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Empiezan a derrocar l’edificio abandonado de Cristalerías de Mataró

El edificio, abandonado desde hace años, tiene uralita y ha sufrido varios actos de desguace ilegal y robo de materiales de construcción

El edificio de Cristalerías de Mataró, al polígono industrial de Mata Rocafonda, está siendo derrocado desde el 30 de abril pasado. Una tarea especialmente delicada, puesto que requiere el desmontaje de las placas de fibrocemento de amianto (uralita) de los techos del viejo edificio. Debido a su estado de abandono, en los últimos años la antigua nave industrial ha servido de hogar improvisado para varios 'sin techo' y también a traperos que han ido extrayendo todo el material de valor. El Ayuntamiento ha hecho de mitjancer entre el propietario de Cristalerías y una emprendida constructora para promover este escombro.

La regidora de obras, Núria Calpe, ha explicado este jueves que debido a que los edificios de las Cristalerías eran objeto "de expolios constantes", buscaron una manera de solucionar el problema. Se pusieron en contacto con el que era presidente de la cooperativa, que los redirigió al interventor judicial encargado de aquel espacio, puesto que Cristalerías entraron hace tres años en concurso de acreedores. "Le presentamos una empresa que estaba dispuesta a asumir el coste del escombro a cambio de quedarse con los materiales que pudiera extraer, hemos hecho de mediadores", explica Calpe, que añade: "dado que el Ayuntamiento ya había requerido el escombro, esto ha servido de licencia para la empresa".

Durante el pasado fin de semana, la Policía Local desalojó las personas que estaban extrayendo material de la fábrica. A partir de lunes, empezaron las tareas de escombro, que lleva a cabo la empresa Vialser SANO después de haber llegado a un acuerdo con el administrador judicial. Con el derribo, se quiere evitar el acceso incontrolado de personas en el interior del edificio que se ha ido produciendo en los últimos meses, por el peligro que esto puede suponer para su integridad física. Además, el mal estado de la edificación podía suponer un peligro para aquellos que manipularan descontroladament la uralita del techo.