El futuro CE Mataró-Escuela de Fútbol es la rendija de luz real que se trae esperando desde hace años. El club sobrevive en su centenario, y esta es la mejor noticia por una entidad que trae un año y medio sin presidente visible, un más bajo la gran mentira Lluís Sardà y alguno que otra de bajada que parecía no tener freno. Entre deudas escandalosas, intérpretes de Julio Iglesias, proyectos televisivos y mucha oscuridad a medio plazo aparecieron dos nombres: Jordi Pino y Marcial Serrano. Sin ellos no se entendería que a día de hoy el Mataró tenga equipos de base, compita a la máxima categoría juvenil y siga con un primer equipo en el fútbol catalán. Dos hombres de fútbol que apostaron por el club y que, trabajando mica en mica y sin prometidas imposibles, han trazado un nuevo rumbo por un club centenario. La elección de Albert Gibert, hombre tranquilo y del mundo del fútbol que además conoce la casa, como nuevo presidente del CE Mataró-Escuela de Fútbol es otro de los aciertos de Pino y Marcial, que consiguen deshacerse de deudas imposibles y mantener escudo, colores, categorías, historia. Es, en definitiva, una buena noticia por tres factores. El nombre evoca a la importancia de la base dentro del proyecto; segundo, porque se podrá actuar como un club normal sin losas del pasado; y tercero, porque al frente hay gente del mundo del fútbol. Además, no renuncian a competir para volver el primer equipo a las categorías que merece la entidad. El mejor de todo es que todo esto viene de gente que sabe el que se hace.
