El Festival Shakespeare se planta en Barcelona y con la complicidad de la productora La Perla 29. Mataró ha perdido una oportunidad. Una oportunidad cultural, de promoción de ciudad y una oportunidad para convertir Mataró en la pata norte de Barcelona, como el alcalde Mora le gusta decir.
No era una oportunidad fácil, es cierto. El Festival Shakespeare necesitaba de una revisión a fondo y encontrar soluciones para reducir el gasto, incrementar la financiación, mejorar la comunicación y ganar más público.
En vez de hacer este trabajo de pura gestión, el gobierno tomó la decisión de suprimir el festival días antes de su inicio. Una decisión política, tomada de manera unilateral, sin informar y echando por el derecho. Por decreto. Con uno "ordeno y mando" que buscaba mostrar un golpe de autoridad política del nuevo gobierno para dejar muy claro a todo el mundo que "ya somos aquí, ahora mandamos nosotros".
Fue una decisión legítima ( quién gobierna, gobierna) pero desacertada y mal argumentada. Mal argumentada porque se explicó que la supresión respondía a cuestiones económicas y al déficit ( recordamos que la aportación del Ayuntamiento era de 83.000 euros) pero el IMAC cerraba en 2011 con un remanente de tesorería positivo ( exactamente, 232.407,03 euros). Caram, caram...
Y fue una decisión desacertada por muchos motivos: porque fue una decisión pensante en intereses de partido de corto voladizo y no pensante en la ciudad con una visión estratégica; fue desacertada porque no resolvió los problemas del Festival y creó muchos problemas a mucha gente que se dejó querencia ("son artistas, ya se espabilarán" quizás pensó alguien...); y, finalmente, desacertada por los resultados que hoy recogemos de esta grande "sembrada": el Festival Shakespeare en Barcelona.
Lástima porque se podía haber evitado y hoy podríamos tener el festival en Mataró y a la productora La Perla 29 con un pie en la ciudad. Y el público de todo Cataluña atento y con ganas.
Esta pequeña historia tiene un final todavía más esperpéntico. Hace unos meses, el alcalde de Mataró y el de Barcelona firmaban ( con toda la pompa ) un convenio para unir esfuerzos en promoción económica y en promoción cultural... Empezamos bien! A la primera de cambio Barcelona se queda con una cosa de Mataró! había una cláusula secreta? Sea como fuere, el Festival Shakespeare en Barcelona. Una oportunidad perdida por Mataró.
No era una oportunidad fácil, es cierto. El Festival Shakespeare necesitaba de una revisión a fondo y encontrar soluciones para reducir el gasto, incrementar la financiación, mejorar la comunicación y ganar más público.
En vez de hacer este trabajo de pura gestión, el gobierno tomó la decisión de suprimir el festival días antes de su inicio. Una decisión política, tomada de manera unilateral, sin informar y echando por el derecho. Por decreto. Con uno "ordeno y mando" que buscaba mostrar un golpe de autoridad política del nuevo gobierno para dejar muy claro a todo el mundo que "ya somos aquí, ahora mandamos nosotros".
Fue una decisión legítima ( quién gobierna, gobierna) pero desacertada y mal argumentada. Mal argumentada porque se explicó que la supresión respondía a cuestiones económicas y al déficit ( recordamos que la aportación del Ayuntamiento era de 83.000 euros) pero el IMAC cerraba en 2011 con un remanente de tesorería positivo ( exactamente, 232.407,03 euros). Caram, caram...
Y fue una decisión desacertada por muchos motivos: porque fue una decisión pensante en intereses de partido de corto voladizo y no pensante en la ciudad con una visión estratégica; fue desacertada porque no resolvió los problemas del Festival y creó muchos problemas a mucha gente que se dejó querencia ("son artistas, ya se espabilarán" quizás pensó alguien...); y, finalmente, desacertada por los resultados que hoy recogemos de esta grande "sembrada": el Festival Shakespeare en Barcelona.
Lástima porque se podía haber evitado y hoy podríamos tener el festival en Mataró y a la productora La Perla 29 con un pie en la ciudad. Y el público de todo Cataluña atento y con ganas.
Esta pequeña historia tiene un final todavía más esperpéntico. Hace unos meses, el alcalde de Mataró y el de Barcelona firmaban ( con toda la pompa ) un convenio para unir esfuerzos en promoción económica y en promoción cultural... Empezamos bien! A la primera de cambio Barcelona se queda con una cosa de Mataró! había una cláusula secreta? Sea como fuere, el Festival Shakespeare en Barcelona. Una oportunidad perdida por Mataró.