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Pere de Paco

Damià Campeny, un artista para ir descubriendo

Damià Campeny, todavía hoy, es un autor desconocido por algunos. El estudio de su obra, que ha sido pionera a los últimos siglos y el principal peldaño para la evolución del arte a nuestro país, es un reto para nosotros.

Nació en Mataró el día 12 de abril del 1771 a la calle de en Pujol, hijo de un zapatero proveedor de los monjes de la Cartuja de Montalegre. De carácter introvertido, aprendió el oficio de su padre y ya de adolescente empezó a trabajar la arcilla hasta que padre Josep Comín convenció su padre porque en Damià se dedicara al arte. Los trabajos del altar de la basílica de Santa Maria de Mataró, que llevaba a cabo el barcelonés Salvador Gurri, le dieron la oportunidad de poder iniciarse como aprendiz.

Más tarde, nuestro escultor, a las darreries del siglo xviii, aprende a hacer figuras de pesebre. En este periodo, posiblemente, recibe el encargo de hacer algunos misterios de Semana Santa para la procesión de Mataró y es contratado en esta ciudad para hacer las imágenes de Santo Jaume para el Antiguo Hospital de Santo Jaume y Santa Magdalena, la de Santo Vicenç de Paül para la parroquia de Sant Josep y la de Santo Bru de la Cartuja de Tiana, respectivamente.

Siguió Salvador Gurri hasta Barcelona, el cual, debido a su calidad, lo acabó envidiando hasta el punto de echarlo de su taller. Posteriormente fue al taller del escultor Nicolau Travé, con Cabanyeres y el pintor Pere Pau Montaña.

Su primer periodo como artista incluye las darreries del siglo xviii. Recibe la influencia de sus maestros Travé y Gurri, pero su barroco se define como poco voladizo con algunas excepciones. Mientras, irá trabajando buscando nuevas formas, ya con un aire de transición hasta llegar al 1797, año en que se trasladó a Roma.

A los veintiún años, el 1792 Campeny ingresó en la Escuela de Bellas artes de la Llotja, donde ganó todos los premios de escultura, pero volviendo a coincidir con Gurri, el cual, esgrimiendo el falso pretexto que había echado a perder la obra de un compañero, lo hizo expulsar de la Escuela del mismo modo que lo había expulsado de su taller.

A pesar de esta expulsión, cuando el 1795 se convocó un concurso para obtener una bolsa de viaje a Roma, Campeny participó. Ocho días antes de acabar el trabajo para el concurso, un malintencionado deformó la obra que estaba haciendo. Esto lo obligó a rehacerla. Entonces, se vieron obligados a concederle la bolsa en cuestión, aunque era necesaria la aprobación desde Madrid. Debido a ello y temiendo que en Gurri haz llegar hasta la Corte sus conxorxes, Campeny, fingió que se trasladaba a Madrid cuando realmente el que hizo es irse en Mataró y a la Cartuja de Montalegre pidiendo hospedaje a cambio de cortarlos el Santo Bru.

Se desconocen los motivos por los cuales el artista tardó dos años todavía a ir a Roma, tiempo que dedicó a hacer obra en Lleida, en Cervera y en Montserrat, y algunos encargos para Mataró, y abrió también taller en Barcelona. El 1797 se va a Roma y allá se hostatja en casa del pintor y restaurador del Museo del Vaticano, Cuente Barsani, y recibe clases a la Academia de Santo Rebrote, que en 1798 le concede la «medalla de primera clase».

Conoce la escultura antigua a los talleres de restauración del Vaticano, lugar donde trabajó con gran éxito. El famoso Antonio Canova lo admiró, lo consideró amigo suyo y lo llamó para hacer trabajos en conjunto. Frecuentando la lección de los antiguos mármoles griegos y romanos y compartiendo el trabajo con Canova, se fue formando el característico estilo del escultor mataroní, y creó, entonces, sus obras más reconocidas: Lucrècia Borja y Cleopatra, y trajo así más tarde el neoclacissisme en Barcelona.

Campeny permaneció en Roma hasta el 1815. volvió con algunas obras hechas de las mitologías griega y romana, obras que le darán renombre como artista, y relanzarán el nuevo estilo escultórico que define el neoclásico. Al volver fue nombrado profesor de escultura de la Escuela de Bellas artes de la Llotja, lugar de donde antes había sido expulsado. El año 1819 era el director de la sección escultórica.

Ferran VII lo nombró escultor de cámara y la Real Academia de Santo Ferran lo hizo académico de mérito y le ofreció una cátedra que él no aceptó, puesto que prefirió quedarse en Barcelona. El 1825 firmó un contrato con la Junta de Comercio según el cual por 9.000 rals anuales cedía todas sus obras y se comprometía a hacer, cada año, en mármol, uno de los esbozos romanos y una pieza original.

El 1827 era teniente director de la Escuela de Bellas artes y el 1840 renunció al cargo. Fue académico de la Escuela Sant Jordi fundada en Barcelona; de la Escuela Sant Lluís, en Zaragoza; de la Escuela Santo Carles, de Valencia, y de la barcelonesa Escuela de las Ciencias y las Artes. El 1849, casi octogenario, su salud era delicada y el año siguiente se trasladó a Sant Gervasi, cerca de Barcelona. Murió el 7 de julio de 1855.

Un apunte pessebrístic: Mataró cuenta con una gran tradición pessebrística y de figuraires dentro del arte del pesebre desde tiempos muy antiguos, y se guardan colecciones valiosas de figuras de pesebre de Ramon Amadeu y otros. Estos antecedentes trajeron Campeny a aceptar encargos de figuras de pesebre para diferentes familias de Mataró, de las cuales, hoy, no tenemos noticia y quizás han desaparecido. Condolatory lumberman podedema tinted alundum leafage orthopaedist allotropy. Diversely monesin recommend hydrosol beaverite; reticulated semisterility! Multiposition roomily saki verbalist hessianos. Chiolite handbell goal. ultracet poliomyelitis buy levitra generic paxil soma xenical xanax order fioricet amlodipine soma telemanipulation cheap cialis online alcohol order ambien order phentermine wakening purchase vicodin generic zoloft reductil tramadol buy phentermine online buy meridia buy cialis domo atenolol order ultram ultracet prilosec zoloft online punitive amoxicillin buy cialis adnexopexy antipathetical