Los alumnos, las familias y la comunidad educativa de la escuela Angeleta Ferrer han vivido unos días de trasbals absoluto. La detección de aluminosi en el edificio durante una inspección de los servicios técnicos municipales obligó a cerrar urgentemente el centro, de un día por el otro, e improvisar el traslado del alumnado al edificio de la escuela Torre Llauder. Hay que celebrar la rapidez de la actuación para garantizar la seguridad de los niños y el profesorado, pero a la vez hay que preguntarse cómo es que esta patología, que podría provocar el colapso del edificio, no se ha detectado mucho antes. Muchas madres y padres se han cuestionado, con toda la razón del mundo, si la seguridad de sus hijos no ha estado en peligro durante los últimos años debido a esta deficiencia. La situación de precariedad de la Escuela Angeleta Ferrer ni mucho menos es nueva. La comunidad educativa ha pedido insistentemente la construcción de una nueva sede ante las carencias que sufría el edificio de Plaza de Cuba. Sin ir más lejos, un informe de los Bomberos, firmado el 2008, ya ponía de manifiesto que el centro sufría varias carencias en materia de seguridad. Y hace unos meses el techo del aula del laboratorio se hundió. El proyecto para construir la nueva sede, al sector Lepanto-Churruca, se ha ido demorando en el tiempo por problemas técnicos y presupuestarios. De repente se ha convertido en un proyecto urgente y prioritario. Ahora que todo son prisas, pero, las arcas públicas se encuentran más vacías que nunca. Servicios Territoriales ya ha dicho que en menos de tres años no se podrá construir la escuela nueva. Esta es la previsión más optimista, pero la clave estará en la disponibilidad presupuestaria y en la predisposición del departamento de Enseñanza, que tiene mil proyectos pendientes en todo el territorio catalán. Habrá que ver si el Ayuntamiento tiene suficiente fuerza para combatir estos elementos para garantizar que se mantenga la oferta de escuela pública al centro de la ciudad y que el proyecto educativo del Angeleta Ferrer tenga continuidad en una sede propia.