -de aquellos del morro fuerte-, pero eran minoría. A las municipales de 1931, que trajeron la República, me consta –y lo he sentido decir varias veces- que escolapios de Santa Anna votaron las candidaturas republicanas. Aun así con el nuevo régimen no pudieron actuar como Orden religiosa y se tuvieron que reconvertir en una mutua, Rafael Campalans. Con la revolución de 1936 la iglesia fue confiscada y como todos los religiosos sufrieron persecución. Obligados a buscar refugio, algunos marcharon de la ciudad y otras lo encontraron en casas amigas, como la sastreria Serras de la Rambla.


Antes de la Guerra algunos escolapios asistían a la tertulia que tenía lugar en casa de Salvador Fonrodona, fabricando de velas para barcos y tío del gestor Antoni Roy. La casa era al Camino real 304 y a los encuentros participaba entre otros el P. Calassanç Ubasart. Más tarde, en cuarenta y primeros cincuenta hubo otra tertulia en la tienda de electricista de mi abuelo Joan Pla Comas, al antiguo Hostal del Gorrión, donde todavía se veían los restos del espadanya de la primera iglesia. Allí acudían los padres Aumallé, los dos hermanos Badia de Balaguer -uno de los cuales había estado en México-, el P. Joan Roig, también balaguerí -un hombre de gran cultura, músico y catalanista-, y un joven P. Dalmau, que volvería unos años más tarde como rector. hacían ningún otros tertulians amigos del abuelo, como el librero e impresor Ramon Salas y Oliveras, de tendencia tradicionalista.