Los propietarios del número 30 de la calle Santa Marta se llevaron una buena sorprendida martes día 12 cuando descubrieron en lo alto de la fachada la capelleta de esta calle detrás de la primera capa de la pared que los propietarios estaban arreglando. La existencia de esta capelleta era conocida por los historiadores locales Enric Correa y Nico Guañabens, que tienen un trabajo inédito sobre tema, gracias a la prensa local comprendida entre 1895 y 1925. No constaba, eso sí, en el estudio que durante toda su vida realizó el arqueólogo e historiador Marià Ribas. Según apuntan Guanyabens y Correa, la capelleta ubicaba en su interior una imagen en honor a Santa Marta, patrona de la calle.
Las capelletes de calle, como el descubrimiento anteayer a la calle Santa Marta, eran habituales en las construcciones antiguas y servían para conmemorar algún santo, generalmente el que daba nombre en la calle, o bien tenían simplemente un sentido religioso. Durante la época de la República se tapó muchas y buena parte de las que se conservaron se han cubierto en remodelaciones o construcciones posteriores. El hecho que el dintell parto que circunscribe la hornacina fuera de piedra ha hecho que muchas capelletes se conservaran y salieran a la luz cuando los propietarios de la casa deciden sacar la estocat de la fachada.
Guanyabens y Correa apuntan que en el centro de la ciudad han existido seis otros capelletes a pesar de que actualmente no están a la vista del público ni tampoco catalogadas en el catálogo del Patrimonio Arquitectónico: Santo Elies en la calle homónima, Santo Albert en la calle que lleva el mismo nombre y forma parte del Massevà, Santo Isidre al actual Camino real (última Santa Anna), Santa Veneranda (calle Pujol), Santo Joaquim en la calle que se denomina igual y la Virgen María de Pilar al Camino real (La Habana).
Las capelletes de calle, como el descubrimiento anteayer a la calle Santa Marta, eran habituales en las construcciones antiguas y servían para conmemorar algún santo, generalmente el que daba nombre en la calle, o bien tenían simplemente un sentido religioso. Durante la época de la República se tapó muchas y buena parte de las que se conservaron se han cubierto en remodelaciones o construcciones posteriores. El hecho que el dintell parto que circunscribe la hornacina fuera de piedra ha hecho que muchas capelletes se conservaran y salieran a la luz cuando los propietarios de la casa deciden sacar la estocat de la fachada.
Guanyabens y Correa apuntan que en el centro de la ciudad han existido seis otros capelletes a pesar de que actualmente no están a la vista del público ni tampoco catalogadas en el catálogo del Patrimonio Arquitectónico: Santo Elies en la calle homónima, Santo Albert en la calle que lleva el mismo nombre y forma parte del Massevà, Santo Isidre al actual Camino real (última Santa Anna), Santa Veneranda (calle Pujol), Santo Joaquim en la calle que se denomina igual y la Virgen María de Pilar al Camino real (La Habana).