Encontrar a Pancraç Farrell en la Feria de Pesebres y Ornamentos de Navidad de Mataró se ha convertido en toda una tradición que se repite año tras año. Hijo de la Barceloneta, su oficio inicial era lo de miniaturista, gracias al cual participó en muchas ferias y mercados de artesanía de todo el país. A menudo, los trozos de arcilla que le sobraban de hacer casetas los daba a los niños, los hacía pulsar muy fuerte con la mano y los recordaba tres frases: que tenían que estimar los padres, respetar y honorar los abuelos y respetar los maestros.
Un buen día una señora le dijo que aquello que le daba a los niños se decían corrúpies, unas figuretes de arcilla que con las formas de los dedos de las manos ayudan a descifrar el interior de las personas. "Cuando lo descubrí dejé totalmente apartado mi oficio de miniaturista, esto es apasionante", afirma Farrell. De hecho, defiende que las corrúpies "seguro" que existieron, a pesar de que hay un problema: "no hay referencias en libros ni documentación, sólo en la memoria de la gente".
Poco a poco, este barcelonés fue aprendiendo más sobre la técnica, y ahora, 30 años después, todavía continúa. En Mataró ya son habituales las largas colas que se forman durante el mes de diciembre junto a su parada, así como también explicar la historia de las corrúpies a niños y niñas de las escuelas.
Entonces, no sabía de la existencia de las corrúpies?
En aquel momento no, de hecho yo de aquellos trozos de arcilla los decía 'sandongueros'. Pero estoy seguro que las corrúpies existieron. El problema es que no hay referencias en los libros ni documentación, sólo está en la memoria de la gente. Se llaman muchas cosas a muchos lugares del país, pero con que está relacionado no lo sé. El que sí sé es que, cuando lo descubres, apasiona a cualquiera.
Cómo recuerdas los inicios?
Recuerdo que una señora me explicó que no era más que un juego que escondía el carácter, el comportamiento o la manera de ser de la persona. Al principio alguien me dijo que me centrara en las marcas y que fuera comparándolas. Al principio hacía muchísimas preguntas, porque no lo dominaba, hasta que poco a poco fui confeccionando un método con el cual, cuando veo determinadas marcas, sé que simbolizan el que expreso. Y la gente dice que tengo razón. [banner-AMP_5]
Cuál es la clave de todo?
La historia de las corrúpies no es nada más que la realidad de las cosas, llegar a conocernos a nosotros mismos. Lo bueno de todo es que enseñamos a la gente a no creer ni en el destino, ni en el futuro ni en la suerte. Los problemas más grandes que yo detecto en las personas están en aquellos que cruzan en estos tres conceptos, porque quiere decir que dejan de creer en ellos mismos. Tenemos que comprender que el destino no existe, que somos amos y señores de nuestras propias decisiones y que el resultado es aquello que decían de 'tal harás, tal encontrarás'. [banner-AMP_6]
Recibe a gente de todo tipo...
Sí, aquí viene gente de toda clase y condición, de cualquier conocimiento y status social. Además, una de las cosas que más me honra es recibir la visita año tras año de psiquiatras y psicólogos que vienen con interés de saber qué es esto y, de paso, practican. Se quedan muy sorprendidos, no tanto por la exactitud de cosas que yo dique, sino por la inversemblança tan cercana a la realidad sobre el que representan las marcas en las personas. Los llama mucho la atención. [banner-AMP_7]
Mataró es una cita que no se pierde nunca. Por qué?
Venir a Mataró es una pasión desmesurada que tengo, a los mataronins los tengo un afecto muy especial. Año tras año me he sentido muy estimado y sólo hay que ver las colas que se forman cada día. Atiendo a todo el mundo por igual y para mí es un placer que venga tanta gente. Hay personas que venden y me dicen que tienen ya 28 corrúpies mías, una por año, y yo tengo la ilusión de seguir viniendo muchos años más.[banner-AMP_8]