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Centenares de mataronins s’despiden d’en Cascarilla y reciben la Vieja Cuaresma

El luto por la figura de en Cascarilla, la lectura del testamento y la crema de sus restos cierran la celebración de Carnestoltes

Los mataronins volvieron a acudir en masa un año más a la plaza de la Muralla para dar el último adiós a en Cascarilla, que ha sembrado el desmadre a la ciudad durante los seis días de su XXXI reinado. El acto más lucido del carnaval mataroní permitió despedir el Rey de los Tarambanas con todos los honores y recibir la Vieja Cuaresma, que quiere restablecer la orden a la ciudad hasta Jueves Santo. Los despojos de en Cascarilla, muerto martes por la noche debido a un empacho de escudilla a la Santa Cena que compartió con los mataronins, fue trasladado en procesión fúnebre desde el Ayuntamiento (donde estuvo expuesto toda la tarde) hasta la plaza de la Muralla, donde se leyó su testamento y posteriormente fue incinerado. El acto estaba organizado por la Confreria del Entierro y la Cofradía de las siete Semanas.

El notario encargado de tomar el testamento a en Cascarilla fue el encargado de leer las últimas voluntades del Rey del carnaval. Un discurso que se hizo bastante largo, en que en Cascarilla no se olvidó de nadie a la hora de repartir cera, desde los políticos locales hasta cuestiones de ámbito general que marcan la actualidad. Entre los "desechos" de en Cascarilla, figuraron "una morena" para el culo del regidor del PP Juan Carlos Ferrando; unos "calzoncillos muy cagados para llevar a la cabeza" al responsable de Presidencia Carlos Fernàndez; o un "bote de vaselina" a los convergentes "para pactar con los oponentes". El discurso también hizo referencia al Caso Cernuda, al Museo Bassat, a los medios públicos, al festival Shakespeare o al futuro de Sala Cabañes, hizo broma con la adhesión de Mataró en la red de ciudades amigas del circo ("ahora tendrán salida los payasos que gobiernan la ciudad") y también se refirió a la huelga de los jueces o la supuesta trama corrupta y de espionaje del PP madrileño.

Posteriormente se procedió a quemar los despojos de en Cascarilla e hizo acto de aparición la Vieja Cuaresma, que instaurará su dictadura durante siete semanas. La figura, creada este año por el veterano escenógrafo mataroní Josep Ciudad, fue traída en pasacalle hasta la plaza de la Pescadería, donde fue entronizada. Los tradicionales buñuelos y el vino caliente que se repartieron en la plaza ayudaron a suavizar el traspaso del desmadre de Carnestoltes a la abstinencia de la Cuaresma.