Punto y final a una historia de siete años. El CE Mataró consuma con su descenso a la Primera Catalana un ciclo iniciado por Paco Gonzalo como presidente que se ha saldado con dos descensos y una deuda multiplicada año tras año. La entidad todavía puede dar gracias que, si no ha asustada de última hora, se mantenga viva. Las ilusiones de construir un CE Mataró histórico y relevando en el fútbol catalán han degenerado en una retahíla de temporadas donde el más y más', económicamente hablando, parecía la única vía. Después llega lo Premió y con nada y menos, a nivel económico y de plantilla, se queda a un paso de jugar la promoción de ascenso.
Se podría repasar los motivos de este descenso, que venden de muy lejos. Proyectos a golpe de talonario (generalmente sin fondo), de la nula capacidad de explotación del equipo dentro de una ciudad con 120.000 habitantes, de creer en el totxo como gallina de los huevos de oro y de hacer correr una fina cortina para negar cualquier de los errores cometidos. El CE Mataró ha ido muriendo lentamente, y la estabilidad de la entidad no puede depender de un gol (el que faltó ante el águila en 2005). La pelota no entra por azar, y justificar los males del equipo en el azar es de mal pagador.
Toca empezar de cero. Y empezar de cero significa dejar atrás fantasmas del pasado. Paco Gonzalo se ha retirado del día a día, cansado y golpeado por el monstruo del fútbol, donde vio una oportunidad y donde casi ha perdido la salud. Encara suerte que ha salido. Otros, como Jaume Creixell, se resisten a pasar página. Ahora toca que, si no quiere marchar después de su fracaso, le hagan pasar. Gracias por todo. Y adiós. Se ofreció a luchar para ascender a Tercera el próximo año. El proyecto Sardà, si es proyecto de verdad, no puede contar con él como entrenador.
El técnico demostrado este año su desconfianza con la gente de la casa. Han llegado jugadores de fuera de dos en dos a pesar de la prometida de no hacer volar palomos. Tal como han venido, han marchado. Mataronins haciendo goles con el Blandas (salvado con seis puntos más que el CE Mataró) y los amarillo-y-negros meando sangre para perforar las porterías visitantes. Confiar en la cantera no es echar de Oriol y Peco cuando no se tiene nada más, sino ligar los cinco jugadores del juvenil con los que se contaba en un principio y que habrían estado hasta el final. Cómo Ramon, Imanol, Víctor Duran, Kiku, Sauras o Marc Esteban.
Creixell ha perdido el crédito que tenía dando la espalda a sus jugadores. Negándolos el apoyo cuando se rebajó el sueldo un 20%. Volviéndolos a negar cuando se anunció que no cobrarían más y montando una plantada que al día siguiente deshizo acusando los jugadores de ser ellos los ideólogos (cuando salió de viva ve el propio técnico a anunciarlo). Esto, sumado a los espectáculos en ruedas de prensa y a los rifirrafes que coge de tanto con tanto con los forofos, lo dejan bastante apartado del proyecto Sardà que quiere regenerar la entidad.
Domingo volvió a recordar que él marchó del Santo Andreu (donde no lo quieren ver ni en pintura) dejando el equipo con 29 puntos, y que el problema fue que en la segunda vuelta se hicieron sólo 14 puntos. El que siempre, siempre, se olvida de explicar Creixell, es que dejó el Santo Andreu, un equipo hecho para subir, a seis puntos del ascenso pero a cinco del descenso. Y marchó de secretario técnico después de haber conseguido cuatro de los últimos 24 puntos que había disputado. Esto sin contar que la elección del entrenador que hizo 14 puntos también fue responsabilidad suya.
Los números son sensiblemente diferentes visto así. Creixell, el hombre que abandonó el CE Mataró el 2005 porque la salud no le permitía entrenar más y a la semana siguiente firmaba como secretario técnico del Santo Andreu, donde meses después volvía a hacer de entrenador, tiene que cerrar ya su relación con el CE Mataró. Como parte responsable, no única, de la situación del equipo, toca asumirlo. La historia ya lo recordará por sus éxitos en la capital del Maresme. Siempre y cuando no se escarrassi a empeorarlo más.
Se entra ahora en un periodo incierto. Después de palabras, es la hora de ver los hechos de Lluís Sardà. Pagar a los jugadores, afrontar el juicio con el equipo de la temporada pasada y empezar a mostrar las cartas: director deportivo, primer equipo, junta directiva. Con el calor de la competición se ha podido demorar el anuncio, pero ahora mismo sólo queda saber quién se encargará de volver a Tercera y recuperar un fútbol base malogrado por los acontecimientos de esta temporada. Hasta que no se conozca sobre el papel las ideas de Sardà, el club seguirá inmerso en una situación de parálisis. Situación que se empezará a desencallar esta misma semana. Hacia bien o hacia mal.
Sólo resta dar las gracias a los jugadores para luchar hasta el final. A los de la casa para defender el que es suyo y dar el punto romántico a una categoría cada vez más gris. Y los de fuera, mención especial a jugadores como May, Salvanyà, Enric, Mechi, (presentes desde la primera jornada), para seguir defendiendo el color amarillo-y-negro cuando podían escapar. Con bajas, lesiones, sin ni un euro y a contracorriente. Descendidos. Pero los jugadores, sólo ellos, pueden estar con la cabeza muy alta.
Se podría repasar los motivos de este descenso, que venden de muy lejos. Proyectos a golpe de talonario (generalmente sin fondo), de la nula capacidad de explotación del equipo dentro de una ciudad con 120.000 habitantes, de creer en el totxo como gallina de los huevos de oro y de hacer correr una fina cortina para negar cualquier de los errores cometidos. El CE Mataró ha ido muriendo lentamente, y la estabilidad de la entidad no puede depender de un gol (el que faltó ante el águila en 2005). La pelota no entra por azar, y justificar los males del equipo en el azar es de mal pagador.
Toca empezar de cero. Y empezar de cero significa dejar atrás fantasmas del pasado. Paco Gonzalo se ha retirado del día a día, cansado y golpeado por el monstruo del fútbol, donde vio una oportunidad y donde casi ha perdido la salud. Encara suerte que ha salido. Otros, como Jaume Creixell, se resisten a pasar página. Ahora toca que, si no quiere marchar después de su fracaso, le hagan pasar. Gracias por todo. Y adiós. Se ofreció a luchar para ascender a Tercera el próximo año. El proyecto Sardà, si es proyecto de verdad, no puede contar con él como entrenador.
El técnico demostrado este año su desconfianza con la gente de la casa. Han llegado jugadores de fuera de dos en dos a pesar de la prometida de no hacer volar palomos. Tal como han venido, han marchado. Mataronins haciendo goles con el Blandas (salvado con seis puntos más que el CE Mataró) y los amarillo-y-negros meando sangre para perforar las porterías visitantes. Confiar en la cantera no es echar de Oriol y Peco cuando no se tiene nada más, sino ligar los cinco jugadores del juvenil con los que se contaba en un principio y que habrían estado hasta el final. Cómo Ramon, Imanol, Víctor Duran, Kiku, Sauras o Marc Esteban.
Creixell ha perdido el crédito que tenía dando la espalda a sus jugadores. Negándolos el apoyo cuando se rebajó el sueldo un 20%. Volviéndolos a negar cuando se anunció que no cobrarían más y montando una plantada que al día siguiente deshizo acusando los jugadores de ser ellos los ideólogos (cuando salió de viva ve el propio técnico a anunciarlo). Esto, sumado a los espectáculos en ruedas de prensa y a los rifirrafes que coge de tanto con tanto con los forofos, lo dejan bastante apartado del proyecto Sardà que quiere regenerar la entidad.
Domingo volvió a recordar que él marchó del Santo Andreu (donde no lo quieren ver ni en pintura) dejando el equipo con 29 puntos, y que el problema fue que en la segunda vuelta se hicieron sólo 14 puntos. El que siempre, siempre, se olvida de explicar Creixell, es que dejó el Santo Andreu, un equipo hecho para subir, a seis puntos del ascenso pero a cinco del descenso. Y marchó de secretario técnico después de haber conseguido cuatro de los últimos 24 puntos que había disputado. Esto sin contar que la elección del entrenador que hizo 14 puntos también fue responsabilidad suya.
Los números son sensiblemente diferentes visto así. Creixell, el hombre que abandonó el CE Mataró el 2005 porque la salud no le permitía entrenar más y a la semana siguiente firmaba como secretario técnico del Santo Andreu, donde meses después volvía a hacer de entrenador, tiene que cerrar ya su relación con el CE Mataró. Como parte responsable, no única, de la situación del equipo, toca asumirlo. La historia ya lo recordará por sus éxitos en la capital del Maresme. Siempre y cuando no se escarrassi a empeorarlo más.
Se entra ahora en un periodo incierto. Después de palabras, es la hora de ver los hechos de Lluís Sardà. Pagar a los jugadores, afrontar el juicio con el equipo de la temporada pasada y empezar a mostrar las cartas: director deportivo, primer equipo, junta directiva. Con el calor de la competición se ha podido demorar el anuncio, pero ahora mismo sólo queda saber quién se encargará de volver a Tercera y recuperar un fútbol base malogrado por los acontecimientos de esta temporada. Hasta que no se conozca sobre el papel las ideas de Sardà, el club seguirá inmerso en una situación de parálisis. Situación que se empezará a desencallar esta misma semana. Hacia bien o hacia mal.
Sólo resta dar las gracias a los jugadores para luchar hasta el final. A los de la casa para defender el que es suyo y dar el punto romántico a una categoría cada vez más gris. Y los de fuera, mención especial a jugadores como May, Salvanyà, Enric, Mechi, (presentes desde la primera jornada), para seguir defendiendo el color amarillo-y-negro cuando podían escapar. Con bajas, lesiones, sin ni un euro y a contracorriente. Descendidos. Pero los jugadores, sólo ellos, pueden estar con la cabeza muy alta.