Un hombre renacentista y bohemio. Así definió ayer martes día 10 el crítico de arte del Periódico, Josep Maria Cadena, el artista uruguayo Pablo Mañé, en el transcurso de una conferencia planteada como actividad complementaria a la muestra instalada en la sala de exposiciones de Caja Laietana de la plaza de Santa Anna.
Cadena enumeró las diversas pasiones de Mañé además de la pintura: la música -tocaba muy bien los boleros a la guitarra-, los idiomas -se ganó la vida traduïnt el inglés y los francés-, el periodismo -que probó un tiempo en la Uruguay-, las pipas - tenía un centenar a su estudio, todas usadas- y las cajas de música -que colleccionava también a su estudio-.
Ante una cincuentena de personas que llenaban la sala de actas de Can Palacete, Cadena glosó la trayectoria del artista uruguayo, a quién definió como un hombre de muy amplia cultura, muy culto e illustrado. Cadena repasó su niñez en París -allá estudió con André Lothe, de la escuela cubista-, su traslado en Uruguay después de la Segunda Guerra Mundial, y su llegada en España, primero en Madrid, después en Barcelona el 1972 - veía más deseo de cambio- y posteriormente en Caldes de Estrac y en Mataró. Con sus enseñanzas, dio contenido humanístico a una enseñanza técnica", dijo en referencia en la escuela de la plaza Grande. "Era un espíritu libre que supo disfrutar de la pintura, concluyó.
Cadena, que conoció Mañé después de su paso por la capital del Maresme, dijo que Mataró era una ciudad agradecida y que esto lo demuestra la exposición que se ha dedicado a Mañé. A primera fila de la conferencia había su viuda, Tere González, así como varios artistas de la ciudad como Perecoll, Parara de Mataró o Marta Duran, prácticamente el única discípulo suya que asistió al acto.
A la conferencia de ayer de Josep Maria Cadena le seguirá otra charla lo el próximo lunes que ofrecerá la sobrina del artista, Carmen Posadas.
Cadena enumeró las diversas pasiones de Mañé además de la pintura: la música -tocaba muy bien los boleros a la guitarra-, los idiomas -se ganó la vida traduïnt el inglés y los francés-, el periodismo -que probó un tiempo en la Uruguay-, las pipas - tenía un centenar a su estudio, todas usadas- y las cajas de música -que colleccionava también a su estudio-.
Ante una cincuentena de personas que llenaban la sala de actas de Can Palacete, Cadena glosó la trayectoria del artista uruguayo, a quién definió como un hombre de muy amplia cultura, muy culto e illustrado. Cadena repasó su niñez en París -allá estudió con André Lothe, de la escuela cubista-, su traslado en Uruguay después de la Segunda Guerra Mundial, y su llegada en España, primero en Madrid, después en Barcelona el 1972 - veía más deseo de cambio- y posteriormente en Caldes de Estrac y en Mataró. Con sus enseñanzas, dio contenido humanístico a una enseñanza técnica", dijo en referencia en la escuela de la plaza Grande. "Era un espíritu libre que supo disfrutar de la pintura, concluyó.
Cadena, que conoció Mañé después de su paso por la capital del Maresme, dijo que Mataró era una ciudad agradecida y que esto lo demuestra la exposición que se ha dedicado a Mañé. A primera fila de la conferencia había su viuda, Tere González, así como varios artistas de la ciudad como Perecoll, Parara de Mataró o Marta Duran, prácticamente el única discípulo suya que asistió al acto.
A la conferencia de ayer de Josep Maria Cadena le seguirá otra charla lo el próximo lunes que ofrecerá la sobrina del artista, Carmen Posadas.