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S.F.

'El Satorras s’ha transformado al mismo ritmo que el país'

El centro celebra 50 años con el objetivo de cohesionar la sociedad y mejorar el rendimiento académico

50 años escritos a ritmo de cambios políticos, sociales y académicos. "El Satorras se ha transformado al mismo ritmo que el país". Pep Isla, ex-alumno del centro, director durante 16 años y actual profesor de historia y geografía, explica como el instituto ya tenía sacados diferenciales en sesenta: "entré el 66, procedente de un col·egi religioso, y el cambio era radical". "El nivel del profesorado, el trato personal y el día a día respiraba libertado, a pesar de estar en el franquismo", añade. Este curso el centro celebra el medio siglo de vida después de haber pasado los momentos más importantes de la historia reciente del país. Como profesor, los últimos 28 años han sido un cambio continuo, puesto que "desde el curso 80-81 hasta ahora hemos sido inmersos en cambios estructurales de dependencias, las transferencias de competencias a la generalidad, el paso a estudiar en catalán..". En este sentido, la actual directora del centro Fina Bruil, añade que "el Satorras ha cambiado igual que la sociedad" y destaca el papel como primer centro público de la comarca: "abrimos las puertas a personas que no podrían haber accedido nunca en la educación por los precios de la escuela religiosa".

Por la directora, el centro se encuentra en un momento importante, puesto que hay "una llegada de recién llegados considerable que se tienen que acoger y se tienen que sentir buenos catalanes". "Si no los acogemos el mejor posible, esto lo acabaremos pagando de aquí a pocos años". Bruil valora positivamente espacios como las aulas de acogida, puesto que se trata de un sistema que al Satorras "ha funcionado" gracias a pasar "horas con todo el mundo donde pueden hacer amigos". "No sé como irán los espacios de bienvenida si pasan todo el tiempo sin contacto con los otros compañeros" añade.

Los objetivos actuales de la escuela pasan para "mejorar la cohesión social" y "el rendimiento académico". "Es cierto que el nivel ha bajado, pero no se tiene que ser derrotistas puesto que se hace el que se puede", añade Bruil. La directora aporta un dato importante: "los hijos de padres con buen nivel académico sacan mejores resultados, y esto es así porque cuando no se quiere o no se pueden inculcar valores educativos, los alumnos no están motivados para aprender". Por Bruil, los adolescentes "tienen muchos estímulos de fuera" que junto "la carencia de hábitos" y de "valores como el esfuerzo y el trabajo", forman un cóctel difícil de superar. "Costa hacer entender que formarse es un futuro, y la escuela sola no puede conseguirlo". Por eso, Bruil apuesta también por los Ciclos Formativos, puesto que "enganchan a mucha gente por su práctica y son una buena salida". "A pesar de los padres, que lo siguen viendo como una cosa de segunda cuando esto no es así", añade Bruil, que lamenta "el nivel de chicos y chicas que no se sacan ni la ESO, indispensable por cualquier trabajo" y que "piensan que trabajando de cualquier cosa tienen bastante".

Cincuenta años de anécdotas
Roser Trilla, ex-alumno del centro y actual profesora de catalán, recuerda los tres años que pasó a la sección delegada del Satorras, del 1972 al 1975. "Vivimos el asesinato de Puig Antich e intentamos hacer una huelga contra la pena de muerto para hacernos sentir", afirma. Trilla explica que "Era una época de cambios por el final del franquismo, y recuerdo especialmente cuando hice una noticia sobre un pronunciamiento al Ayuntamiento de Barcelona a favor del catalán a las escuelas cuando Franco todavía era vivo". En este sentido, la actual profesora recuerda como el profesor Eduard Sierra lo obligaba a hacer los exámenes en catalán: "Sabía que estaba cursando un título de catalán. Primero me lo tomé mal porque tenía que traducir, pero con el tiempo ves que era todo un detalle para potenciar la enseñanza en nuestro idioma". Trilla, que entró en los años ochenta como profesora de catalán al Satorras, destaca del centro que "siempre ha intentado ir un paso por delante, ser el primero de la comarca ha hecho que el Instituto tenga la necesidad de ser pioneros en cada reforma".

Trilla recuerda nombres de profesores como Javier Ordanibia, Lola Blanco, Antònia Orozco, Rosa Llupart o la cabeza de estudios de la sección delegada, el padre Marsal, entre otros, sobre todo por la "diversidad de sensibilidades" políticas que se congeniaban en la escuela. En este mismo sentido, Pep Isla explica que la llegada del catalán a las escuelas tuvo un recibimiento diferente por parte de los maestros del centro, puesto que " jhi había una parte del profesorado muy reticente junto a un grupo de alumnos que tampoco quería". "Tuvimos que 'cuadrarnos', puesto que la ley era así y se tenía que cumplir", añade.

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