A punto de cumplir los cincuenta años, Antonia Pérez vio como se quedaba sin trabajo. La necesidad de salir adelante la trajo a dejar de banda su trabajo de administrativa y comenzar una nueva etapa como emprendedora abriendo un pequeño negocio de pizzas artesanales para llevar en Argentona. El suyo es un caso de osadía y perseverancia y, cerca de dos años después de iniciar su aventura, es también un ejemplo de éxito empresarial.
Cuando Antònia vio que no sería fácil encontrar otro trabajo de administrativa fue a pedir consejo al IMPEM. Allá la animaron a crear su propia empresa. "Valoré diferentes opciones, y cómo que me gustaba la cocina miré que podía hacer", explica Pérez, que pronto tuvo la idea de abrir una pizzería. Tenía el proyecto a la cabeza, pero le faltaba la identidad propia. "Al IMPEM nos dijeron que nuestra empresa tenía que tener una identidad, se me acudió que haría pizzas artesanas para llevar", explica. Para aprender, durante un tiempo estuvo col•laborant con pizzerías de Mataró y Caldes de Estrac, y asistió a diferentes seminarios hasta que consiguió perfeccionar su técnica.
Con el Plan de empresa definido y el oficio aprendido, fue el momento de buscar financiación. Antònia capitalizó el paro "pero no me llegaba por todo", y a las entidades de ahorros convencionales no le daban ningún crédito. Entonces fue cuando se dirigió al Ministerio de Igualdad, que la ayudaron otorgándole un certificado de viabilidad para poder acceder a un microcrédito de Microbank. Gracias al microcrédito pudo conseguir la maquinaria necesaria para abrir su negocio, Pizzas Burriach, situado en la calle Santo Jaume de Argentona, donde ofrece pizzas artesanas hechos con las mejores materias primeras y una treintena de gustos diferentes.
Los primeros seis meses, como los de cualquier negocio, fueron duros, pero pasado más de un año, Pérez se muestra más que satisfecha por el buen recibimiento que su negocio ha tenido entre los argentonins. Valora, sobre todo, el resultado del esfuerzo hecho: "fue un reto aprender, pero esto también motiva", explica, aconsejando a todo el mundo que quiera abrir su negocio que el más importante es "está muy informado y muy preparado".
Cuando Antònia vio que no sería fácil encontrar otro trabajo de administrativa fue a pedir consejo al IMPEM. Allá la animaron a crear su propia empresa. "Valoré diferentes opciones, y cómo que me gustaba la cocina miré que podía hacer", explica Pérez, que pronto tuvo la idea de abrir una pizzería. Tenía el proyecto a la cabeza, pero le faltaba la identidad propia. "Al IMPEM nos dijeron que nuestra empresa tenía que tener una identidad, se me acudió que haría pizzas artesanas para llevar", explica. Para aprender, durante un tiempo estuvo col•laborant con pizzerías de Mataró y Caldes de Estrac, y asistió a diferentes seminarios hasta que consiguió perfeccionar su técnica.
Con el Plan de empresa definido y el oficio aprendido, fue el momento de buscar financiación. Antònia capitalizó el paro "pero no me llegaba por todo", y a las entidades de ahorros convencionales no le daban ningún crédito. Entonces fue cuando se dirigió al Ministerio de Igualdad, que la ayudaron otorgándole un certificado de viabilidad para poder acceder a un microcrédito de Microbank. Gracias al microcrédito pudo conseguir la maquinaria necesaria para abrir su negocio, Pizzas Burriach, situado en la calle Santo Jaume de Argentona, donde ofrece pizzas artesanas hechos con las mejores materias primeras y una treintena de gustos diferentes.
Los primeros seis meses, como los de cualquier negocio, fueron duros, pero pasado más de un año, Pérez se muestra más que satisfecha por el buen recibimiento que su negocio ha tenido entre los argentonins. Valora, sobre todo, el resultado del esfuerzo hecho: "fue un reto aprender, pero esto también motiva", explica, aconsejando a todo el mundo que quiera abrir su negocio que el más importante es "está muy informado y muy preparado".