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Redacció

El cronista

“Perdona. Te importaría no fumar?” Es una pregunta que formulo a menudo, a riesgo de caer antipático. Ayer, al mitin de Santa Coloma de Gramenet, la va entomar a disgusto mi compañero de mesa. “Estos periodistas de hoy...” Pero enseguida se presentó, con una educación exquisita. Hosti, tú, por la cara no lo había conocido: era un cronista de un gran diario. De aquellos que hacen contracròniques de verdad, que te cae la baba de leerlas! Pues mira: puesto que estamos –me llamo–, aplicaremos el método científico. Observación. Él observa el que pasa al suyo cercando... y yo, con el rabillo del ojo, lo observo a él.

Se levanta de la silla, sondea el entorno, cuenta el número de asistentes ("729"... como carai se lo ha hecho?!) y despliega una libreta de bolsillo de páginas cuadriculadas. Con una caligrafía pulcra, de letras esbeltas y decantadas a la derecha, anota palabras y frases esparses. No oso plantar la nariz encima (soy un espía de baja intensidad). "Empiezan tarde!", masculla. Lo informo que es la puntualidad habitual. "Me joderán la primera edición en alto!" Vaya.

Superado el cuarto temprano de rigor, empieza el show. Y todavía no ha pasado media hora, que de repente el cronista exclama: "Ya me ha dado el titular!". Qué dices, ahora? Y yo badant! Entonces me doy cuenta que Manuela, Manuela de Madre, está pletòrica sobre el escenario. Dice que "entre Mas y Maragall, no hay color... ni olor", que "Mas se menos" y que "Cataluña puede aspirar además, que no a Mas". Yo me pregunto: el cronista imaginará la réplica del consejero en cabeza? Tipo "En Pasqual creo que nos quiere mal" o "Si gobierna en Maragall, nos espera un guirigay"...

Pero horas de ahora, ya actúa en Moncho. Un playback escandaloso. Al "Palabras, palabras, palabras" hace dúo con una Muñeca incorpòria. Está claro, como que es convergente... Puede ser que al mitin de CiU, en este mismo momento, cante ella con un Moncho etéreo? Al cronista se lo habrá pasado por la cabeza?

Cuando en Maragall empieza, el cronista ya tiene a pitillo a los labios. No se ha podido estar. Yo me preparo para el peor: fuma negro! Pero de golpe, sin decir ni asno ni bestia, el cronista se levanta y desaparece en dirección a la puerta. Se quedará sin escuchar el final por culpa mía? Me estará maldiciendo los huesos? O es que el que no le interesa del mitin de Maragall... es el mismo Maragall? Ostras, no puedo esperar a leer su artículo!

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