Se llegó a llamar cámping, cuando en realidad era un macrocampamento, un asentamiento con cerca de 200 personas, ubicado de forma ilícita e ilegal en terrenos de Mata, agrícolas y protegidos. En octubre se desalojó y fue la gran noticia del año al desvelarse las cifras y el alcance de lo que suponía aquella realidad. Los promotores cobraban unos 300 euros mensuales por parcela, que arrendaban a terceros como si se tratara de un cámping o de un conjunto residencial. Según datos municipales, en agosto de 2025 había 145 personas empadronadas en este espacio, y aún había más solicitudes pendientes. Además, la policía apuntaba que los investigados también se lucraban con la cesión de espacios para fiestas y eventos privados, aumentando así sus ingresos. Las imágenes dieron la vuelta y sorprendieron mucho.
Los Mossos d’Esquadra pusieron cifras al negocio urbanístico ilegal del gran campamento en las Cinc Sènies de Mataró: llegó a generar más de un millón de euros de beneficios a sus presuntos impulsores. Dos hombres, vecinos de Mataró, están investigados por haber construido y explotado un cámping ilegal en unos terrenos agrícolas de la carretera de la Mata, sin ningún tipo de permiso ni licencia municipal.
HAN SIDO NOTICIA:
La coordinación policial, estabilizada
Mataró es, a día de hoy, la única ciudad de Catalunya donde Mossos d’Esquadra y Policía Local patrullan juntos cada día con un dispositivo motorizado estable, conocido como dispositivo Guilla. Este modelo de seguridad conjunta se despliega mañana y tarde y tiene como objetivo combatir la delincuencia y, especialmente, la multirreincidencia. Esta fórmula pionera y estable diferencia a la capital del Maresme de otros municipios catalanes. El balance del primer año de funcionamiento del dispositivo Guilla en Mataró es contundente: 242 detenidos, de los cuales un 44 % lo fueron por requerimientos judiciales o policiales pendientes —muchos vinculados a la reincidencia. Además, estas patrullas han levantado casi 1.500 actas de decomiso. No paran.
Unas Santes muy vigiladas
Les Santes 2025 se cerraron con una buena valoración a nivel de seguridad, según las valoraciones de los cuerpos policiales y el Ayuntamiento de Mataró. Esto fue así a pesar de los incidentes puntuales de la mañana del 27 de julio en el cierre del Ball de Festa Major, justamente en el año en que la concentración de actos nocturnos en el Parc Central Nou y la coincidencia con fin de semana hacían aumentar el dispositivo policial para velar por unas Santes seguras. El dispositivo conjunto entre Policía Local y Mossos lo hizo posible, apoyándose de manera ya muy consolidada en el dron. Así, el Parc Central Nou se convirtió en una auténtica zona cero donde la policía controlaba en todo momento los movimientos y lo que ocurría.
Puntos negros como la plaza de la Coca
Un grupo de personas de perfil marginal y vulnerable, y en algunos casos conflictivas, se hizo fuerte en la plaza de la Coca, una zona de primera línea junto a la Estación y la avenida del Maresme, causando muchos problemas. Pasaban allí días y noches bebiendo, drogándose y ocupando las zonas de juego infantil; orinan y defecan en la calle y, según algunos vecinos, llegan a amenazar a viandantes e intentar robar en comercios y aparcamientos. Algo que les puso en máxima alerta, hasta el punto de organizar una protesta para visibilizar la situación. La reacción del Ayuntamiento fue policial —con presencia continuada— y también de atención social. Muchas de las personas problemáticas de la zona se han marchado.
EL SEMÁFORO:
Rojo: los contenedores quemados y una factura demasiado cara
A raíz del estallido de un conflicto en Cerdanyola, pero también durante semanas del primer tercio del año en Rocafonda y El Palau y también en otros puntos de Mataró, los contenedores quemados siguen siendo una imagen poderosa —que nos sale demasiado cara— de estallidos incívicos. Van por rachas y normalmente cuando los pirómanos actúan lo hacen en cadena. En marzo, la ciudad vivió una auténtica ola de fuego con 28 contenedores quemados en solo 10 días, la mayoría en los barrios de Rocafonda y El Palau, con un coste para el Ayuntamiento de unos 54.000 euros para sustituir los modelos calcinados. La Policía Local se ha desplegado para evitar la continuidad de estos episodios.
Ámbar: portazo a la segunda comisaría
Que Mataró tenga una segunda comisaría es una demanda que, especialmente en tiempos electorales, diversos partidos —como el propio PSC desde el gobierno— se han hecho suya. Este año incluso la ha respaldado nominativamente el Parlament de Catalunya, a propuesta del PP. Pero no será. Nada más empezar 2025, la propia consellera de Interior de la Generalitat, Núria Parlon, aseguró que construir una segunda comisaría de Mossos d’Esquadra en Mataró no entra en los planes del gobierno catalán. Lo que sí se contempla es una posible ampliación de la comisaría actual, para albergar a más agentes. No es lo que se pedía, pero más policía sigue siendo el objetivo.
Verde: un nuevo albergue para las personas sin hogar
En el año de la gran eclosión del fenómeno del sinhogarismo en Mataró —y en muchas otras ciudades— el Ayuntamiento dio un paso inicial para la creación de un segundo centro de acogida social en la ciudad. El objetivo es reforzar los recursos municipales destinados a las personas sin hogar o en situación de vulnerabilidad, un colectivo que va en aumento, y complementar el equipamiento actual de Can Soleret, que dispone de solo 21 plazas.
Can Soleret, por cierto, también fue noticia por un caso aún más escabroso de agresiones sexuales a una persona sin techo con discapacidad en febrero de 2024.
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