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Editorial Capgros.com

Balance del 2009

La complicada coyuntura económica ha marcado inevitablemente el ritmo de la ciudad durante este 2009. La ciudad cierra el año con una tasa de paro histórica que de alguna manera cuantifica los efectos de la crisis. El gobierno municipal, afectado como todos los ayuntamientos por sus propias dificultades económicas, ha centrado sus esfuerzos al hacer frente a la situación. En marzo, el gobierno decide destinar más de 800.000 euros a un paquete de medidas para atender las personas afectadas por la crisis y en mayor riesgo de exclusión social. Por otro lado, las ayudas procedentes de Fons Zapatero han permitido crear 700 nuevos puestos de trabajo y han servido de respiro por algunas de las empresas más afectadas por la crisis, las del sector de la construcción. En este contexto, el serial de Can Fàbregas ha quedado en un segundo término a pesar de haber sido una de las líneas argumentales del año. El 2009 empezó con la aprobación del proyecto de traslado y acaba con la fábrica completamente desmontada. Entremedias se han superado varios escollos y se ha dado luz verde a la llegada del Corte Inglès. Esta es una de las principales apuestas del gobierno para hacer salir Mataró de la crisis y dinamizar la economía local, que se prepara por un año 2010 con muchos interrogantes. Más allá de las necesarias medidas de choque aplicadas de forma inmediata, el tripartito municipal ha decidido apostar –no siempre con la convicción necesaria- por proyectos estratégicos como el TecnoCampus o el Mataró Marítimo, los resultados de los cuales tardarán todavía un tiempo al llegar. Por eso, es de lamentar que el gobierno no haya sido capaz de consensuar con los partidos de la oposición las medidas inmediatas y las actuaciones a corto y medio plazo y mostrar, con un gran acuerdo político, que el Ayuntamiento está unido y trabaja de forma decidida para lograr un mismo objetivo. Por el contrario, los grupos municipales han perdido muchas horas de los plenos municipales en debates a menudo estériles que no siempre aportan un beneficio directo a la ciudad. Tendría que ser un propósito común de todos los grupos, de cara al año que ahora empieza, corregir este comportamiento y superar las diferencias en favor de cierta unidad. Sólo así se podrá asegurar la confianza que la ciudad necesita en estos tiempos inciertos.