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1975 11 20 Mataro (pag 3)

Miguel Guillén Burguillos

Cómo se vivió la muerte de Franco en Mataró hace cincuenta años

Miguel Guillén Burguillos recuerda el contexto y como se vivió el 20-N de 1975 con la muerte de Franco en Mataró

Se cumplen cincuenta años de la muerte del dictador Franco y, óbviamente, la efeméride no ha pasado desapercibida. El fallecimiento del responsable del asesinato de cientos de miles de personas en toda España, que dirigió con mano de hierro durante cuatro décadas bajo un régimen dictatorial totalitario, se produjo por fin la madrugada del 20 de noviembre de 1975. La noticia era esperada por todo el mundo, pues el estado de salud del fascista era muy precario desde hacía semanas y contaba con ochenta y dos años de edad, pero la sensación era que el hecho inevitable no llegaba nunca. Finalmente, sin embargo, aquél jueves de hace cinco décadas Franco murió en una cama del hospital de La Paz de Madrid y se abría, ahora sí, una nueva etapa que debía llevar al cierre de la larga y negra noche del Franquismo. Aun así, no estaba en absoluto claro que la democracia llegase de forma natural, rápida y sencilla, y el régimen continuó reprimiendo a la población. La llamada Transición española comportó una serie de cambios políticos y sociales sin precedentes, marcados por la movilización social y los pactos políticos. Sin embargo, esta no fue pacífica ni tranquila, como algunos han intentado hacer creer, ni la democracia llegó porque lo decidiera un rey ni porque cuatro señores se reunieran en un despacho. Porque el dictador murió en la cama, sí, pero la dictadura murió en la calle. Y la democracia la trajeron los miles de luchadores antifranquistas, que se jugaron la libertad y también la vida. Fueron una minoría, pero una minoría imprescindible a la que seguramente no hemos brindado el homenaje que se merece.

En los años anteriores a la muerte del dictador las movilizaciones sociales, singularmente las protagonizadas por el movimiento obrero, fueron en aumento y las demandas de libertad y democracia se hicieron patentes en la calle, en las fábricas y en los barrios de toda España. Sindicatos y partidos políticos, a excepción de los del régimen, se mantenían en la clandestinidad y, algunos más que otros, empujaron con fuerza para que las generaciones que vinimos después pudiéramos vivir en democracia. Hoy, lecturas interesadas del pasado intentan presentar aquella etapa como una balsa de aceite, llena de acuerdos, tranquilidad y fraternidad, pero lo cierto es que durante la Transición murieron 591 personas por violencia política. También se dice desde determinados sectores que la oposición política no hizo lo suficiente, que cedió demasiado. Probablemente es muy fácil opinar desde la comodidad que otorga un sistema político democrático, con todas las carencias que tiene el nuestro, sentado en el sofá de casa. En este artículo, sin embargo, intentaremos explicar cómo se vivió en Mataró aquel 20 de noviembre de 1975.

Fotografías de las visitas de Franco a Mataró en los años 1942 y 1947. Fuente: Museu Arxiu de Santa Maria

 

Para empezar, diremos que Franco visitó nuestra ciudad en dos ocasiones: la primera, en el mes de enero de 1942. El dictador visitó diferentes lugares, se reunió con las autoridades locales, desfiló por La Riera y pronunció un discurso en una plaza de Santa Anna llena a rebosar (así lo atestiguan las fotografías de aquel día). También inauguró la Cruz de Término, destruida en 1936 y reconstruida en 1941. La segunda visita se produjo el 26 de mayo de 1947, en la que también se reunió con las autoridades y presidió de nuevo un desfile multitudinario. La Rambla se engalanó con una portada con el apellido del dictador impreso hasta diez veces. Aquel día recibió la Medalla de Oro de la Ciudad de Mataró, que no fue revocada por el Ayuntamiento de Mataró hasta el mes de marzo de 2012. Hasta su muerte, fueron muchos los mataronenses que sufrieron la represión del régimen que Franco dirigió durante prácticamente cuarenta años. Algunos, como Joan PeiróJoan Peiró, pagaron con su vida, mientras que muchos lo hicieron con penas de prisión, exilio y sufrimiento. Desde aquí, nuestro recuerdo y reconocimiento a todos los luchadores antifranquistas.

Anuncio del Ayuntamiento de Mataró en el periódico Mataró del día 22 de noviembre de 1975, invitando a los mataronenses a asistir a la misa en honor a Franco

 

En Manuel Mas, alcalde socialista de Mataró entre 1983 y 2004, recuerda los últimos años de la dictadura en un artículo publicado en su blog precisamente con motivo del cincuenta aniversario de la muerte del dictador. Explica que la dictadura ya no era la misma y recuerda acontecimientos como el abandono de la autarquía en 1959, el Concilio Vaticano II, el proceso de descolonización, los sucesos de 1968 (Praga, el Mayo Francés...), el golpe de Estado en Chile en 1973, la Revolución de los Claveles en Portugal, etc. Recuerda Mas que "los municipios ya no aguantaban los efectos de los cambios demográficos que se habían producido en todo el territorio español. Las familias empezaban a ser de otra manera. La Universidad hacía tiempo que se había perdido, la Caputxinada es de 1966. El movimiento obrero se había rehecho, sobre todo a partir de la creación en los años sesenta de las CCOO, las elecciones sindicales de aquel año 1975 del 'vertical' las habían ganado los 'rojos'. Las calles bullían de movimiento (las AA.VV.) y de propuestas intelectuales alternativas expresadas ya en diarios, revistas y publicaciones de todo tipo". Para Mas, "las raíces de la Dictadura estaban muertas ya hacía tiempo (...). Si el árbol quería revivir, si el país y su Estado correspondiente querían revivir, había que tener presente todo esto y buscar nuevas raíces que le dieran nueva savia, nuevas ramas y frutos otra vez: fue la Transición". Recuerda Manuel Mas que con la muerte de Franco "comenzaba un tiempo nuevo que tuvo un parto difícil y más largo de lo debido, pero las fuerzas de unos y otros eran las que eran. Sí, el Dictador murió en la cama, pero la nueva savia salió de las nuevas raíces del abono que se puso al árbol y de las ramas nuevas y los frutos que salieron. No podemos decir que la operación no resultara exitosa. Hace 50 años (...) se abría de nuevo paso la luz después de un tiempo de tinieblas".

Consejo Local del Movimiento de Mataró. Fuente: PUNSOLA VILAR, Albert (2006). Converses amb Francesc Robert Graupera. La Transició des de l'alcaldia de Mataró 1973-1977

 

El alcalde de Mataró que vivió la muerte de Franco en el ejercicio del cargo, Francesc Robert Graupera, explicaba en el libro-entrevista de Albert Punsola "Converses amb Francesc Robert Graupera. La Transició des de l'alcaldia de Mataró 1973-1977" que en aquellos años "a nivel local todo era más sencillo por el grado de conocimiento entre las personas, pero también por el talante de muchas de ellas. Entre quienes estábamos en las instituciones, muchos queríamos el cambio, pero preferíamos ir a un paso, quizá no muy rápido en opinión de la oposición al Régimen, aunque más seguro". Una visión seguramente poco compartida por los antifranquistas, probablemente alejada de la realidad social, muy diferente a la que debía vivir quien dirigía el Ayuntamiento franquista y era el jefe del Movimiento en la ciudad. Recordaba Robert que "en el mes de abril el Ayuntamiento aprueba rotular en catalán 200 calles de la ciudad, decisión que forma parte de una serie de medidas para favorecer la difusión de la lengua, en la enseñanza y en actos públicos. A principios de año se izó la bandera catalana en el Ayuntamiento también". También recordaba que "el 24 de junio de aquel año la Asamblea de Catalunya había convocado a 1.000 personas en una manifestación en el centro de Mataró sin que se produjera incidente alguno". Todo ello, enmarcado en una situación económica desastrosa, como bien recordaba el antiguo alcalde: "la situación económica había llegado a unos niveles preocupantes: el paro no dejaba de aumentar y se producían movilizaciones especialmente en los sectores de la construcción y las artes gráficas".
 

Diario Mataró del día 25 de noviembre de 1975 (pág. 3)

 

Explicaba el recientemente traspasado Manuel Cusachs en su imprescindible libro "De súbdits a ciutadans" que en Mataró el periódico del régimen publicó el mismo día 20 de noviembre un número extraordinario con una foto de Franco en la portada dentro de un recuadro negro, necrológico, y con un titular bien expresivo: "Franco ha muerto". Lo cierto es que diferentes artículos alababan la figura de Franco y anunciaban la misa en su honor que tendría lugar el sábado 22 de noviembre en la basílica de Santa Maria, de la que hablaremos más adelante. En la edición del mismo periódico del día 22 se repetían los artículos con elogios a Franco y aparecía un reportaje sobre el rey Juan Carlos, nuevo jefe de Estado. Manuel Roca Cuadrada firmaba un artículo con el ilustrativo título "Una España triste", lamentando la muerte del dictador. En la edición del periódico del día 25 aparecía en portada una gran foto del rey y se recogían los homenajes a Franco que habían tenido lugar en Mataró (misa en la basílica de Santa Maria, llena a rebosar) y en Parpers, tradicional lugar de encuentro de los franquistas más recalcitrantes de nuestra zona. En la edición del día 27 volvían a aparecer artículos de elogio a Franco y se hacía eco del entierro del dictador en el Valle de los Caídos. En la edición del mes de diciembre del periódico deportivo mataronense Iluro Sport, los protagonistas de la portada eran el propio Franco y el ya rey Juan Carlos, destacando la vertiente deportiva de este último. Ambos personajes compartían protagonismo con una fotografía de la nueva y flamante sede social del Centre Atlètic Laietània, que acababa de ser inaugurada. Repasando la prensa local de aquellos días, pueden verse anuncios de Caixa Laietana, Discoteca Snoopy, Subirà, Mobles Costa, Joiers Trens, Auto Escola Beltran, Auto Escola Maresme, Granja Montells, Electrodomèstics Boquet, Ciclos Morenito, Fotos Batlle, Calcetines Bebé, Can Miracle, Ibusa, Galeria d'Art Tantra, Ferreteria Piñol, Gèneres de punt Antonio Aleñà, Finques Pous, Finques Flaquer, Finques Comajuan, Finques Vimo, Ilurogar, Audio Systems, Serras, coches de alquiler Beltran y Reyes, Discos Signe, Copisteria Prims, Confiteria Barnils, Restaurant Can Bruguera, Becaro S.A., Motos Payà, Auto Mataró o Fugarolas. Había algunas ofertas de trabajo y también anuncios particulares de personas que se ofrecían para trabajar. Se anunciaba la inauguración de la cafetería Novoa y también una promoción de viviendas en Peramàs. No hace falta decir que la mayoría de estas empresas y comercios ya no existen...

Misa por Franco del día 22 de noviembre de 1975 en Santa Maria. Foto: Santi Carreras, diario Mataró

 

El alcalde Robert dejó escrito su recuerdo de aquel 20 de noviembre de 1975: "en el Ayuntamiento se vivió la muerte de Franco con la trascendencia a nivel institucional que requerían unos acontecimientos sin duda históricos". Según Cusachs, aquel "20N un centenar de personas bajó de Cerdanyola, en manifestación, y se dirigió a la tienda de ultramarinos del ultra Francesc Terradas para comprar botellas de champán [entonces se utilizaba este término francés] hasta delante del Ayuntamiento. Al día siguiente hubo más botellas vacías de champán en la basura de lo que era habitual". El abogado y político mataronense Salvador Milà, entonces un joven militante del Partit Socialista Unificat de Catalunya (PSUC) recién licenciado en Derecho, justo el día antes de la muerte de Franco, con premio extraordinario de carrera, nos confirma este hecho: "la anécdota del día en Mataró fue que había gente que iba a la tienda de Terradas a pedir botellas de champán". Explica Milà que entonces vivía en el barrio de l'Esperança, en la calle Paraguai, y trabajaba como pasante en el despacho de Santi Martínez Saurí, un democristiano de los de piedra picada, y recuerda que se alegraron mucho de la muerte del dictador. Por la tarde explica que participó en una reunión de su célula del PSUC para hablar del nuevo escenario que se abría, de lo que había que hacer, etc. La democracia, sin embargo, todavía tardaría en llegar.

“El Abrazo” de Juan Genovés

 

Nos recordaba también Cusachs que "el temor y la esperanza iban repartidos a partes iguales (...). Había una calma tensa, expectante. Muchos con temor y muchos, también, con esperanza". Esta sensación de expectación e incertidumbre era general, porque lo cierto es que no se sabía qué pasaría. Montse Taberner, entonces joven militante del PSUC, explica que la sensación era de incertidumbre total. Taberner, que aquel 20N celebraba su cumpleaños, recuerda que su casa, situada en el centro de Mataró, era un centro de debates y reuniones políticas con diferentes amigos. Hacía dos años que se había casado con Francesc Villà, también militante del PSUC, quien recuerda que aquel día comportó un gozo subliminal: "hacía no sé cuántos días que la botella de cava nos esperaba en la nevera y no había manera de que Franco muriera. Personalmente, estuve muy contento, y colectivamente lo esperábamos mucho desde el PSUC". A casa de los Villà-Taberner llegaron muchos amigos para celebrar el cumpleaños de Montse, a quien regalaron claveles, una flor que se había convertido en un símbolo de libertad desde la revolución portuguesa del año anterior. La sensación, sin embargo, insiste Taberner, era de alegría pero sobre todo de expectación, porque nadie sabía qué pasaría. Pep Canal, también miembro del PSUC, explica que hacía días que corría el rumor de que Franco estaba a punto de morir y que lo estaban manteniendo artificialmente: "yo personalmente estuve muy atento a las noticias, hasta que esta se confirmó. Al día siguiente, llevé una botella de champán a la empresa donde trabajaba y a la hora del desayuno lo celebramos de forma clandestina, porque la mayoría de la gente estaba acojonada. Teníamos una sensación de gran alegría, pero también incertidumbre por lo que ocurriría, porque no estaba nada claro cómo acabaría el tema". Santi López, entonces miembro de la Joventut Comunista de Catalunya, explicaba en un testimonio en el libro "Memoria Colectiva de la JCC de Mataró" que la muerte de Franco fue motivo de celebración en la ciudad: "algunos salimos a pasear hacia las ocho de la tarde por la Rambla y por la plaza de Santa Anna y abrimos alguna botella de champán, en lo que fue un acto silencioso y simbólico. Solo brindábamos sin decir nada, mientras veíamos que miembros de la 'brigadilla' de la Guardia Civil y de la Brigada Político-Social nos observaban con cara de resignación.

 

Fuente: Arxiu Municipal de Mataró, fondo Enric Quintana

 

Antonio Rodríguez Avellaneda, militante del PSUC y de Comissions Obreres (CCOO), explica que aquella mañana del 20 de noviembre se encontraba trabajando en una obra en la urbanización de Les Ginesteres, donde conoció la noticia hacia las 7.30. Recuerda que la noche anterior, de forma extraña, la primera cadena de Televisión Española había emitido la película "Objetivo Birmania", y le pareció raro porque ya la habían puesto algunas semanas antes. Algo pasaba, ciertamente... Rodríguez nos explica que "al conocer la noticia de la muerte de Franco fui a visitar a José Luis López Bulla, quien fue secretario general de CCOO de Catalunya entre 1976 y 1995, y le comuniqué la noticia. Entonces, recuerdo haber llamado por teléfono a varios compañeros del partido y del sindicato, como Manolo Pozo y Luis Fernández, para comentar la jugada. Con López Bulla y Pozo nos dirigimos más tarde al local de la calle Bonaire donde Toni Cabrespina tenía su despacho. Compramos cuatro botellas de cava en el bar El Parral, que estaba enfrente, y nos las bebimos, una por cabeza. Estuvimos comentando qué había que hacer a partir de entonces, etc. La verdad es que había expectación, estábamos esperando acontecimientos". En la edición especial de "Combat", órgano oficial del PSUC en Mataró, aparecía un manifiesto celebrando la muerte de Franco, criticando la figura de su sucesor, Juan Carlos de Borbón, y llamando a una "Gran ofensiva de masas por la amnistía y por la libertad". En ese número se recogía que era "urgente que ya desde ahora sentemos las bases para que en Mataró la correlación de fuerzas sea favorable al pueblo y no a las fuerzas reaccionarias. Creemos que en Mataró es necesario conseguir una mayor proyección ciudadana de la Assemblea Democràtica de Mataró. Y conseguirla a diversos niveles y en diferentes planos de actuación. En primer lugar ampliando su base representativa tanto a nivel de masas como a nivel de personas con un peso específico en nuestra localidad". En el número de enero de 1976 del propio órgano del PSUC se explicaba que "la Assemblea Democràtica de Mataró debe continuar ampliándose y saliendo (como ya lo ha hecho) a la palestra pública como el organismo unitario que lucha por sus puntos de convergencia. Igual, exactamente igual, que el gobierno juancarlista deberá dar paso a un Gobierno Provisional de amplia coalición a nivel del Estado español y a un Gobierno Provisional de la Generalitat a nivel de Catalunya". La apuesta por la unidad de las fuerzas democráticas era clara.

Maria Majó, maestra jubilada y activista social del barrio de Rocafonda, nos explica que aquel 20 de noviembre de 1975 estaba despierta de madrugada: "debían ser las 3 o las 4 y sonó el teléfono. Estábamos esperando desde hacía días la muerte del dictador y aquella agonía lo fue también para nosotros. No había manera de que acabara de morir, el cava llevaba días en la nevera... Estaba dando de mamar a Laia, nuestra hija pequeña, y descolgé el teléfono. Era Núria Manté, gran amiga, que fue quien me comunicó que Franco había muerto. Desperté a Pep (Pep Manté,Pep Manté, abogado laboralista defensor de muchos militantes antifranquistas), se lo dije y nos volvimos a dormir. Al día siguiente, preparamos una fiesta en nuestro piso, y hacia las nueve de la noche empezó a llegar gente. Fuimos unas veinte personas, todo el mundo bebiendo cava... Los niños se despertaron, había mucho jaleo... Un componente especial de la celebración fue que Núria Masafrets acababa de salir de la cárcel y estaba con nosotros, pero Víctor Ligos, su compañero, todavía no (Pep era el abogado de ambos). Hicimos tanto ruido que el vecino de abajo, con una escoba, dio golpes en su techo para pedir que calláramos, pues debían ser ya las 3 de la madrugada. Como todos militábamos en partidos de izquierdas pensábamos que se abriría una nueva etapa con más justicia, libertad, lucha contra el capitalismo, etc. La verdad, sin embargo, es que cincuenta años después muchas de aquellas esperanzas han desaparecido". Precisamente Víctor Ligos, militante entonces del PCE m-l y recluido en la cárcel de Torrero (Zaragoza), nos explica que "ya hacía tiempo que estábamos esperando que Franco muriera, y por eso íbamos acumulando un poco de vino del que nos daban como ración, para cuando llegara la celebración. Supimos que había muerto de madrugada, porque en la cárcel habíamos conseguido introducir una radio por piezas y la montamos, un 'loro', como decíamos. A las ocho de la mañana, durante el recuento, nuestro 'cabo', que era un miembro de ETA, nos confirmó la noticia. Entonces se detuvieron todas las actividades de la cárcel y nos concentramos en la sala-comedor. Seguimos en directo el discurso de Arias Navarro anunciando la muerte de Franco, y nos pusimos a gritar. El guardia de la garita nos apuntó con el fusil, lleno de rabia, pero obviamente no se atrevió a disparar. Lo celebramos durante el día, cantando canciones revolucionarias, la Internacional, etc., y luego estuvimos pendientes toda la semana de las noticias". Víctor Ligos salió en libertad el 6 de diciembre de 1975, cuando fue indultado a raíz de la amnistía por la muerte del dictador Franco.

Manifestación por la amnistía en Mataró. Fuente: Arxiu Municipal de Mataró, fondo Enric Quintana

 

La historiadora Margarida Colomer, que en 1975 era maestra en la escuela Bons Amics (una cooperativa de padres y maestros del barrio de Cerdanyola), militante de Bandera Roja, organización que en 1974 se incorporó al PSUC, recuerda que estaban en plena lucha para conseguir que el centro se integrara en la escuela pública Tomàs Viñas: "para nuestra comunidad educativa (maestros, padres...) la muerte de Franco supuso un paso adelante y celebramos una cena, brindamos por la democracia y bebimos champán. Allí estábamos organizadas muchas personas, en diferentes partidos, sindicatos... Pensábamos que la muerte de Franco podía ser un paso adelante, pero no fue inmediato, claro, porque el franquismo se fue alargando y la represión también". Josep Illa, militante del PSUC y entonces maestro en el GEM (Grup Escoles Mataró, cooperativa de padres), explica que fue su compañera, Imma Font, entonces estudiante en la universidad, quien le comunicó la noticia de la muerte de Franco: "aquél día lo celebramos. Aquella botella de champán que llevaba días esperando finalmente la vaciamos. Me fui hacia la escuela y cuando llegué, la gerente, una buena persona esposa de un militante del PSC, nos comunicó que había llegado la orden de cerrar la escuela. Entonces, todos los profesores y los alumnos nos concentramos en el patio. En ese momento, un compañero del PSUC, Àngel Tarrés, fue a la secretaría, cogío el micrófono y conectó los altavoces del patio. Dio un discurso excelente, valorando el momento, muy emotivo. En aquel momento había cinco militantes del PSUC en el GEM. Nos despidieron y empezó un constante llamar a los compañeros para decidir qué había que hacer. En cuanto a la militancia del PSUC, aquellos días fue un no parar de reuniones y felicitaciones".

Manifestación sindical en Mataró

 

Josep Puig Pla, miembro entonces de la Assemblea Democràtica de Mataró y que fue concejal en el Ayuntamiento de Mataró por el PSC, recuerda que cuando murió Franco estaba haciendo el servicio militar en Menorca: "me licenciaba en diciembre y aquel 20 de noviembre estaba en Mallorca haciendo lo que se llamaban "ejercicios espirituales", organizados por el ejército, que consistían en conferencias, charlas, etc. Yo estaba fichado políticamente, pues había pasado por el Tribunal de Orden Público (TOP), y a lo largo de la "mili" no me dieron servicios, aunque daba clases a soldados con poca formación. La muerte de Franco la seguimos de forma natural, por la radio básicamente. No hubo llantos ni alegrías, pero sí incertidumbre por lo que pasaría. Era jueves y, como hasta el lunes no salía el barco hacia Menorca y las jornadas terminaban el viernes, algunos catalanes aprovechamos para coger un avión y visitar a la familia en Barcelona, que es donde pasé el fin de semana. Así viví la muerte de Franco".

Ramón Morales, que se encontraba en el exilio en Béziers (Francia), recuerda que, ya en mayo de aquel 1975, corrió el rumor de que Franco había muerto. Explica que un día de aquel mes su mujer, Pepa, se presentó en la obra donde trabajaba para comunicarle la noticia: "¡ha muerto Franco!, ¡ha muerto Franco!". El encargado de la obra les dio permiso para poder celebrarlo y una veintena de españoles se reunieron aquel día en Béziers, hasta que hacia medianoche supieron que la noticia no era cierta. El 20 de noviembre, ahora sí, el dictador murió y entonces sí que lo celebraron de verdad: "lo celebramos con creces, y al día siguiente nos concentramos unas 300 personas delante del consulado de España en Béziers".

En el citado libro-conversación del antiguo alcalde Francesc Robert Graupera, este explicaba qué pasó en Mataró durante los días siguientes a la muerte de Franco: "se ofició una misa en la basílica de Santa Maria donde estuvimos presentes las autoridades y también muchos mataronenses. Fue concelebrada por el Vicario Episcopal, Francesc Pou Ginesta, y los reverendos Joan Marsal y Emili Gil, acompañados de otros sacerdotes. La homilía fue en catalán y quiso remarcar el carácter religioso del acto. Glosó los tres conceptos del mensaje póstumo de Franco a los españoles: la afirmación de la fe católica, la petición de perdón y la recomendación de que reine la concordia. La homilía terminó con un resumen en castellano". También lo recordaba Cusachs en su libro: "el sábado día 22 tendría lugar la celebración de una misa funeral en la basílica de Santa Maria, llena a rebosar, presidida por las autoridades locales políticas y municipales".

Concentración delante del Ayuntamiento de Mataró (Diada de Sant Jordi de 1977). Fuente: Arxiu Municipal de Mataró, fondo Enric Quintana

 

El alcalde Robert explicaba que "lógicamente todos estos actos tuvieron como centro la figura de Franco y en ellos pesó mucho el recuerdo seguramente de las décadas en que se mantuvo en el poder; en definitiva, el pasado. Pero más allá de todo este proceso, que cada cual vivía personalmente según sus propios sentimientos y convicciones, una cosa estaba clara: la situación nos obligaba más que nunca a salir del pasado para encarar el futuro". Para Robert, "lo más importante en aquellos momentos era que la ciudad viviera los hechos con normalidad evitando que los bandos opuestos se radicalizaran. Y, tanto a través de mis acciones como de mis palabras, intenté transmitir ese deseo de equilibrio. El viernes 21 de noviembre, un día después de la muerte de Franco, tuvo lugar un pleno extraordinario. En este marco y junto con las declaraciones de rigor, hice un parlamento pensando sobre todo en lo que se había escuchado en los últimos actos de Parpers. Allí, como sabemos, la balanza estaba totalmente inclinada hacia el pasado. Por este motivo, mis mensajes introducían la idea de futuro, de todo lo que nos quedaba por hacer colectivamente". Algunos fragmentos del discurso del alcalde son estos: "Pero que nadie se llame a engaño. Esta España de hoy es patrimonio de todos. Un no rotundo pues a quienes pretendan poseerlo en exclusiva, e igualmente un no rotundo a quienes no quieran aceptarlo" (...). "No podemos estar ni con los inmovilistas que hacen acopio de una desesperante lentitud y que jamás podrán subir la cuesta para llegar a la cima, ni tampoco con quienes pretendan dejarse caer con precipitación por la fácil pendiente para estrellarse al final del camino. Para poder alcanzar el objetivo común es absolutamente necesario desechar las prisas y prescindir de las pausas". Recordaba Robert que, "pocos días después, el 3 de diciembre, en el Pleno Municipal ordinario reiteré una vez más mi posición manifestando que no estaba ni con los inmovilistas ni con los rupturistas. Igualmente señalé que el deber de todos -sin excepción alguna- era acudir a la cita del futuro con un espíritu de participación". La valoración del alcalde del franquismo en la ciudad entre 1973 y 1977 fue que "el 20 de noviembre no es solo una fecha simbólica. La muerte de Franco es un punto de inflexión en el proceso hacia la democracia: acelera las dinámicas que estaban en marcha desde hacía unos años e incrementa las posibilidades de un auténtico cambio político. El problema del Régimen era que se había vinculado fuertemente a la persona de Franco y no había sido capaz, pese a algunos intentos, de construir un sistema que pudiera funcionar después de su muerte. El franquismo sin Franco nunca pasó de ser una entelequia que no se creían ni sus propios promotores". Seguramente Robert era consciente de que se abría un tiempo nuevo y que la democracia llegaría, y entonces era necesario conciliar. La capacidad camaleónica de los dirigentes del franquismo en Cataluña es suficientemente conocida y muchos pasaron del yugo y las flechas a la senyera en un abrir y cerrar de ojos. En el caso de Robert, llegó a ser director general de Medi Natural en el Departament d'Agricultura, Ramaderia i Pesca de la Generalitat, con Jordi Pujol en la presidencia.

Encuentro entre el rey Juan Carlos y el alcalde de Mataró, Francesc Robert Graupera, con motivo de la primera visita del monarca a Cataluña (1976).
Fuente: PUNSOLA VILAR, Albert (2006). Converses amb Francesc Robert Graupera. La Transició des de l'alcaldia de Mataró 1973-1977

 

Recordaba Cusachs que el 9 de diciembre de 1975 la Asamblea Democrática de Mataró (ADM), a través de diversas entidades cívicas, profesionales, culturales, deportivas y religiosas de Mataró y ciudadanas a título personal, publicó un comunicado, impreso con multicopista y difundido ampliamente entre los ciudadanos, titulado: "Al rey, al gobierno, a las autoridades locales, a todos los mataroninos" en el cual se pedía el reconocimiento de los Derechos Humanos, la aplicación de una amplia amnistía, el reconocimiento de la personalidad y cultura propias de Cataluña, la libertad de expresión y un sistema de elecciones libres. Escribía también Cusachs en el artículo "La transición política en Mataró" que "pocos días después de la muerte de Franco la ADM sacaría un comunicado, con la clara voluntad de crear un clima de serenidad, que empezaba diciendo que: "Como portavoces de miles de asociados que representamos y en nombre propio queremos dirigirnos a todos vosotros en estos momentos trascendentales para nuestro pueblo a fin de establecer una posición conjunta o clarificadora de nuestra actitud que ayude a responder de manera constructiva las expectativas presentes". Según Cusachs, "los últimos años del franquismo se caracterizaron en todo el país, y también en Mataró, por una notable agitación social, sindical y política que se tradujo en asambleas, recogidas de firmas, asistencia masiva a plenos municipales, concentraciones, huelgas, manifestaciones, etcétera. A lo largo del año 1976 se sucederían en Mataró un buen número de actos reivindicativos que tendrían el denominador común de la ocupación de la vía pública. Se iba perdiendo el miedo".

El año 1976 y los siguientes, efectivamente, estuvieron llenos de movilizaciones a favor de la recuperación de las libertades y la democracia. El propio alcalde del franquismo en la ciudad, Francesc Robert Graupera, explicaba que "la situación política que vivíamos no se resolvió con la muerte de Franco. De hecho, no empezó a clarificarse hasta mediados de 1976. Ya la primera semana de enero se congregan 500 personas delante del Ayuntamiento. Se trata de una manifestación organizada por la Asamblea Democrática de Mataró con presencia de algunos simpatizantes que les dan apoyo, como algunos miembros de la iglesia local. El Ayuntamiento recibe una delegación que entrega un documento firmado por más de 2.000 personas donde se reclama amnistía. Como Alcalde me comprometo a hacer llegar este documento al Rey. El Pleno municipal de enero acuerda elevar al presidente del Gobierno una petición de amnistía nacional que vaya acompañada de una derogación de las disposiciones legales que restringen las libertades fundamentales. Después del Pleno, 700 personas se manifestaron pacíficamente por la amnistía desde el centro de Mataró hasta la empresa Fàbregas y Caralt, que estaba en situación de conflicto laboral. El 30 de enero se produjeron unos incidentes en una concentración obrera de unas 200 personas, delante del Ayuntamiento. Mientras yo me reunía con una delegación, la policía armada actuó contra los manifestantes, y algunos resultaron contusionados. Algunos partidos y entidades reclamaron mi dimisión, a pesar de que la policía armada dependía del Gobierno Civil. Hubo muchas movilizaciones durante todo 1976". En enero de 1977 Robert dejó la alcaldía de Mataró para convertirse en Gobernador Civil de Tarragona, sustituyéndole Francesc Salas.

Explicaba Eloi Sivilla en el artículo "Mataró durante la transición democrática", publicado en 2014, que "a lo largo de 1976 las calles de Mataró fueron ocupadas un montón de veces por manifestaciones y actos reivindicativos al grito de 'libertad, amnistía y estatuto de autonomía'. La gente iba perdiendo el miedo de salir a la calle y quería hacer escuchar su voz. El 8 de enero de 1976 una comisión formada por diferentes miembros de fuerzas políticas de la oposición entregó al alcalde de Mataró Francesc Robert más de 2.000 firmas a favor de la amnistía (...). El 19 de junio del 76 más de 10.000 personas asistieron a la manifestación a favor de la amnistía que iría desde el cap davall de la Riera hasta el Parque Municipal. La Fiesta Mayor de Les Santes de aquel año también tuvo un cariz reivindicativo. El 26 de julio llegó a Mataró la Marcha de la Libertad que recorría Cataluña con el lema 'Libertad, Amnistía y Estatuto de Autonomía'. Unas mil personas recibieron la marcha en la Plaza Santa Anna. Aquel año, después de muchos años sin hacerlo, unos centenares de mataroninos pudieron volver a celebrar la Diada del Once de Septiembre; el acto tuvo lugar el 10 de septiembre en el Velódromo".

Lo que vino después es suficientemente conocido y no es objetivo de este artículo repasar los acontecimientos que tuvieron lugar durante la Transición política. Con muchas dificultades y sufrimientos, por fin la democracia se abrió paso en España con carencias evidentes todavía hoy, mientras los vestigios del franquismo están bien presentes en las instituciones y también en las empresas privadas, desgraciadamente. Los herederos de la dictadura presentan recurrentemente dificultades graves para aceptar los resultados surgidos de las urnas y los salvapatrias continúan incrustados en la judicatura, en las fuerzas de seguridad y también en los medios de comunicación. Hoy las ideas reaccionarias avanzan en todo el mundo y también en nuestro país, por eso es tan importante recordar qué supuso la dictadura franquista en términos de represión y falta de libertades. No falta quien alaba algunas medidas del dictador Franco y expresa cierta nostalgia respecto a unos tiempos que, según algunos propagandistas, fueron bastante buenos. La desinformación y la mentira no tienen límites y determinados discursos calan en los diferentes sectores sociales, singularmente entre los jóvenes. A modo de ejemplo, incluso tenemos que oír decir que el problema de la falta de vivienda no existía en tiempos de la dictadura, y yo me pregunto: ¿en Mataró cómo puede calar este discurso? ¿Hay que recordar en qué condiciones vivieron nuestros padres y abuelos cuando llegaron de Andalucía, de Extremadura, etc. y tuvieron que construirse ellos mismos, con sus manos y durante largos años, sus propias casas, con una precariedad sin límites? Por no hablar de la inexistencia de servicios básicos durante largos años. O explicamos qué pasó, en casa, en la calle y en las escuelas, o las ideas reaccionarias continuarán expandiéndose. ¿Dictadura? Nunca más. Así de claro.

A todos los luchadores antifranquistas,
Miguel Guillén Burguillos, 20-11-2025


Bibliografía:

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Agradecimientos:

Josep Canal, Margarida Colomer, Josep Illa, Víctor Ligos, Maria Majó, Manuel Mas, Salvador Milà, Ramón Morales, Juan Ortiz, Josep Puig Pla, Antonio Rodríguez, Montse Taberner y Francesc Villà.

 

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