Hoy hemos conocido la noticia que el alcalde de Mataró, David Boto, ha decidido no reunirse con el consejero de Salud, Toni Comín, que este miércoles visitará varias instalaciones sociosanitarias de nuestra ciudad. El motivo que esgrime el alcalde para no hacerse la foto con el consejero es que considera que este no ha cumplido sus compromisos con Mataró (referentes al traslado de los servicios sociosanitarios del antiguo hospital de Santo Jaume y a la financiación del déficit del 'nuevo' hospital), y además no ha informado de su visita con suficiente antelación ni lo ha planificado conjuntamente con el ayuntamiento. Se trata de un gesto que puede parecer anecdótico, pero no lo es. Sin remontarnos muchos años atrás, en el mandato pasado fueron frecuentes los recibimientos con honores que hizo en Joan Mora a varios consejeros convergentes. Cómo marca la tradición y quizás también el respeto institucional.
Habrá consultado Boto con sus socios convergentes el hecho de dejar plantado a todo un consejero de la Generalitat?
No recuerdo ningún precedente y mucho me temo que varios factores han podido influir en este hecho, que alguien puede llegar a considerar desproporcionado. Un primer elemento a tener en cuenta es que a nadie se le escapa que estamos en plena campaña electoral. Una campaña que nos traerá a unas elecciones generales el cercano 26 de junio con nefastas perspectivas para el partido del alcalde, que todo parece indicar que pasará a ser la tercera fuerza a nivel estatal. Hay que marcar perfil, pues. Un segundo elemento es que Boto puede haber pensado que con este gesto puede ganarse algunas simpatías al sí de los movimientos sociales que trabajan para mejorar la sanidad pública en Mataró y el Maresme, especialmente activo y reivindicativo en los últimos tiempos. Ahora, si bien quizás alguien aplaudirá el gesto, que nadie se piense que los activistas dejarán de movilizarse contra el propio alcalde si en algún momento consideran que realiza una mala gestión en el ámbito de la sanidad pública.
Un hecho muy importante a tener en cuenta es que el gobierno municipal lo forman regidores del PSC, de CDC y un ex militando de Unión. Y recordamos que CDC forma parte de Juntos Por el Sí, la coalición que en estos momentos ocupa la Generalitat y de la cual forma parte el consejero Comín, quién fue militante del PSC y forma parte de aquel nutrido grupo de ex socialistas que decidieron bajar del barco y buscar un mejor futuro (político y ¿profesional?) con la excusa del proceso independentista. La pregunta del millón es: habrá consultado Boto con sus socios convergentes el hecho de dejar plantado a todo un consejero de la Generalitat? Se trata de una nueva contradicción entre socios de un mismo gobierno municipal? Qué pensará al respeto en Quim Fernàndez, ninguno del grupo municipal de CiU y primer teniente de alcalde, y sus compañeros y compañeras de partido?