Toni Paloma tiene 79 años y trae toda una vida dedicada a los otros. Con sólo 19 años iba a hacer visitas a las prisiones junto con sus compañeros de la parroquia de Sant Josep. Diez años después, en plena época franquista, estuvo tomado durante 18 días. Fundador de la asociación Asalma, destinada a la ayuda a familias desestructuradas, Paloma ahora tiene entre manso un proyecto para conseguir que los niños sin recursos vayan almorzados en la escuela. "Las ganas de ayudar a la gente siempre las he tenido", afirma.
La nueva iniciativa de la asociación se centra al atender a los más pequeños. En el barrio de Rocafonda, donde Asalma se encuentra instalada, hay un grupo de niños de familias inmigrantes que están en la calle y no tienen recursos. Debido a las necesidades de comer que estos niños sufren, desde la asociación están dispuestos a repartirlos comer: "por la mañana abriríamos a las 8h y ya los tendríamos preparado el almuerzo. Así ya no irán a la escuela con la barriga vacía." Por otro lado, a una parte del local quieren instal•lar un conjunto de ordenadores con el objetivo de que los niños vayan por las tardes para hacer deberes, clases de matemáticas y todo el que necesiten. Además, los adultos también podrán ir para buscar trabajo en Internet, al mismo tiempo que se los harán cursos formativos de cómo comportarse a la empresa.
Asalma intenta facilitar la vida a la gente de una manera totalmente voluntaria y sin ánimo de lucro. Todo se lo pagan ellos y no reciben subvenciones de en ninguna parte. Además, según Paloma, no reciben ningún tipo de ayuda desde el ayuntamiento: "Tenemos que salir adelante independientemente de la administración, con la que no podemos contar en nada. Pero nosotros seguimos luchando y ahora tengo que ir picando puertas para encontrar socios que puedan ayudar." De hecho, reconoce que parte de su pensión, e incluso toda algunos meses, la destina únicamente a la fundación. Ahora tienen otras ideas para seguir ayudando a familias desestructuradas, pero necesitan dinero y ya no tienen. "Si tuviéramos más apoyo, todavía haríamos más. Yo me veo con corazón todavía de salir adelante muchas cosas. Todo llegará".
Este es el último capítulo de una asociación que trae 13 años en activo y que no ha dejado de crecer desde su fundación. A pesar de que empezó como una organización dedicada en las prisiones y a la asistencia a sus familiares, ahora ayudan a todo el mundo que lo necesite. Gracias al Banco de Alimentos de Barcelona y al esfuerzo de todos los voluntarios para ir a hacer recogidas de comer allá donde pueden, la asociación Asalma puede repartir los alimentos básicos entre todas las familias a las que atiene. Además, también proporcionan ropa y zapatos, y al local disponen de duchas y lavadoras por aquellos que lo necesiten. Actualmente atienen a 254 familias desestructuradas: la mayor parte de estas son familias de prisioneros, drogodependents, sin techo e indigentes, pero también dan asistencia a 70 familias sin recursos que desde Càritas y los servicios sociales no los atienen para llegar a un salario mínimo mensual.
La nueva iniciativa de la asociación se centra al atender a los más pequeños. En el barrio de Rocafonda, donde Asalma se encuentra instalada, hay un grupo de niños de familias inmigrantes que están en la calle y no tienen recursos. Debido a las necesidades de comer que estos niños sufren, desde la asociación están dispuestos a repartirlos comer: "por la mañana abriríamos a las 8h y ya los tendríamos preparado el almuerzo. Así ya no irán a la escuela con la barriga vacía." Por otro lado, a una parte del local quieren instal•lar un conjunto de ordenadores con el objetivo de que los niños vayan por las tardes para hacer deberes, clases de matemáticas y todo el que necesiten. Además, los adultos también podrán ir para buscar trabajo en Internet, al mismo tiempo que se los harán cursos formativos de cómo comportarse a la empresa.
Asalma intenta facilitar la vida a la gente de una manera totalmente voluntaria y sin ánimo de lucro. Todo se lo pagan ellos y no reciben subvenciones de en ninguna parte. Además, según Paloma, no reciben ningún tipo de ayuda desde el ayuntamiento: "Tenemos que salir adelante independientemente de la administración, con la que no podemos contar en nada. Pero nosotros seguimos luchando y ahora tengo que ir picando puertas para encontrar socios que puedan ayudar." De hecho, reconoce que parte de su pensión, e incluso toda algunos meses, la destina únicamente a la fundación. Ahora tienen otras ideas para seguir ayudando a familias desestructuradas, pero necesitan dinero y ya no tienen. "Si tuviéramos más apoyo, todavía haríamos más. Yo me veo con corazón todavía de salir adelante muchas cosas. Todo llegará".
Este es el último capítulo de una asociación que trae 13 años en activo y que no ha dejado de crecer desde su fundación. A pesar de que empezó como una organización dedicada en las prisiones y a la asistencia a sus familiares, ahora ayudan a todo el mundo que lo necesite. Gracias al Banco de Alimentos de Barcelona y al esfuerzo de todos los voluntarios para ir a hacer recogidas de comer allá donde pueden, la asociación Asalma puede repartir los alimentos básicos entre todas las familias a las que atiene. Además, también proporcionan ropa y zapatos, y al local disponen de duchas y lavadoras por aquellos que lo necesiten. Actualmente atienen a 254 familias desestructuradas: la mayor parte de estas son familias de prisioneros, drogodependents, sin techo e indigentes, pero también dan asistencia a 70 familias sin recursos que desde Càritas y los servicios sociales no los atienen para llegar a un salario mínimo mensual.