Qué es aquella demasiada que se mueve al horizonte? Avanza viscosamente por las curvas de la Barcelona vieja. Se deforma, se ensancha, se estrecha... se adapta a las estrecheces de cada calle. Es la ameba mediática! Y viene a repartir felicidad. Su núcleo tiene cabello blanco y bigote de cepillo. Es el portador del ADN. Allá donde se dirige, arrastra pesadamente el cuerpo. Una confusión de cámaras, flashes, micros, globos de colores, carteles y caretas clónicas del núcleo.
La ameba lo arrasa todo a su paso. Deja un rastro de babosa formada de enganxines, folletons y papeletas de voto. Fagocita todos los ciudadanos que encuentra: tenderos, jóvenes apresurados, madres con criaturas, inmigrantes enfeinats, yayas que vuelven de la compra... Irrumpe bruscamente en su cotidianidad, los atrapa en una demasiada gelatinosa, los para. "Qué manera de hacer... el mariposa!" "¡La que están liando!" "Votáis el PP, hombre!" Son algunos de los comentarios que provoca.
La ameba, pero, es incapaz de absorvir los elementos más grandes. Coches, motos y carretillas quedan bloqueados por el tapón. En la calle Elisabets, se llega a formar una cola de nuevo vehículos. Un poquito más, y llegaría a la Rambla. Y de la Rambla, a la calle Pelai. Y de Pelai, en plaza Universidad. Y de Universidad, a Gran Vía. Por poco, la ameba no consigue hacerse agujero a la información del tránsito!
Porque para sobrevivir, el núcleo necesita los medios. Y busca siempre la mejor imagen: en una guardería, empaitant comerciantes, niños y abuelos. El punto álgido es la invasión de la Boqueria. En un instante, la ameba es capaz de paralizar la rutina del mercado. Si puede ser, pero, que no llegue al fondo de todo: están rodando una pel·li. El núcleo no aspira a tanto. El salto en el cine sería una opción demasiada... americana.
La ameba ha hecho muy bien su trabajo. Pero dudo que haya repartido mucho felicidad.
La ameba lo arrasa todo a su paso. Deja un rastro de babosa formada de enganxines, folletons y papeletas de voto. Fagocita todos los ciudadanos que encuentra: tenderos, jóvenes apresurados, madres con criaturas, inmigrantes enfeinats, yayas que vuelven de la compra... Irrumpe bruscamente en su cotidianidad, los atrapa en una demasiada gelatinosa, los para. "Qué manera de hacer... el mariposa!" "¡La que están liando!" "Votáis el PP, hombre!" Son algunos de los comentarios que provoca.
La ameba, pero, es incapaz de absorvir los elementos más grandes. Coches, motos y carretillas quedan bloqueados por el tapón. En la calle Elisabets, se llega a formar una cola de nuevo vehículos. Un poquito más, y llegaría a la Rambla. Y de la Rambla, a la calle Pelai. Y de Pelai, en plaza Universidad. Y de Universidad, a Gran Vía. Por poco, la ameba no consigue hacerse agujero a la información del tránsito!
Porque para sobrevivir, el núcleo necesita los medios. Y busca siempre la mejor imagen: en una guardería, empaitant comerciantes, niños y abuelos. El punto álgido es la invasión de la Boqueria. En un instante, la ameba es capaz de paralizar la rutina del mercado. Si puede ser, pero, que no llegue al fondo de todo: están rodando una pel·li. El núcleo no aspira a tanto. El salto en el cine sería una opción demasiada... americana.
La ameba ha hecho muy bien su trabajo. Pero dudo que haya repartido mucho felicidad.