Durante prácticamente dos años a Mataró no hubo fiestas tal y cómo se entienden y se viven, y de aquí su impotància. Este año que acaba, pero, ya empezó con el punto de inflexión de una Cabalgata de Reyes celebrada mientras a otros puntos se anulaban. La decisión mataronina, del Ayuntamiento a las entidades pasando por una ciudadanía realmente hambrienta de recuperar todo el calendario se imponía. 2022 es el año de la reconquista en el que todas las ocasiones especiales han vuelto a ser tal y cómo eran, tal y cómo se las aprecia.
Obviamente no hay ejemplo comparable al de la Fiesta Mayor de todos los mataronins que recuperó el formato y el brillo y fue especialmente masiva. Del mismo modo que cada fiesta o tradición a lo largo de los meses tenía este carácter especial de la reencontrada, la secuencia mágica de los días más esperados del año fue especialmente emotiva. Volver a bailar el 'Jo soc com tu de las Dissantes, recuperar las agachadas del Bequetero, el estallido de la Nit Boja, los pasacalles, los Fuegos o los bailes nocturnos reconfortó una ciudad que literalmente enloquece cuando llega el 25 de julio.
De Las Santas 2022 queda el regusto dulcísimo de volvernos a sentir mataronins en plenitud pero también el hecho que cada vez son más caras y que el Ayuntamiento ya haya anunciado que las del 2023 tienen que costar cerca de un 25 % menos.
De los Reyes a la Oca, todo el que toca
La Oca, la fiesta popular de Fin de año, será la última recuperación de una lista que empezaba por Reyes y seguía fiel al calendario. No se ha recuperado todo (ha habido fiestas de barrio históricas cómo Cirera, por ejemplo, que no se han hecho) pero casi todas las expresiones de cultura popular se han ido reencontrando. Una recuperación por ejemplo muy esperada pero que se vio afectada por la climatología fue el día de Sant Jordi que vio cómo en medio de un año de ausencia preocupante de lluvias tenía que llover a cántaros, precisamente, en el que mucha gente considera cómo el día más guapo de todo el año.
Apuesta fuerte
La Cabalgata del pasado 5 de enero, con un recorrido cambiado y la histórica imagen de Ses Majestades con mascareta, marcó un punto de inflexión en la manera de gestionar los actos públicos al espacio compartido. Mataró vendía de un 2021 en el que se había criticado y mucho lo gran celo municipal con ámbitos de protección de la Covid (cómo el tema de las playas o los parques infantiles cercados) y empezaba 2022 con un mensaje clavirident. La cultura que hace ciudad tenía que hacerse. Y se hizo.
Más festivales
Mataró no tiene un Cruce como gran festival al que encomendarse pero los últimos años ha ido consolidando una programación creciente basada en los festivales y en la colaboración entre la administración pública y las entidades que los promueven. El 2022 no solo ha visto consolidarse lo Nosotros, en Panòptic o el Posidonia sino que también acaba por ejemplo con el nuevo La Inquieta de la Lola. También ha sido el Año del Vidrio, muy rellenado de actos diversos.[banner-AMP_5]
El regreso de la Semana Santa
Rituales devueltos
A la lista de recuperaciones de formatos antiguos después de dos años de versiones y evocaciones inconcretas hace falta mencionar con nombre propio a la Semana Santa de Mataró, que pasa para ser uno de los ecosistemas de entidades más importante. Quienes hacen salir los pasos, colaboran o hacen de Armados hacían lógicas caras de emoción en el transcurso de los días más intensos de esta celebración. Y las calles de las principales procesiones se volvieron a llenar, con mucha gente forània de visita.[banner-AMP_6]